José Sócrates se juega su continuidad en el Congreso
La pinza de la socialdemocracia portuguesa

El primer ministro de Portugal lleva hoy al parlamento su plan de ajuste. Aunque su partido no cuenta con mayoría, Sócrates ha anunciado que dimitirá si no se aprueba el Programa de Estabilidad y Crecimiento (PEC). Para ello espera contar con el apoyo del Partido Social Demócrata (PSD), del presidente Cavaco Silva.

23/03/11 · 16:32
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La crisis económica, política y social en la que está sumida Portugal vive esta tarde su penúltimo episodio. En las vísperas de la cumbre europea, el presidente José Sócrates, del PS, se plantea dimitir si no se aprueba un plan de ajuste que no cuenta con apoyo de la Confederación General de Trabajadores, sindicato mayoritario del país. La votación de esta tarde depende del PSD, habida cuenta de que los otros cuatro grupos reprsentados en el Parlamento ya han anunciado que no hay posibilidad de acuerdo.

Tras las elecciones presidenciales del 23 de Enero las políticas de austeridad impuestas por los mercados especulativos han quedado aún más garantizadas. El Presidente, Aníbal Cavaco Silva (Partido Social Demócrata), apoyado por la derecha parlamentaria ganó su segundo mandato con 53 % de los votos en las elecciones con menos participación desde el fin del régimen fascista (54% de abstención). El candidato ganador, en los días finales de campaña electoral argumentó que, en caso de que no obtuviera la victoria en la primera vuelta, las tasas de interés sobre la deuda del País subirían aún más. El candidato ha ganado en el primer turno y la tasa ha subido.

El Partido Socialista que aun mantiene el gobierno apoyó a otro candidato pero las propuestas políticas y económicas para confrontar la crisis son las mismas. La concepción hegemónica que configura el eje de la gobernación en Portugal (los partidos Social Demócrata, Socialista y el Popular) implican a los trabajadores como los principales contribuyentes para el pago de las deudas pública (del Estado) y privada (de los bancos fallidos pagada atreves del Estado). Dos propuestas que buscaban incluir en el esfuerzoa la burguesía financiera y los cargos de confianza de la administración fueron derogadas por el eje de la gobernación. La primera propuesta intentaba evitar que las grandes empresas distribuyeran los dividendos financieros de 2010 antes del fin del año como lo hicieron casi todas las empresas cuando supieron del incremento de los impuestos; la segunda propuesta buscaba imponer un límite salarial para los cargos de jefatura en las empresas e institutos públicos.

Mientras nuevas políticas de austeridad se suman a cada día los indicadores socio-económicos demuestran el atasco para donde camina el país. El carácter regresivo de la austeridad (denunciado por Paul Krugman y asumida por el think thank neoliberal del FMI) impone una visión recesiva de largo plazo donde no se vislumbra nada más que el incremento de la tasa de paro, la disminución del sueldo, el incremento de la precariedad en el empleo y la pérdida de derechos económicos y sociales garantizados en la constitución desde 1976.

La escasa legitimidad electoral del presidente es un señal da la constante y progresiva degradación de la representatividad del sistema político. Pero hay algunas novedades en este momento histórico: a los sectores de oposición tradicionalmente más combativos (como los sindicatos) se suman algunas iniciativas anticapitalistas (jornadas anticapitalistas en Lisboa en Marzo) y el movimiento de la “Geração à Rasca” (generación jodida) iniciado en facebook que llevó a cabo varias manifestaciones programadas para algunas de las capitales de distrito el 12 de Marzo.

Empieza a ser cada vez más difícil para los gobernantes y medios encuadrar a los protestos sociales como una maniobra política de la “extrema izquierda”, aunque no se cansen de hablar de la irresponsabilidad de aquellos que buscan garantizar cambios o derechos en la calle o no se inhiban de intentar identificar estés nuevos señales como predicados de los mismos de siempre (sindicatos, comunistas y extrema izquierda).

MÚSICA CONTRA EL RESCATE

También en el ámbito de la cultura popular surgieron algunas iniciativas emblemáticas y que provocaron reacciones de los comentadores instalados en los medios de masas: Deolinda, un grupo de musica popular ha lanzado una especie de himno irónico de la precariedad «que parva que eu sou»(qué tonta que soy); quizás aún más emblemática fue la victoria en el Festival de la Canción de un grupo musical-humorístico (Os Homens da Luta) que van a la Eurovisión cantar una canción con el sintomático nombre de «a luta é alegria»(La lucha es Alegría). Ese grupo ha operado un verdadero resurgimiento del festival como un acontecimiento mediáticamente relevante.

Las culturas de resistencia en la sociedad portuguesa estuvieron muy conectadas al canto intervencionista de las décadas de 1960 y 1970. La música de intervención -mayoritariamente por cantautores- ha logrado afirmarse en las difíciles circunstancias de la Dictadura. Ahora en un momento tan mediatizado, algunos grupos muy involucrados en la web y con exposición mediática lograron desde las culturas de masas recolocar en la orden del día algunas ideas hace mucho alejadas de la discursividad mediática. La música que revitalizó el agonizante «Festival da Canç_£o», «A Luta é Alegria», parte de los cánones estilizados de las luchas revolucionarias de los años 70 (el cantautor con bigotes, el obrero, el campesino, el estudiante) para, a partir de la caricatura, recuperar el patrimonio rebelde de la lucha social y de las conquistas que el pueblo ha logrado en la calle. Así, se ve a los comentaristas y periodistas de los grandes medios obligados a manosear conceptos y términos tan difíciles de encuadrar en su narrativa cotidiana.

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