ANÁLISIS: LA CUMBRE DE LISBOA SE CENTRA EN LA AMENAZA DE PAÍSES FUERA DE LA ÓRBITA DE EE UU
La OTAN se reinventa en Lisboa

Los mandatarios de la
Alianza han aprobado un
concepto estratégico que
ratifica su voluntad de
intervenir en cualquier
parte del planeta.

25/11/10 · 8:00
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Lisboa, cumbre de la OTAN 2010 / José Alfonso

La Cumbre de Lisboa ha culminado
la revisión del concepto
estratégico definido
en 1999. Esa revisión se hacía
necesaria porque la entrada de
los países del Este de Europa demandaba
nuevas prestaciones a la
Alianza. Al mismo tiempo, algunas
iniciativas, como la citada ampliación
y el proyecto de escudo antimisiles
de la administración Bush,
fueron interpretados por Rusia como
un gesto de enemistad. Por este
motivo, EE UU, alma mater de
la OTAN, no podía permitirse obstáculos
en su pretensión de convertir
a la organización en un agente
de intervención global.

Así, tras la cumbre de Estrasburgo
(2009), el recién elegido secretario
general de la OTAN, el
danés Anders Fogh Rasmussen,
encargó a un grupo de expertos
que elaboraran un documento base
para debatir el nuevo concepto
estratégico
. El texto presenta a la
OTAN como una organización de
defensa ante las nuevas amenazas
que pesan sobre la seguridad de
sus ciudadanos. Frente a ella, los
más variados peligros. Algunos,
como el terrorismo, punta de lanza
de la política posterior a los sucesos
del 11 de septiembre, siguen
presentes, pero pierden puntos en
el escalafón. Ahora se prioriza la
amenaza convencional, en especial
de los países que han desarrollado
sistemas de misiles balísticos, y la
proliferación de armas nucleares y
de destrucción masiva. Sigue presente
la necesidad de intervenir
para salvaguardar las vías de
transporte de productos energéticos,
y se incorporan otras disposiciones
sobre los cyberataques,
que “amenazan la prosperidad, la
seguridad y la estabilidad de la zona
euroatlántica”.

Operaciones de envergadura

Para responder a estas amenazas,
la OTAN no analiza las causas ni
reflexiona sobre su responsabilidad
en el origen de fenómenos como
el terrorismo o la nueva carrera
de armamentos. No en vano, en
torno al 60 % de las exportaciones
mundiales de armas entre 2005 y
2009 fueron realizadas por países
de la Alianza. Fiel a su espíritu, insiste
en la solución militar. La voluntad
de intervenir en cualquier
parte del mundo en defensa de sus
intereses económicos y políticos
les lleva a mantener la necesidad
de desarrollar “fuerzas convencionales
robustas, móviles y proyectables”
que le permitan mantener
simultáneamente varias operaciones
de gran envergadura.

El arma nuclear sale reforzada,
así como el mantenimiento de los
sistemas de misiles y antimisiles
, a
los que se destina una primera inversión
de 200 millones de euros.
Este montante, en un momento de
recorte de gasto público, evidencia
que la preparación de la guerra es
el primer recurso del capitalismo
para salir de una crisis provocada
por el propio sistema
.

Este discurso contrasta con el
papel marginal que le dedica el
documento a la prevención de los
conflictos. La OTAN se implicará
en prevenir una crisis o ayudar a
la reconstrucción tras un conflicto
“cuando sea posible y necesario”
y en colaboración “con otros
actores internacionales”. Incluso
en este apartado, el protagonismo
es para el brazo militar.

Necesidades humanas como la salud,
el medio ambiente o el agua,
así como las políticas de desarme,
son mencionadas vagamente.

Otro elemento fundamental es
la desaparición del “derecho de injerencia”
en territorios donde existan
violaciones de los derechos humanos.
Sólo se tendrá en cuenta
un conflicto fuera de las fronteras
OTAN cuando alimente “el extremismo,
el terrorismo o actividades
transnacionales ilícitas como el
tráfico de armas, de drogas o de
seres humanos”. Una muestra más
de que los derechos humanos no
fueron más que una tapadera de
espurios intereses.

Donde no llega la OTAN

La OTAN ha establecido relaciones
especiales con algunos Estados
no miembros de la Alianza.
De esta forma, puede proteger sus
intereses estratégicos o penetrar
en nuevos mercados sin necesidad
de vincularlos directamente a
sus políticas militares. No es de
extrañar que la nueva doctrina
busque ampliar los ámbitos de los
acuerdos, así como vincular a más
países con estos tratados.
Dos actores ocupan un lugar
fundamental. La Unión Europea,
“un partenaire único y esencial”
de Estados Unidos. No en vano,
se felicita “de la entrada en vigor
del Tratado de Lisboa, que ofrece
un marco para reforzar la capacidad
de la UE con el objeto de hacer
frente a los retos comunes de
seguridad”. Por otra parte, a Rusia
se le ofrece participación en el sistema
antimisiles y colaboración
en la lucha contra el terrorismo,
seguridad marítima y control de
armamentos.

En suma, un conjunto de políticas
que generarán un fuerte ascenso
del gasto militar, un incremento
de las intervenciones para defender
los intereses económicos del
Norte rico y un aumento de la inseguridad
(social, económica, política,
etc.) de las personas.

Artículos anteriores:

- [Portugal blinda la cumbre de la OTAN->12810]
- [Las acciones de desobediencia civil dejan 45 detenidos en Lisboa->12802]
- [Activistas europeos bloquean la Otan en Lisboa->12751]

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Lisboa, cumbre de la OTAN 2010 / José Alfonso
Lisboa, cumbre de la OTAN 2010 / José Alfonso
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