ENTREVISTA: ITZIAR RUIZ-GIMÉNEZ ARRIETA, PROFESORA DE RELACIONES INTERNACIONALES
“La intervención francesa en Ruanda apoyó la huida de los genocidas”

Doce años después,
vuelven a escucharse
voces que denuncian la
complicidad de Francia en
el genocidio de Ruanda,
donde murieron más de
800.000 personas.

04/01/07 · 0:00
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Foto: Scott Chacon

DIAGONAL: ¿Cuáles son los principales
hechos que apuntan a la
complicidad de Francia en el genocidio
ruandés?

ITZIAR RUIZ-GIMÉNEZ: La implicación
de Francia no se limita
exclusivamente al momento del
genocidio ni al apoyo económico y
militar, sino que es una prolongada
colaboración como aliado del
Gobierno ruandés que durante
muchos años discriminó a la minoría
tutsi, reprimió a la oposición
política y cometió gravísimas violaciones
de derechos humanos.
Cuando en 1993 se firman los
acuerdos de paz de Arusha, sectores
del Gobierno ruandés contrarios
a compartir el poder con los
tutsis ponen en marcha milicias
radicales y empiezan a producirse
matanzas de tutsis y también de
opositores hutus partidarios de los
acuerdos. Durante ese tiempo,
Francia no sólo no hizo nada por
evitar lo que se veía venir sino que
siguió apoyando a ese Gobierno
aun sabiendo que financiaba a las
milicias radicales. Cuando comienza
el proceso de genocidio, Francia
realiza una breve intervención militar
los días 7 y 8 de abril mediante la
cual evacúa al personal internacional,
pero también a unos 400 ruandeses
familiares de la élite genocida
en el poder, que son llevados a
París. En los meses siguientes, la actitud
francesa ante la ONU es apoyar
la posición belga de no intervención,
lo cual permitió la extensión
del genocidio desde la capital Kigali
al resto del país. Posteriormente, la
implicación francesa vuelve a ser
determinante cuando, en el verano
de 1994, decide intervenir militarmente
en el momento en que el
avance hacia Kigali de los tutsis del
Frente Patriótico Ruandés había
puesto en desbandada al Gobierno
hutu. Esa intervención francesa salvó
la vida de algunos tutsis pero, al
mismo tiempo, apoyó la huida de
los genocidas al este del Zaire.

D.: ¿Se siguieron enviando armas
desde Francia cuando ya era evidente
que se estaba produciendo un
genocidio?

I. R.: Que se preparaba un genocidio
era algo sabido de antemano.
En enero de 1994 llega un telegrama
a los gobiernos francés, belga y
estadounidense en el que un confidente
les revela el plan para eliminar
a la población de origen tutsi,
con las listas de los depósitos ocultos
de armas y las posibles víctimas.
Lo que sucedió es que los países occidentales,
tanto Francia como Estados
Unidos, prefirieron negar el
genocidio y aceptaron la tesis del
gobierno ruandés de que lo que estaba
ocurriendo era una vuelta a la
guerra civil. Pero además, el 7 de
abril, cuando se produce la primera
intervención militar francesa, se
descarga armamento y hay apoyo
de asesores militares. Esas armas
van a ir a parar a los genocidas.

D.: ¿Cuál fue la reacción internacional
ante el genocidio?

I. R.: Cuando se produjeron las
negociaciones en el Consejo de Seguridad
para ver qué se hacía frente
al genocidio, los países occidentales
no quisieron intervenir con
tropas por el impacto que había
producido la muerte de 18 soldados
americanos en Somalia dos semanas
antes. En esa medida, la participación
militar de cualquier otro
país dejaba en evidencia su falta de
voluntad política en un contexto en
el que el discurso de las intervenciones
humanitarias estaba en boca
de los políticos occidentales. Por
eso Bélgica, que era el más interesado
en la salida de las tropas que
tenía sobre el terreno, presionó para
que UNAMIR no tuviese más recursos
ni un mandato de impedir lo
que estaba ocurriendo.

D.: El enviado del Gobierno ruandés
ante el Tribunal Criminal
Internacional de la ONU para
Ruanda afirmó que Francia seguía
amparando a responsables
del genocidio...

I. R.: Ha habido informaciones de
que parte de la élite que cometió el
genocidio está residiendo en Francia.
En cualquier caso, donde más
se nota el apoyo de Francia a los responsables
del genocidio es en que,
mientras que países como Estados
Unidos, Bélgica o la propia ONU
han reconocido los errores cometidos
durante aquel período y han pedido
perdón al pueblo ruandés,
Francia no ha reconocido implicación
alguna en los hechos y se ha
negado a poner a disposición del
Tribunal Penal Internacional para
Ruanda información de sus servicios
secretos muy relevante para
evidenciar la intención de eliminar
a la etnia tutsi, así como documentos
donde probablemente aparecen
los nombres de los responsables directos
de esas órdenes.

D.: ¿Por qué se activan ahora procesos
judiciales tanto en Francia como
en Ruanda?

I. R.: Hay que diferenciar. Dentro
de Ruanda, no es que ahora se activen
procedimientos judiciales sino
que buena parte del sistema judicial
ruandés quedó colapsado durante
el genocidio y ha tardado bastante
tiempo en recuperarse, con muchísima
gente en la cárcel en condiciones
inhumanas esperando a ser juzgada.
Dado que el Tribunal Penal
Internacional ha juzgado a muy poca
gente, gran parte de la lucha contra
la impunidad del genocidio recae
en el sistema judicial ruandés.
En lo que respecta a Francia, probablemente
el inicio de los juicios viene
por los familiares de las víctimas
francesas que murieron en el atentado
contra el avión del presidente
Habyarimana, aunque es relevante
que se lleven a cabo en ausencia de
una investigación adecuada de la
implicación del propio Gobierno
francés. El problema es la utilización
política que de esos procesos
se pueda hacer por parte de unos
actores u otros, ya se trate del
Gobierno francés o del Gobierno
ruandés, que tampoco es inocente
en muchas de sus actuaciones.

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