LAS PIRUETAS DEL EJECUTIVO PARA NEGAR LAS EVIDENCIAS DE LA UTILIZACIÓN DE SUELO ESPAÑOL PARA OPERACIONES IRREG
La implicación española en los vuelos de la CIA

A pesar del cúmulo de pruebas existentes sobre
las numerosas escalas en 10 aeropuertos españoles
entre 2001 y fines de 2005 de aviones civiles
registrados por empresas fantasma de la
CIA, que transportan prisioneros a terceros países
para torturarlos con total impunidad, el
Gobierno de Rodríguez Zapatero sigue dando fe
de que “no hay indicios” de que se violara la ley.

22/07/06 · 13:28
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DIPLOMACIA. Powell y Moratinos en una
reunión de la OTAN celebrada en 2004.

“Reitero una vez más que el Gobierno
que yo presido ni conoció ni
dio permiso para lo que pudieran ser
vuelos de ninguna agencia de espionaje,
de ningún servicio de información
que representaran una violación
de nuestra legalidad”. De esta forma
se expresaba José Luis Rodríguez
Zapatero el viernes 16 de junio, al
concluir el Consejo Europeo en
Bruselas. A pesar de que dijo que
“reiteraba”, en realidad el presidente
del Gobierno viene escabulléndose
del espinoso tema de los vuelos de la
CIA desde que estalló a inicios de
2005 y, gracias a que están afectados
de lleno tanto el Gobierno de
José María Aznar como el Gobierno
socialista que le sucedió, no casualmente
sobre este particular, PP y
PSOE han hecho piña desde el primer
momento. De esta forma los
dos grandes partidos “democráticos”
del Estado español han hecho
una alianza contranatura para impedir
que éste, sin duda uno de los
mayores escándalos de los últimos
años que afectan a los Derechos
Humanos, a la soberanía nacional y
al Derecho Internacional, se convirtiera
en un tema de debate parlamentario
de primer orden.

Si bien el programa de la CIA para
secuestrar en cualquier parte del
mundo a sospechosos de ser miembros
de al-Qaeda y trasladarlos en
aviones civiles a centros de detención
propios o de países aliados en
distintos países (incluidos países de
Europa del Este) es una práctica que
se conoce desde hace años, la pista
española se revela a partir de inicios
de 2005. El secuestro del ciudadano
alemán de origen libanés Jaled El
Masri en Macedonia a fines de 2003,
y su traslado posterior a Afganistán,
daría la pista. El avión que lo transportó,
un ya famoso Boeing-737
N313P utilizado en muchos otros secuestros,
salió de Mallorca para recogerlo
en Macedonia, y a su vez había
llegado a España procedente de
Argel. Por los registros de las autoridades
aeroportuarias, periodistas de
Mallorca y Canarias comprobarían
que tanto ese aparato, como al menos
otros dos de la CIA muy fichados,
UN Gulfstream IV, con matrículas
N85VM (usa también la N227SV)
y un Gulfstream V con matrícula
N379P o N8068V, habían hecho numerosas
escalas previamente en los
aeropuertos tanto de Mallorca como
en los de Los Rodeos y Reina Sofía
de las Islas Canarias.

El 14 de marzo de 2005, Izquierda
Unida presenta su primera denuncia
y exigencia de explicaciones al Gobierno,
sin respuesta alguna, por supuesto.
Un mes más tarde, varios
partidos nacionalistas, verdes y de
izquierda llevan el debate al Parlament
balear y hacen una proposición
de ley para que se reclame al
Gobierno central una explicación y
una comparecencia de los ministros
afectados sobre el tema. ¿Quiénes
impiden que la propuesta prospere?
Pues el PP y el PSOE local, el PSIB.
Y esa es la misma postura que ambos
partidos mantendrán desde entonces
hasta la actualidad.

Paradójicamente, los dos partidos
que se enfrentan a diario frente
a cualquier acontecimiento de la vida
política, han acordado enfrentar
juntos en silencio cualquier denuncia.
Y esas denuncias, esas críticas
le llegan al Gobierno, paradójicamente,
aunque también lógicamente,
desde los aliados de izquierda
del Gobierno. El 18 de mayo de
2005 Gaspar Llamazares le preguntaba
directamente a Zapatero sobre
los vuelos de la CIA durante
una sesión de control, y el presidente
ni se dignó a contestarle.

El Gobierno tardó nada menos
que ocho meses desde las primeras
denuncias de partidos políticos para
hacer comparecer en el Congreso a
uno de sus ministros, y lo hizo no a
través de su ministro del Interior o
de su ministro de Defensa, a quienes
se supone compete la investigación
de temas como éste, por sus respectivas
responsabilidades sobre la
Guardia Civil y sobre el CNI, entre
otras cosas, si no lo hace el propio
presidente del Gobierno.

No, se eligió a Miguel Ángel Moratinos
para que represente el papel de
decirnos algo así como que “España
va bien”, que no enfademos al Imperio,
que ya lo irritamos bastante
retirando las tropas de Iraq, y que
ahora hay que tratar de arreglar las
cosas, que hemos aumentado el contingente
en Afganistán, que no hemos
ni pedido el cierre de Guantánamo
como han dicho hasta Angela
Merkel e incluso el mismísimo
Tony Blair, pero que así y todo Bush
sigue sin recibir a Zapatero en su
rancho en Texas, y eso no puede ser.

El Consejo de Europa, organismo
creado hace más de medio siglo para
velar por los Derechos Humanos y
garante de la Convención Europea
contra la Tortura, denunció, entre
otros, a España, por la poca colaboración
prestada a la investigación
realizada sobre los vuelos y prisiones
secretas de la CIA entre sus 46 estados
miembros, a los cuales pidió una
serie de datos importantes. A pesar
del abierto boicot de los Gobiernos,
el Consejo, valiéndose del registro de
las autoridades aeroportuarias y una
serie de informaciones, pudo confirmar
que la siniestra flota de aviones
civiles utilizada por la CIA (actualmente
hay constancia de al menos
27 aparatos distintos) realizaron
más de 1.000 vuelos por el espacio
aéreo europeo desde poco después
del 11-S hasta fines de 2005. El
Consejo llegó a la conclusión de
que al menos 14 países colaboraron,
de forma activa o mirando para
otro lado, con las operaciones de
la CIA. Entre ellos estaba España.

Posteriormente, un informe preliminar
paralelo de una comisión de
investigación del Parlamento Europeo,
dirigida por el eurodiputado socialista
Claudio Fava, venía a confirmar
básicamente esos datos y a precisarlos
aún más. Aparecen registradas
1.086 operaciones en Europa,
con un movimiento mayoritario en
Alemania, de más de 600 llegadas
y salidas de aparatos; seguido por
el Reino Unido (más de 300 entre
entradas y salidas); Irlanda (167
en total); Portugal (176) y luego
España, con 125 escalas, entre llegadas
de aviones y salidas, incluyendo
cuatro vuelos internos.

A pesar de que en el último año ha
habido informes críticos al centro de
detención de Guantánamo, como el
de los expertos de la ONU, la OSCE,
el Parlamento Europeo o por figuras
tan radicales como Bill Clinton, un
Gobierno como el de Zapatero en esto
se queda a la cola de todos, sin
abrir la boca, intentando no molestar
al Emperador, faltaba más.

El autor

Roberto Montoya es periodista especializado
en temas internacionales,
autor, entre otros, de los libros El
Imperio Global y La Impunidad Imperia

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