ÁFRICA // FRANCIA APOYÓ Y LUEGO PROTEGIÓ A LOS RESPONSABLES DE LA MASACRE
La huella francesa en el genocidio ruandés

En 1994, el genocidio de
los tutsis en Ruanda
produjo entre 800.000 y
un millón de víctimas.
Francia apoyó a quienes
planearon el genocidio, y
siguió apoyándoles
durante y después del
genocidio, hasta hoy.

05/04/10 · 11:49
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Francia sabía que un genocidio podía
ocurrir. Las autoridades francesas
estuvieron informadas de la posibilidad
de un genocidio contra los
tutsis ruandeses desde el otoño de
1990, como lo demuestran un telegrama
diplomático del agregado de
Defensa del 24 de 1990 y el testimonio
del embajador de Francia en
Kigali, antes de la misión de información
del Parlamento francés de
1998.

Los oficiales franceses integrados
en la jerarquía militar en Ruanda
entre 1990 y abril de 1994, hasta el
más alto nivel –como es el caso del
asesor del jefe de Estado-Mayor de
las Fuerzas Armadas de Ruanda– sabían
que el régimen de Habyarimana
estaba poniendo en marcha un sistema
de autodefensa civil para involucrar
a la población en la lucha contra
el Frente Patriótico Ruandés (FPR) y
sus ‘cómplices’, es decir, para los
ojos del régimen, todos los tutsis de
Ruanda. Sin embargo, después de
las primeras matanzas de tutsis patrocinadas
por el poder en varias regiones
de Ruanda entre 1990 y
1993, las autoridades francesas siguieron
apoyando al régimen de
Kigali con armas, entrenamiento de
soldados de las Fuerzas Armadas
de Ruanda (FAR) y de milicias Interahamwe
(de apoyo directo al
combate). Sin el apoyo crucial de
Francia es muy probable que el régimen
de Juvenal Habyarimana hubiese
sido derrotado militarmente y
la historia hubiera sido otra.

Cooperación en el genocidio

Las autoridades francesas fueron
inmediatamente informadas del inicio
del genocidio, como demuestra
la orden de la operación Amaryllis
(evacuación de los franceses y europeos),
del 8 de abril de 1994, indicando
que desde el día antes se estaba
produciendo en la capital “la eliminación
de los oponentes y los tutsis”.

Sin embargo, el ejército francés, presente
en el mismo lugar, no recibió
órdenes de socorrer a las víctimas.
En cambio, sí las tenían de no mostrar
a los medios de comunicación a
“soldados franceses no interviniendo
para hacer cesar las masacres de
los que eran testigos cercanos” .

Según el coronel belga Luc Marchal
–comandante de las fuerzas de
paz de las Naciones Unidas en Kigali
e interrogado por los diputados franceses
en 1998–, la operación Amaryllis
también permitió a los franceses
entregar, durante la noche del 8
al 9 de abril de 1994, municiones a
las FAR, quienes dirigían el genocidio
que empezaba a extenderse.
El 27 de abril de 1994, las más altas
autoridades francesas recibieron
en París a dos de los más destacados
extremistas hutus, responsables
del genocidio en curso. En el Elíseo
fueron acogidos por Bruno Delaye,
asesor para África de François
Mitterrand; y en Matignon, por el
primer ministro Edouard Balladur,
y el ministro de Exteriores, Alain
Juppé. Francia fue el único país que
reconoció de facto al Gobierno interino
ruandés (GIR), brazo político
del genocidio. Hay que tener en
cuenta que el GIR se había formado,
al menos parcialmente, en el recinto
de la embajada de Francia al día siguiente
del atentado contra Juvénal
Habyarimana.

Del 9 al 13 mayo de 1994, el asesor
del jefe del Estado Mayor de las
FAR, que perpetraron el genocidio,
se reunió en París con el general
Jean-Pierre Huchon, jefe de la misión
militar de cooperación. Lejos de
cualquier desaprobación, el general
Huchon subrayó la urgente necesidad
de dar la vuelta a la opinión internacional
a favor del GIR, ya que
determinaría otras operaciones posteriores
por parte de Francia.

Durante el genocidio, el mismo
general Huchon recibió periódicamente
al director de finanzas del ministerio
de Defensa de Ruanda, que
organizó seis entregas de armas entre
el 18 de abril y 19 de julio 1994. El
22 de mayo de 1994, frente al avance
de las tropas del FPR, el presidente
interino de Ruanda envió una carta a
François Mitterrand en la que declaraba
“una vez más [sic] acudo a su
generosa comprensión y a la del pueblo
francés”. A esta fecha, la mayoría
de los tutsis ya habían sido masacrados
en Ruanda.

Francia presta auxilio

A mediados de junio de 1994, François
Mitterrand encuentra urgente
intervenir para –oficialmente– poner
fin a las matanzas. Francia busca y
obtiene por poco el aval de la ONU.
La zona humanitaria de seguridad
creada por la operación militar francesa
Turquoise en el oeste de Ruanda
es inmediatamente utilizada como
refugio por los autores del genocidio,
en proceso de ser derrotados
militarmente por el FPR. Ante esta
situación, el embajador francés
Yannick Gérard envió un telegrama
a París el 15 de julio 1994 indicando:
“En la medida en que sabemos que
las autoridades tienen una gran responsabilidad
en el genocidio, no tenemos
otra elección, cualesquiera
que sean las dificultades, que detenerlos
o que ponerlos inmediatamente
bajo arresto domiciliario a la
espera de que los órganos judiciales
internacionales competentes se pronuncien
sobre su caso”. La decisión
tomada por París fue muy diferente:
los líderes y autores del genocidio
(soldados de las FAR, milicianos...),
presentes en la zona bajo control
francés, quedaron libres para buscar
refugio en Zaire, con armas y el resto
de sus pertenencias. El número de
octubre de 1994 de la revista Képi
blanc de la Legión Extranjera –cuerpo
de élite del ejército francés–, incluso
escribió a propósito de ello que
“el Estado Mayor provoca y organiza
la evacuación del Gobierno ruandés
hacia Zaire”, en referencia a la operación
militar francesa Turquoise.

Una alianza que perdura

Con la operación Turquoise, las autoridades
francesas no sólo permitieron
huir a los responsables del genocidio,
sino que también han mantenido
una alianza con ellos después del
genocidio, suministrándoles alimentos,
armas, entrenamiento militar...

En el verano de 1995, el gobierno
francés se negó a cumplir la solicitud
del Gobierno belga para detener al
coronel Bagosora, uno de los cerebros
del genocidio, que prodigaba, al
igual que otros genocidas de primer
orden, estancias en Francia. Theoneste
Bagosora estuvo condenado
por genocidio por el Tribunal Penal
Internacional para Ruanda (TPIR) en
diciembre de 2008. Había sido evacuado
en julio de 1994 en un helicóptero
francés, según The Times.

Numerosos presuntos genocidas
encontraron refugio en Francia. El
caso más emblemático es el de Wenceslas
Munyeshyaka. En 2004 –con
Jacques Chirac como presidente–
Francia fue condenada por la Corte
Europea de DD HH. La denuncia
contra el supuesto genocidio, protegido
por la Iglesia Católica en Gisors,
nunca ha sido cursada.

Además de Agathe Kanziga –ex
esposa del presidente Habyarimana–
se encuentran en Francia otros sospechosos
del genocidio como los médicos
Eugène Rwamucyo, Sosthène
Munyemana o Charles Twagira, que
ocupan u ocuparon puestos en los
hospitales públicos franceses. Militares
de las fuerzas armadas ruandesas
durante el genocidio como Serubuga,
Kayumba, Bivugabagabo, Neretse
y Simbikangwa, así como muchos
otros, también figuran en la lista
de aquellos contra quienes se han
presentado denuncias.

¿La justicia francesa se pondría
no obstante en marcha? Con el viaje
de los jueces Pous y Ganascia en
comisión rogatoria en Ruanda, las
cosas empezaron a moverse. Los ministros
Bernard Kouchner, y Michèle
Alliot-Marie han dado a conocer
recientemente su intención de
crear un ‘centro de investigadores
especializados en genocidio’. Eso no
impide que hoy, más de 15 años después
de los hechos, ningún supuesto
genocida presente en suelo francés
haya sido juzgado...

Y Francia también sigue siendo un
refugio para los miembros de las
Fuerzas Democráticas para la
Liberación de Ruanda (FDLR). Esta
organización, heredera de los grupos
armados genocidas ruandeses
que se refugiaron en la República
Democrática del Congo, es una de
las organizaciones –entre otras– responsables
de masacres todavía hoy
en el Congo. Callixte Mbarushimana,
representante de las FDLR, continúa
en Francia, sorprendentemente,
publicando comunicados de
prensa en nombre de su organización.
Y mientras las Naciones Unidas
trata de identificar quiénes apoyan
internacionalmente a las FDLR,
el periódico Charlie Hebdo reveló el
2 de diciembre de 2009 que Francia
se negaba a enviar a los investigadores
de las Naciones Unidas la identidad
requerida de los usuarios de números
de teléfono franceses en contacto
con los FDLR.

Charlie Hebdo, sin embargo, logró
identificar a algunos de ellos
“especialmente aquellos cuyos propietarios
tienen nombres bien conocidos
por el TPIR o por la Interpol.
Como la persona que lleva el mismo
nombre que el ex gerente de la planta
de té de Gisovu, condenado por el
Tribunal Internacional de Arusha”.


CRONOLOGÍA DEL PAPEL FRANCÉS EN LA MASACRE

1990-1994

El Gobierno y el ejército francés son informados
de que el régimen del presidente
ruandés Habyarimana está preparando un
genocidio. Francia suministra armas y
entrenamiento militar pese a las primeras
matanzas de tutsis entre 1990 y 1993.

6 DE ABRIL DE 1994

El helicóptero donde viaje el presidente ruandés
Habyarimana es derribado por un misil. Las masacres
producidas tras su muerte son consentidas
por el ejército francés, que no interviene. El 9 de
abril Francia entrega municiones al ejército ruandés,
uno de los responsables del genocidio.

27 DE ABRIL

Dos destacados líderes extremistas hutus
ruandeses son recibidos en París por el
entonces primer ministro. Francia es el
único país que reconoce al Gobierno
Interino Ruandés (GIR). En ningún momento
se interrumpe la cooperación bilateral.

MAYO-JUNIO 1994

Entre el 18 de abril y 19 de julio
Francia organiza seis entregas de
armas al ejército ruandés. La operación
militar francesa Turquoise
es utilizada como cobertura por
los autores del genocidio.


INTERVENCIONES
¿HUMANITARIAS?

La operación Turquoise fue la primera
operación militar en la que
las autoridades francesas trataron
de resguardarse tras una instancia
internacional con un mandato
oficial ’altruista’. Desde
entonces, Francia también está
tratando de hacer jugar a la UE
un papel similar de socio que le
otorgué respaldo moral en su
política africana. Hasta ahora,
Francia consiguió desarrollar tres
operaciones militares bajo bandera
europea en el continente
africano. En primer lugar la Operación
Artemis en RDC en 2003
para proteger a los civiles en
Ituri, la EUFOR RDC en 2006
para impedir la reanudación de
la guerra civil durante las elecciones,
y la EUFOR Chad/RCA en
2008, una vez más oficialmente
para ayudar a la población civil.

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