La India, Irán, China, la Unión Europea,
pero sobre todo Rusia y Estados
Unidos han colocado al Cáucaso
y a Asia Central -con sus enormes
reservas de gas y petróleo- en
los primeros puestos de sus preferencias
geoestratégicas. La necesidad
de diversificar las fuentes de
abastecimiento ante la inestabilidad
de muchas de las zonas productoras
y de paso obligado para
el transporte del gas y el petróleo
quedó en evidencia después de la
crisis vivida entre Rusia y Ucrania.
La India, Irán, China, la Unión Europea,
pero sobre todo Rusia y Estados
Unidos han colocado al Cáucaso
y a Asia Central -con sus enormes
reservas de gas y petróleo- en
los primeros puestos de sus preferencias
geoestratégicas. La necesidad
de diversificar las fuentes de
abastecimiento ante la inestabilidad
de muchas de las zonas productoras
y de paso obligado para
el transporte del gas y el petróleo
quedó en evidencia después de la
crisis vivida entre Rusia y Ucrania.
La pugna por decidir la ruta
de los oleoductos y los gasoductos
enfrenta a las grandes potencias,
en una reedición a pequeña
escala de la Guerra Fría, con el aislamiento
a Irán y el dominio norteamericano
en todo el ‘gran oriente’
de fondo.
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