El asesinato de un adolescente negro ha generado un movimiento contra la xenofobia y el uso de armas.
Con la estética de Trayvon Martin,
el congresista demócrata por el
Estado de Illinois, Bobby Rush, hizo
el pasado 29 de marzo una acción
de protesta contra el racismo institucional.
Quitándose la chaqueta y
luciendo una sudadera gris con capucha,
que le cubría la cabeza, Rush
fue expulsado de la sala al comenzar
su discurso: “La cuestión racial
tiene que parar. Sólo porque alguien
lleve sudadera con capucha
no le convierte en un delincuente”.
Trayvon Martin, afroamericano
de 17 años, fue asesinado por
George Zimmerman, de 28 años
y vigilante de un vecindario del
Estado de Florida. Desde aquel 26
de febrero pasaron 45 días hasta
que Zimmerman fue arrestado, ya
que la ley de ese Estado –Stand your
ground, aprobada en 2005 por el gobernador
Jeff Bush– brinda inmunidad
a quien dispara si justifica que
fue en defensa propia. Finalmente,
Zimmerman afronta cargos por homicidio
en segundo grado.
‘Todos somos Trayvon’
La sudadera con capucha se ha convertido
en un símbolo que expresa
la llamada de justicia por el caso
Trayvon. Se han convocado marchas
como ‘Miles de capuchas por
Trayvon Martin’ a lo largo del país:
Orlando, Miami, Los Ángeles, San
Francisco, Chicago y Nueva York,
entre otras. Pero ha sido en Florida
donde más efecto ha tenido el movimiento;
cientos de estudiantes de
este Estado se solidarizaron saliendo
a la calle bajo el lema “Todos somos Trayvon”.
Por otro lado, en una
academia de Michigan la profesora
Brooke Harris fue despedida por
hablar del caso a sus alumnos y ayudarles
a iniciar una recaudación de
fondos para la familia Martin.
A través del portal Change.org se
consiguieron 2,2millones de firmas
para reivindicar el arresto de
Zimmerman. Igualmente, más de
300.000 personas colgaron fotos
con sudaderas con capuchas en las
redes sociales. El equipo de los
Miami Heat de la NBA y otros jugadores,
actores, activistas como
Cornel West, el reverendo Al
Sharpton o Jesse Jackson, y el movimiento Occupy
han alzado su voz.
También un colectivo de artistas ha
invertido en una valla publicitaria
con la frase “¿Yo también soy sospechoso?”
acompañando a una fotografía
de ellos con capucha.
Además de por la indiferencia de
la policía de Sanford, la ola de movilizaciones
ha ganado más fuerza
al considerar este crimen un acto
racista. En la llamada al 911 se escucha
cómo Zimmerman dice fucking
coons refiriéndose a Martin,
una expresión despectiva usada para
humillar a los negros. Los datos
más recientes del FBI (2010) revelan
que algo más de cuatro de cada
10 víctimas de asesinato lo fueron
por violencia racista; de 3.949 víctimas
por delito de odio a una raza, el
70% murieron a manos de delincuentes
con sesgo anti-negros.
Las respuesta civil ha querido
romper con los clichés creados que
convierten a cualquiera en una posible
amenaza. Esta idea se refleja
en la consigna “Las capuchas no
matan, las personas con pistolas sí”.
Con ello, se ha conseguido situar en
la esfera pública el debate sobre el
derecho a poseer armas. Además,
en Florida el actual gobernador ha
creado un grupo para decidir si la
ley de defensa propia con armas en
espacios públicos (Stand your
ground) debe ser modificada.
El clima generado ha propiciado
un momento histórico para recuperar
la lucha por los derechos civiles
de los afroamericanos; así lo
entiende Tavis Smiley, presentador
de radio y televisión, para
Democracy Now!: “Espero que el
caso de Trayvon Martin nos recuerde
a los americanos que estamos
en un precipicio perdiendo nuestra
democracia, que es muy frágil.
Aquellos con conciencia tenemos
que empezar a alzar la voz”.
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