Las elecciones del 25M dejan abierta la crisis de
representación que vive el Principado de Asturias.
¿Ha comprendido IU los resultados del 25M?
Andalucía: entre el continuismo y la ruptura
- NEGOCIACIONES. Ignacio Prendes (UPyD) con Javier Fernández (PSOE). / Foto: Paula Llorenti.
La inestabilidad y el descrédito de
los representantes políticos se han
plasmado en las urnas. Si en mayo
de 2011 votaba el 66,89% del censo
(609.072 electores), en marzo de
2012 era el 55,92% (503.395), más
de 11 puntos y 100.000 personas
menos. Una abstención del 44%,
¿no cuestiona la legitimidad del
Parlamento? Los principales partidos
no debieran sacar pecho. El
PSOE pierde 20.000 votos desde
mayo, el partido de Francisco Álvarez
Cascos, Foro Asturias
Ciudadanos (FAC), 55.000, y el PP,
12.000. Izquierda Xunida (IX) obtuvo
el 25 de marzo 7.000 votos más
que en mayo de 2011, pero 15.000
menos que Llamazares el 20N.
La agudización de los recortes y
la huelga general han marcado profundamente
los resultados electorales,
que otorgan 17 diputados al
PSOE (+2), 12 a FAC (-4), 10 al PP
(=), 5 a IU (+1) y 1 a Unión
Progreso y Democracia (+1). El
PSOE asturiano, tras volcarse en la
elección de Rubalcaba, obtiene los
segundos peores resultados de su
historia, pero salen reforzados:
rompen su espiral de bajada y tienen
cerca el volver a gobernar.
Sería en un Parlamento aún más inestable,
con UPyD decantando votaciones
a uno y otro lado.
En las pasadas autonómicas, con
las plazas tomadas y un hastío contra
el bipartidismo, el discurso renovador
y regionalista de Cascos
había cuajado en miles de votantes
de IU o PSOE, que veían en él una
oportunidad factible de abrir las
ventanas de la política asturiana,
asolada por la corrupción del caso
Marea, un Gürtel asturiano que hizo
dimitir al consejero de
Educación socialista, José Luis
Iglesias Riopedre, y que afecta
también al PP.
Incapaz de alcanzar
un acuerdo con nadie en estos meses,
el adelanto electoral ha estado
relacionado con la eliminación de
los enemigos de Cascos de las listas
del Partido Popular, condición
previa a un pacto de gobierno entre
ambos partidos. Así, si FAC y
PP hubieran sumado 23 diputados,
el ex ministro hubiera repetido como
presidente. El sueño del
Gobierno de la derecha duró tres
días, hasta el recuento del voto inmigrante
que otorgó un diputado
más al PSOE, igualando la suma
de PSOE e IU con la de FAC y PP a
22. Ahora, un posible apoyo de
UPyD al PSOE sitúa a Rajoy en una
situación ideal. Envía a Cascos a la
oposición, donde se aclara su salida
de la política asturiana y permite
la recuperación del PP. Además,
cerraría la salida de sus votantes
hacia UPyD al demostrar que Rosa
Díez siempre fue una ‘socialista’
que volvería al redil.
Las elecciones, por su parte, eran
una oportunidad única para UPyD,
para quienes el fascista Sáenz de
Ynestrillas pidió el voto el 20N.
Hasta la fecha, el discurso nacionalista
español y centralizador de
Rosa Díez sólo había obtenido representación
en los Parlamentos de
Madrid y Euskadi, por lo que su entrada
en la Xunta Xeneral reforzará
su discurso territorial. La reforma
de las tres circunscripciones
electorales asturianas, cuyo perjudicado
histórico ha sido IU, será su
primera gran demanda. Sin embargo,
la transversalidad que UPyD ha
mantenido estos años también ha
llegado a su fin. El precio a pagar
por su influencia en la Xunta será
el tener que definirse y, con ello, el
abrirse o cerrarse puertas en el resto
del Estado.
Sensación agridulce
El 25M deja a Izquierda Xunida con
una sensación agridulce. El descrédito
de la clase política asturiana y
la ofensiva neoliberal parecían una
oportunidad para erigirse en alternativa
regeneradora. Aunque se relanzan
hasta el 13,78%, la variación
es escasa frente a los resultados de
Llamazares el 20 de noviembre. La
posibilidad de volver a gobernar con
el PSOE, la opción predilecta de su
dirección regional, será un caramelo
envenenado. ¿Puede hacerse borrón
y cuenta nueva ante quienes siguen
defendiendo las reformas de
Zapatero? ¿Qué contradicciones generaría
en IU-IX alcanzar acuerdos
con UPyD, probablemente el partido
más denostado por sus bases?
¿Es compatible su defensa del
Estado del Bienestar o su modelo
federal con la exigencias de UPyD?
Escaños en Blanco (Eb), que no
ocuparían el escaño si fueran elegidos,
con más de 4.000 votos
(0,8%) será la primera fuerza extraparlamentaria.
Luis Prado, cabeza
de lista de Eb, se pregunta
“¿qué consecuencias ha tenido un
45% de abstención? Ninguna. ¿Qué
consecuencias tendría que el 45%
de los escaños de un Parlamento
se quedaran vacíos? Una revolución
política”. La crisis de representación
seguirá dándoles alas.
El
resto de la izquierda ha pagado los
platos rotos del adelanto electoral
y desciende drásticamente, Equo
(0,4%), el Partido Comunista de los
Pueblos de España (0,27%, tras un
año de profunda represión policial)
o la coalición de nacionalistas asturianos
de izquierdas y verdes
(del 1,63% al 0,32%). La llegada de
Rosa Díez supondrá nuevos intentos
recentralizadores y ataques a la
llingua asturiana que, si saben confrontar,
pueden reforzarles.
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