Los revolucionarios de Yemen después de las últimas manifestaciones han conseguido que la gestión de una petrolera estatal vuelva a manos del Gobierno.

Desde hace más de dos meses en Yemen están teniendo lugar manifestaciones protagonizadas por los jóvenes revolucionarios que han salido a la calle para exigir a su nuevo Gobierno la revocación de contratos que el expresidente Alí Abdalá Saleh firmó con empresas extranjeras en unas condiciones poco ventajosas para el pueblo yemení. Bajo el lema “Recuperar nuestra riqueza” las movilizaciones se han extendido por varias ciudades y han sacado a la luz pública algunos de estos contratos injustos.
El 20 de septiembre los activistas lograron una primera conquista. Por medio de un anuncio de la Dubai Port World, se conocía la venta del 50% de las acciones de esta empresa a la Yemen Gulf of Aden Ports Company que, con efectos inmediatos, debía hacerse responsable de la gestión de la Terminal de Contenedores de la ciudad yemení de Adén. De esta manera se rescindía amigablemente el contrato con la DP World, que en 2008 adquirió el compromiso de desarrollar el Puerto de Adén e incrementar el flujo de contenedores, un objetivo que no ha sido ni mucho menos alcanzado. Además en el mes de junio la Comisión Anticorrupción pidió al Parlamento yemení que revocara el contrato con la DP World pues se detectaron varios fraudes en la relación contractual.
Los jóvenes revolucionarios también se han movilizado durante los meses de agosto y septiembre para exigir el fin del contrato de venta de gas natural con Corea del Sur firmado durante la presidencia de Saleh. Según denuncian los activistas de la Coordinadora Electrónica de la Revolución Yemení, mientras que en el mercado interior la bombona de gas se comercializa por 1.500 reales (algo más de cinco euros), a los coreanos se les vende por 400 (menos de 1,50 euros), una transacción que no se ajusta ni siquiera a los precios internacionales.
La revolución continúa
Estas reclamaciones de los jóvenes activistas yemeníes se insertan en la lógica de la revolución que tuvo lugar durante 2011 y que logró forzar la salida el presidente Saleh tras 33 años en el poder. La transición se realizó por medio de la Iniciativa del Golfo, un acuerdo patrocinado por los países del Consejo de Cooperación del Golfo y que estuvo avalado por Naciones Unidas. Es importante señalar que dicho acuerdo se firmó entre el partido de Saleh, el Congreso General del Pueblo y la principal plataforma de oposición partidista, el Encuentro Común, pero no se contemplaron las demandas de los jóvenes de las plazas del Cambio y la Libertad que pusieron en marcha la revolución. Lo cierto es que estos jóvenes no sólo exigían la salida de Saleh, sino también una reforma integral que acabara con la corrupción y que implicara una caída del régimen en su totalidad. Por otra parte se oponían a la concesión de la inmunidad al presidente Saleh, una cláusula incluida en la Iniciativa.
En este sentido, los jóvenes se movilizan desde mediados de septiembre exigiendo que la inmunidad sea revocada y que Saleh sea procesado por sus crímenes. Esta oleada de manifestaciones tiene lugar tras el anuncio de la nueva Ley de Justicia que según ha explicado el ministro de Asuntos Legales, Mohammed al-Mijlafi, tendrá tres partes: la creación de un registro nacional de violaciones, la indemnización de las víctimas de los conflictos que han tenido lugar en Yemen desde 1994 a 2012 y la conmemoración de las víctimas. Dicha ley promete perseguir a los responsables de los crímenes aunque no eliminará la inmunidad otorgada a Saleh.
Los jóvenes afirman que la inmunidad carece de validez ya que la Iniciativa exigía el fin de la vida política del expresidente y éste mantiene una postura desafiante y sigue participando en la política nacional, como ocurrió el pasado 5 de septiembre, cuando Saleh arremetió, otra vez, contra el nuevo Gobierno, en uno de sus ya habituales discursos.
Los jóvenes revolucionarios han manifestado que no cesarán hasta que sus demandas sean satisfechas y han previsto nuevas manifestaciones que incluyen una marcha a la actual residencia del expresidente en Sanaa. De esta manera los jóvenes yemeníes quieren demostrar que no van a abandonar la calle y que seguirán con las protestas hasta que logren sus objetivos. Estas manifestaciones han sido eclipsadas por las concentraciones que desde el día 13 de septiembre tienen lugar en protesta por el vídeo La inocencia de los musulmanes y que han atraído la atención internacional dejando de un lado el mensaje de los yemeníes: La revolución yemení no está muerta.
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