ENTREVISTA // ZAHIRA KAMAL, MINISTRA DE ASUNTOS DE LA MUJER EN LA AUTORIDAD NACIONAL PALESTINA
“Israel utiliza las tradiciones sociales contra las mujeres palestinas”

Zahira Kamal es ministra de Asuntos de la Mujer en la Autoridad Nacional Palestina (ANP). En un país ocupado, con más del 60% de los palestinos bajo el umbral de la pobreza; un 80% de mujeres fuera del mercado laboral y una tasa de natalidad de 6,1 hijos por mujer, quiere fomentar la educación y formación profesional, el empleo y la participación política femenina. “Veo crucial el control de nacimientos: espaciar el tiempo entre un hijo y otro, algo saludable tanto para la mujer como para el niño, y disminuir el número de hijos. Pero aquí son un seguro social familiar”.

23/06/06 · 14:19
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DIAGONAL: Un efecto del conflicto
palestino-israelí es la fragmentación
del código familiar: en Israel rige el
código civil y en Cisjordania y Gaza
la sharia (ley islámica). Organizaciones
como el Centro de Ayuda y
Asesoramiento Legal para Mujeres
(WLAC) afirman que esto ocasiona
vulneraciones en los derechos de las
mujeres. ¿Qué opinas al respecto?

ZAHIRA KAMAL: En la situación
de Palestina, con una sociedad conservadora,
la reforma a un código
civil no sería posible, pero trabajamos
en enmiendas del código familiar
de la sharia respecto a los derechos
de la mujer que resuelvan algunos
de los problemas principales
que les afectan, como el derecho a
la custodia de los niños o a decidir el
cónyuge; aumentar la edad de matrimonio
hasta los 18 años como mínimo;
que si el marido opta a un
nuevo matrimonio o quiere divorciarse
de su primera mujer, tenga
que someterse a la decisión de un
juez que respete los derechos de la
mujer; que la primera y la segunda
mujer estén al corriente de la decisión...
Creemos que esto disminuirá
el porcentaje de hombres que tienen
más de una esposa. El tema está en
discusión, aunque pensamos que incluso
eso no será suficiente.

D.: Según el WLAC, el estigma social
que recae sobre las mujeres que
sufren violencia de género fuerza a a
algunas a irse de sus casas sin tener
dónde ir, incluso acaban confinadas
en cárceles israelíes.

Z.K.: Si las encuentran los soldados
en Jerusalén y son del resto de
Cisjordania, pueden encerrarlas por
infringir las órdenes de restricción
de movimientos. Una vez, los soldados
contactaron con el WLAC para
pedirles que visitaran a una presa
en esa situación, porque estaba colapsada.
Nosotros estamos trabajando
para crear refugios para estas
mujeres, uno en Jericó y Nablús; posiblemente
otro en Jenin; también
es muy importante en Belén... Se necesita
no sólo protección, sino también
el apoyo social que requieren
las mujeres en estos centros para integrarlas
en la sociedad: darles herramientas
y capacitarlas en el trabajo
para que puedan volver a vivir
como otro ser humano.

D.: Se dan numerosos episodios de
acoso sexual por parte de los soldados
israelíes a mujeres en su paso
obligado por los checkpoints (puntos
de control militar) y en las incursiones
a zonas palestinas. ¿Qué tipo
de acciones se han emprendido al
respecto?

Z.K.: Para empezar, tenemos que
darlas a conocer, porque no es algo
que se publicite. Hemos hecho un pequeño
documental y las mujeres hablan
por sí mismas de este tipo de
abusos. Por ejemplo, las maestras explican
que cuando pasan los checkpoints
se les obliga a pasar un registro
corporal que no se hace en un sitio
cubierto o protegido, sino donde
todo el mundo las ve; no aceptan y
las fuerzan a volver atrás. Confinarlas
en sus casas afecta a los estudiantes
y al conjunto del sistema educativo.
Así que debemos difundirlo y los
soldados deben ser interrogados al
respecto. Esto vulnera las normas
internacionales sobre el derecho de
la población bajo ocupación militar,
la Convención de Ginebra.

D.: Según un estudio de Sofía Arjonilla
en 2001, el 48% de las mujeres
palestinas que trabajaban en
Israel sufrían acoso sexual en el trabajo.
¿Cuáles son las cifras cuatro
años después?

Z.K.: No estoy segura del número de
mujeres que trabajan en Israel porque
ahora es muy difícil para todo el
mundo, palestinos e israelíes, acceder
a Israel desde los territorios.
Antes de 2000 unos 200.000 palestinos
entraban a Israel para trabajar;
ahora hay unos 35.000, y poquísimas
mujeres. Las mujeres están peor pagadas;
el empleador suele contratar
al padre de la mujer, no a la mujer
por sí misma. Así que les pagan el
salario a ellos, y eso forma parte del
acoso. Además, no acostumbran a
estar aseguradas en su trabajo. Si
hablamos de acoso sexual en concreto,
no está documentado, pero
queremos estudiar a fondo este
asunto.

D.: ¿La ocupación israelí es la responsable
de la involución de la situación
de la mujer palestina?

Z.K.: Eso creo. Cuando ocupan tu
país tienes que iniciar una lucha por
la independencia y los asuntos sociales
no se consideran prioritarios.
Al mismo tiempo, Israel utiliza las
tradiciones sociales contra las mujeres,
yo he sido testigo de ello: si
una mujer es políticamente activa,
usan al padre para presionarla.
Bien, si ella es subversiva tú no puedes
viajar, o no te puedes desplazar
de un sitio a otro, o no puedes trabajar
más en Israel, así que tienes
que forzar a tu hija a dejar el activismo.
Usan el valor del poder del
padre sobre hijos e hijas. Por otro
lado, bajo ocupación y pobreza, las
mujeres están sujetas a más violencias,
porque la depresión de los
hombres se refleja en violencia hacia
ellas; la mala situación económica
afecta a la educación de las
mujeres, ya que la familia debe decidir
si educa a los hijos o las hijas.
En un país conservador se cree que
los chicos son el seguro social de la
familia, por lo que se tiende a proporcionarles
educación a ellos y no
a las chicas. Esto sucede sobre todo
en la educación secundaria; en la
educación básica, chicos y chicas
asisten por igual, pero en secundaria
suele haber más hombres.

D.: Las palestinas trabajan en condiciones
de segregación, precariedad,
temporalidad, con dificultades
para conciliar trabajo y cargas familiares,
con más índice de paro
que los hombres. Aunque las cifras
son mucho más bajas, en Occidente
sucede más o menos lo mismo.
¿Qué opinas?

Z.K.: La brecha entre hombres y
mujeres tiene raíces en la época en
que las mujeres eran responsables
de la familia y el control del trabajo,
la era del matriarcado. Luego
llegó el patriarcado: las mujeres
pertenecen a los hombres, son como
un mueble más de la casa; tienen
que obedecer, seguir las normas,
acatar el poder y se les niega
el acceso y control de los recursos.
Si queremos cambiarlo tenemos
que volver atrás en las normas y las
mujeres deben ser iguales en el acceso
y control de los recursos. Por
supuesto, ello requiere promulgar
leyes contra la discriminación de
las mujeres; garantizar sus derechos;
incluir las acciones positivas
en las políticas gubernamentales
para salvar esa distancia entre
hombres y mujeres y brindarles
protección para vivir y ejercer plenamente
sus derechos. Pero cambiar
el sistema no es suficiente: tenemos
que movilizar a los medios
de comunicación para que dejen de
presentar a las mujeres como objetos
sexuales. Tienen mente, están
cualificadas y pueden cumplir con
cualquier trabajo que asuman y,
hasta ahora, los medios no han
mostrado sus logros. Hay que cambiar
el sistema educativo para que
se conozca la contribución de las
mujeres a la Historia. Si buscamos
personajes célebres, todos los héroes
son hombres; si leemos poesía,
no vemos mujeres... Eso afecta
a la mentalidad de hombres y mujeres
en esta sociedad. Tenemos
que trabajar para que las mujeres
sean vistas como iguales en la escuela,
los medios, la familia y trabajo...
y eso supondrá un cambio.

Contactos entre mujeres israelíes y palestinas

D.: El diálogo entre mujeres palestinas e israelíes fue uno de los primeros pasos para establecer un proceso de paz. ¿Esta estrategia funciona entre las diputadas de Israel y la ANP?

Z.K.: Seguimos trabajando en ello. Por descontado, la relación va arriba y abajo según la coyuntura. Las dos comunidades están afectadas. Las israelíes tienen más miedos en cuanto a reunirse con las palestinas y a
las palestinas los obstáculos físicos, el muro, los checkpoints, les impiden ir a encontrarse con las israelíes. Pero con la ayuda de Internet o el teléfono móvil es más fácil estar en contacto. Ahora tenemos mucho
trabajo, estamos consensuando declaraciones conjuntas sin contacto presencial, pero comunicándonos
por correo.

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