Sólo la mitad de los propietarios de inmuebles se han registrado para pagar un nuevo impuesto con el que el Gobierno irlandés quiere financiar el pago de la deuda.
- Manifestación el 1 de abril contra las políticas del Gobierno. Foto: William Murphy
Año y medio después del rescate
financiero, los irlandeses han comenzado
a darle forma a su propia
rebelión contra la gestión de la crisis
y el modelo económico.Con una
menor tradición de movilización social
que en otros lugares como
Grecia o el Estado español, en
Irlanda ni las manifestaciones ni el
movimiento Occupy ni las huelgas
generales (no se ha convocado una
sola) han calado como método
de presión en contra de los recortes
y la obediencia absoluta del
Gobierno a la hoja de rutamarcada
desde la Unión Europea y el Fondo
Monetario Internacional.
Oposición a los impuestos
Sin embargo, los irlandeses han
ido fraguando su propio camino a
través del boicot a dos de los impuestos
establecidos en el pacto
entre su Gobierno y el tándem
UE-FMI. La sociedad civil está
respondiendo con un ‘no’ rotundo
al nuevo impuesto sobre el agua y
la propiedad inmobiliaria.
La campaña contra estos dos impuestos
comenzó su andadura en
julio del pasado año, cuando el
Gobierno comenzó a desvelar nuevos
detalles sobre el pacto con la UE
y el FMI, firmado en noviembre de
2010 después de que los organismos
internacionales pusieran al
Ejecutivo de Brian Cowen (del partido
liberal Fianna Fail) entre la espada
y la pared para firmar un rescate
del sistema bancario irlandés,
que, según se anunció en su día, frenaría
un efecto dominó en los sistemas
financieros de otros países europeos.
Tras año ymedio del pacto,
los irlandese han podido comprobar
cómo, además de que el supuesto
cortafuegos no ha surtido efecto
respecto a otros Estados, los contribuyentes
deberán pagar la deuda
de 85 billones de euros acordada
con los organismos internacionales
para rescatar a sus bancos.
La primera reacción fue castigar
al Gobierno de Fianna Fail por su
gestión financiera, que, básicamente,
se basó en primero dar carta
blanca a los bancos a través de
una completa desregulación, y después
inyectar dinero público para
ir salvando los problemas de deuda
a los que se venían sometiendo
cuando estalló la crisis mundial.
Así fue como, en las elecciones celebradas
en febrero de 2011, el
Gabinete de Brian Cowen se llevó
el mayor batacazo de su historia al
perder su hegemonía y pasar de 77
a 20 parlamentarios.
El nuevo Gobierno, formado por
el partido conservador Fine Gael y
el partido laborista, sin embargo,
no ha demostrado ofrecer una alternativa
y se ha inclinado por mantener la
paz en las calles y cumplir todas
las órdenes dirigidas desde la
UE y el FMI, quienes exigen una reducción
del déficit del actual 10% al
3% en 2016.
De todos modos, la extrema
situación de aumento del
desempleo, los regresivos impuestos
a las clases medias-bajas (el impuesto
de sociedades sigue en el
12,5%) y los recortes en los servicios
públicos están impulsando, finalmente,
el despertar social.
Tras una exitosa campaña
anti austeridad y de boicot a los impuestos
que se ha extendido a toda
Irlanda y con especial energía en las
zonas rurales, el pasado 31 de marzo
finalizó el plazo para que los propietarios
de inmuebles se registraran
en el censo fiscal. Frente a la
sorpresa del Gobierno e incluso de
organismos civiles, el día en que
venció el plazo para registrase sólo
la mitad de contribuyentes propietarios
de un inmueble (unos 1,6millones)
habían ofrecido su nombre
para abonar el nuevo impuesto. Y la
multa por no haberse registrado, según
ha anunciado el Ejecutivo irlandés,
puede ascender hasta 2.500 euros.
“Ha sido un éxito, la gente ha
decidido unirse para rechazar el
pacto de austeridad”, apunta Stewart
Reddin,miembro de la campaña
contra los impuestos del agua y
la propiedad inmobiliaria. Según lo
anunciado, en el presente año todos
los propietarios están obligados a
abonar 100 euros, pero para el próximo
año el tributo podría ascender
a mil euros.
En 2013, el Gobierno irlandés
introducirá un nuevo impuesto
sobre el agua del cual se desconocen
los detalles. Asimismo, la
campaña de boicot fiscal está atrayendo
gente a las calles, tal y como
se pudo ver el 1 de abril, cuando cerca
de 10.000 manifestantes se congregaron
ante el congreso de Fine
Gael bajo el lema “We can’t pay, we
wont pay” (No podemos pagar, no
vamos a pagar, en castellano).
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