ANÁLISIS: INTERESES ENERGÉTICOS TRAS LA CRISIS EN EL KURDISTÁN
Intervención turca en el norte de Iraq: una crisis en dos escenarios

La iniciativa militar de Ankara contra las bases del Partido de los Trabajadores Kurdos en el norte de Iraq
es sólo la parte visible de un problema que abarca otras cuestiones cruciales para el futuro de la zona.

, corresponsal de Prensa Latina en Turquía
01/11/07 · 0:00
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KURDOS. Escena familiar en un pueblo
del Kurdistán iraquí./ Smague Emmanuel / flickr.com

Lo que todos conocen: el pasado
7 de octubre dos soldados
turcos murieron a
manos del Partido de los
Trabajadores Kurdos (PKK). Un día
después, 13 militares más caían en
una nueva emboscada rebelde.
Reunidas de urgencia las altas instancias
políticas y militares del país,
acordaron “combatir el terrorismo
de forma decidida” y se plantearon
una operación militar en el norte de
Iraq contra las bases de la guerrilla.
Una semana más tarde el parlamento
turco rubricaba una autorización
al Ejército para llevar a cabo operaciones
transfronterizas.

Como respuesta, 200 combatientes
del PKK se enfrentaron en la noche
del sábado 20 de octubre a una
columna militar, causando 16 nuevas
bajas y haciendo ocho prisioneros.
Por su parte, la respuesta del
Ejército fue bombardear zonas del
norte de Iraq, y afirmaron haber
matado a 32 milicianos.
Los combates hicieron saltar las
alarmas en Washington y en
Bagdad, y comenzó una frenética
negociación con el Gobierno de
Ankara en la que se autorizaron incursiones
militares “moderadas”,
que incluso podrían llegar a ser apoyadas
por EE UU.

La oposición parlamentaria kurda
recordó que sólo la negociación
política pondrá fin al conflicto armado,
y que desde 1984 el Ejército
ha realizado 24 operaciones transfronterizas
sin ningún resultado.
Pero las prioridades del Gobierno
turco van en otra dirección.

Lo que apenas se cuenta
Las amenazas han dado, por el
momento, los resultados esperados:
acallar la efervescencia ultranacionalista
del Ejército y la oposición,
y presionar a Washington para
que se involucre en la lucha contra
los rebeldes. Pese a todo, su
alianza con EE UU atraviesa un
momento crítico.

Washington armó a la guerrilla
en 2003 ante la negativa turca de
permitir el paso de tropas terrestres,
aunque Erdogan autorizara
en secreto el uso de la base aérea
de Incirlik para llevar a cabo bombardeos
contra Iraq. Además,
EE UU también proporciona material
bélico al PJAK, una organización
kurda iraní cercana al
PKK, para tratar de desestabilizar
el régimen de Teherán.

Por ello, Ankara recela de su
‘aliado’, y le acusa de ignorar sus
peticiones sobre el futuro de Iraq
y de presionar para que abandone
sus importantes negocios energéticos
con Irán. En efecto, el norte
de Iraq es de facto un Estado independiente

 algo que los generales
turcos tratan de evitar por el mal
ejemplo que ello supone-, y el pasado
22 de marzo Washington
firmó un acuerdo con Azerbaiyán
por el que, bajo la pantalla
de la seguridad energética regional,
trata de obstaculizar las exportaciones
de gas y petróleo iraníes
y rusas, las dos fuentes principales
de Turquía.

Lo que no se dice

La posición geoestratégica de Turquía
entre Asia central e Irán, por
un lado, y Europa, por el otro, no
agrada a Washington, que trata de
mantener un embargo económico
contra el país persa. Pero Ankara
apuesta por un papel de “puente
energético”, como elemento de
presión en su camino de adhesión
a la Unión Europea (UE), llevando
a cabo importantes inversiones en
este terreno. En este sentido, el
desafío de intervenir en Iraq sólo
busca una mayor independencia
con respecto a EE UU.

Otro elemento de presión sería
la amenaza de cerrar el paso fronterizo
de Habur y la base de
Incirlik, por donde entran a Iraq el
25% y el 60%, respectivamente,
del abastecimiento del Ejército estadounidense
de ocupación. Además,
la base aérea es vital para
los futuros planes bélicos contra
Irán. Por contra, estarían en peligro
los contratos otorgados a las
1.100 empresas turcas que operan
en territorio iraquí, con un volumen
de negocio superior a los
5.000 millones de dólares, y que
acaparan desde 2003 el 90% de
las concesiones otorgadas por la
administración local.

Pero si lo fundamental de esta
crisis es el diseño del mapa energético
regional, hay un actor extremadamente
importante del que
nadie habla. A fines de 2006
Turquía anunció una propuesta de
gran alcance relativa a la construcción
de cuatro canales de
abastecimiento para hacer llegar
agua, electricidad, petróleo y gas
natural hasta Israel. Nada se ha
vuelto a decir públicamente desde
entonces, pero Israel es la pieza
más importante del imperialismo
en la región y EE UU no permitirá
que se amenace su estabilidad.
Por ello habrá que estar atentos al
pulso que aún mantendrán EE UU
y Turquía bajo la apariencia de
una crisis en el Kurdistán.

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