El golpe de Estado protagonizado por los representantes de los partidos conservadores, mayoría en el Senado, devuelve a la oligarquía al poder.
- El expresidente en su intervención ante el pueblo paraguayo para denunciar la maniobra que ha llevado a su destitución. Foto: Fernando Lugo Méndez en flickr
Lugo pagó caro, con su destitución fulminante tras juicio sumarísimo, la muerte de seis policías y once campesinos durante un desalojo de "sin tierras" el pasado día 15 en la hacienda del político y empresario "colorado" Blas N. Riquelme en Curuguaty, al nordeste del país.
El Senado destituyó a Fernando Lugo tras hallarlo culpable de mal desempeño en sus funciones, en el juicio político impulsado desde el Congreso por los conservadores Alianza Nacional Republicana –histórico Partido Colorado-, el Partido Liberal Radical Auténtico, el Partido UNACE, el Partido Patria Querida y el socialdemócrata Partido Democrático Progresista.
Los cambios al frente de la cúpula policial y su promesa de encomendar la investigación a una comisión especial con apoyo de la OEA no calmaron los
ánimos de una oposición furibunda que, lejos de interesarse por la situación del campesinado paraguayo, llevaba meses esperando una coyuntura política como ésta.
Entre el 15 de junio, día de los sucesos de Curuguaty. y el 22 de junio, fecha de su destitución, Fernando Lugo volvió a revivir la inestabilidad política que le ha
acompañado de forma constante en estos casi cuatro años de gestión. En ese sentido, es importante recordar cómo en noviembre de 2009, Lugo se vió obligado
a recambiar gran parte de su cúpula militar tras haber recibido reportes creíbles de que estaban conspirando en contra de él en complicidad con su oposición política.
Su trayectoria
Lugo, quien como obispo se destacó como defensor de los pobres y de la Teología de la Liberación, consolidó su liderazgo social en la empobrecida
Diócesis de San Pedro Apóstol, donde su trabajo religioso estuvo enfocado a mejorar el bienestar de su pueblo.
El creciente liderazgo social de Lugo y su influencia sobre los sectores más pobres
de Paraguay pusieron en alerta a El Vaticano, que le advirtió que debía abandonar
sus aspiraciones políticas y dedicarse en exclusiva a su labor pastoral.
Con el respaldo del Partido Liberal –quien le aportó en torno al 75% de los votos-
y una coalición de movimientos sociales populares en lo que se conoció como Alianza Patriótica para el Cambio, Lugo concurrió como candidato presidencial
a las elecciones generales del 20 de abril de 2008, en las que se impuso con el
40,82 por ciento del sufragio, aunque los "colorados" mantuvieron su mayoría en el Legislativo.
Sin embargo, la Presidencia de la República fue una carga demasiada pesada
para el exobispo, quien defraudó como el depositario de la esperanza de un
pueblo que aspiró a cambiar el oscuro escenario político de su país, gobernado
por el Partido Colorado desde hacía 61 años, período que la mayoría
de este tiempo (1947-1989) fue una dictadura. Lugo, incapaz de tejer alianzas
adecuadas que le permitieran cumplir sus promesas electorales, se alejó de su
electorado tras una serie de escándalos sexuales y el incumplimiento respecto a la
reforma agraria.
La alianza anti-natura desarrollada entre Lugo y el Partido Liberal Radical
Auténtico (PLRA), que llevó a Federico Franco a la vicepresidencia, generaron
una fricción permanente que finaliza el pasado 22, con la destitución del exobispo paraguayo. Ante el horizonte de las presidenciales del próximo año,
con 14 meses de gestión de Lugo aún por delante, el PRLA entendió que era el momento
de desembarazarse del exobispo y asumir la presidencia del país por primera
vez desde que el partido fuera refundado en la clandestinidad en 1978, como
oposición a la dictadura del general Stroessner.
Carente de organización política propia y bases de apoyo estructuradas, los
conflictos entre Lugo y su vicepresidente Franco, llevaron a aquel a aproximarse a
los colorados. Esta nueva alianza política se visualizó cuando el día después de
los asesinatos de Curuguaty, Lugo nombra como nuevo ministro del Interior a el
exfiscal colorado Rubén Candia. La torpeza política de Lugo decidió la actual
posición de los liberales y le dejó desamparado en las Cámaras.
El nuevo escenario político
En la actualidad se abre un nuevo escenario en la política paraguaya. Por un
lado, los colorados tienen una disputa interna por quién será su candidato en los
próximos comicios electorales, con altas posibilidades de que su binomio sea
encabezado por el empresario conservador Horacio Cartes.
Por otro lado, y ya desde el poder, el PRLA, que gobernará el país los próximos
14 meses, pretende invertir las tendencias de intención de voto favorables a los
colorados, a través de la gestión del recién nombrado presidente Franco.
Entre tanta estrategia electoral, los movimientos sociales paraguayos quedan en
la encrucijada. Estos, desde una postura crítica pero no de confrontación con el
gobierno del expresidente Lugo, se mueven en la actualidad entre dos vías: la
radicalización de sus posiciones o intentar construir una propuesta electoral para
el próximo año.
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- [Recopilación de artículos en Rebelión->http://rebelion.org/noticia.php?id=151825]
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