En los últimos días,
diferentes altos cargos
socialistas han aceptado
como buena la versión
oficial marroquí, a pesar
de los testimonios
que la contradicen.
El régimen alauita arrasa la lucha por la igualdad
Militares y colonos marroquíes arrasan viviendas de saharauis
Vídeo: Marruecos también tortura a españoles
- Manifestación contra la represión marroquí en Madrid / David Fernández
Ni la ONU, ni ninguna organización
internacional ha podido comprobar
todavía qué pasó en El Aaiún el 8 de
noviembre durante el desalojo del
campamento de Agdaym Izik. Los
relatos de los saharauis que allí estaban
y de los observadores internacionales
que también sufrieron el
desalojo hablan de una matanza; el
Gobierno alauita lo cifra en 11 muertes
de militares marroquíes y dos de
civiles saharahuis; mientras que el
Frente Polisario eleva la cifra de fallecidos
a 36 personas.
“Nos preguntamos dónde están
las Naciones Unidas, ya que la Misión
de la ONU para el Referéndum
en el Sahara Occidental (MINURSO),
es una fuerza más de ocupación
contra el pueblo saharaui. Y
también, dónde está el Gobierno español,
todavía en deuda con el pueblo
saharaui”, afirmó a este periódico
Sultana Jaya, una de las activistas
saharauis más conocidas. Jaya,
junto a otros activistas, participó en
una recepción en Las Palmas de
Gran Canaria a saharauis que consiguieron
salir de los territorios ocupados
por Marruecos.
Mientras el Gobierno español espera
una investigación, da por buenas
las cifras y declaraciones del reino
de Mohamed VI que ocupa por la
fuerza el Sáhara desde 1976. Marcelino
Iglesias, secretario de Organización
de los socialistas, declaraba
el 22 de noviembre: “Parece que
se confirma que la policía marroquí
entró desarmada”. Horas después la
organización de derechos humanos
Thawra mostraba un vídeo con
agentes armados.
Días antes, el ministro de Interior
Rubalcaba recibía a su homólogo
Taieb Cherkaui en Madrid y asumía
su versión. “El ministro me ha dado
una explicación pormenorizada y
minuciosa de todos los acontecimientos,
es una explicación que refuta
las acusaciones graves”, explicó
Rubalcaba tras el encuentro. Human
Right Watch, una organización
de derechos humanos que ha podido
visitar la zona, ha corroborado
las torturas de las fuerzas marroquíes
y la violencia con que se llevó
a cabo el desalojo. Quien sí ha refutado
a Cherkaui es Daniel Benjamin,
coordinador de Anti Terrorismo del
Departamento de Estado de EE UU,
que ha desmentido la relación que
Marruecos hace de los saharauis como
terroristas.
Ahora las Administraciones de
Zapatero y Mohamed VI preparan
el Consejo de Asociación UE-Marruecos
del 13 de diciembre, donde
analizarán lo sucedido y harán un
seguimiento a los convenios comerciales
entre ambas partes. Éstos incluyen,
entre otros acuerdos, la pesca
en aguas saharauis o la extracción
de fosfatos en los territorios
ocupados. Y este encuentro podría
verse enturbiado si se aprueba, como
está previsto el jueves, una moción
crítica con Marruecos en el
Parlamento Europeo. La ministra
de Asuntos Exteriores española respondió
exigiendo “sensatez” a los
eurodiputados al conocer que esto
se llevaría al pleno.
‘Huída’ a Las Palmas
A pesar de la existencia de prensa internacional,
en El Aaiún se mantiene
el miedo a la impunidad de las acciones
militares marroquíes. Los testimonios
saharauis que consiguen escapar
de la represión marroquí así lo
narran. Desde al menos dos comisarías,
“los policías repartieron gorras
blancas, para identificar al colono
marroquí, y el que no tenía esa gorra
era reconocido como saharaui, y entonces
iban a sus casas”, explicó
Brahim Mohammed a DIAGONAL.
Mohammed era uno de los integrantes
del comité de organización
del Agdaym Izik y tras dos días escondidos
en casa de familiares en El
Aaiún pudo ser camuflado en un
avión que le llevó hasta Las Palmas.
“Vinieron a buscarme a mí, pero no
me encontraron. Una hermana mía
fue violada y a mi madre le golpearon
en la cabeza. Luego quemaron la
casa”, narra profundamente afectado
este activista saharaui. Pero tampoco
se le olvidan las imágenes del
campamento, donde dice que vio
muchos cadáveres y alguna mujer
que abortó debido a los gases lacrimógenos.
“Los camiones arrasaban
con todo lo que encontraban delante.
Pisaban las jaimas, las rociaban con
gasolina y luego las quemaban”, explica
este activista a DIAGONAL.
Cadáveres sin identificar
Alí Salam también estuvo el 8 de noviembre
en El Aaiún, unas semanas
antes había llegado a los territorios
ocupados para casarse. Salam conoció
por familiares, altos cargos militares,
que se estaba llamando a reservistas
a filas y se sustituía a policías
por militares, “por ser más jóvenes
y tener menos lazos afectivos y
familiares con la población”.
Tras los días de celebración en
Smara, volvió con su hermana a El
Aaiún para que fuera tratada de una
dolencia de tiroides. Pero, al llegar a
esta ciudad, tomada por las fuerzas
marroquíes e incendiada, falleció de
un infarto. Durante su espera en el
hospital vio como se llevaban en un
camión militar a trece o catorce cadáveres.
En el depósito de cadáveres,
“el señor de la morgue nos estaba
buscando un sitio vacío, porque
no había ninguna identificación, sacaba
y metía las bandejas, no sabía si
había alguna persona o estaba vacía.
En todos las que abrió había dos personas,
y ninguna identificada”, narró
Salam a DIAGONAL a su llegada el
13 de noviembre a Las Palmas. Otros
testimonios denunciaron la existencia
de fosas comunes, además de las
denuncias de más de cien desapariciones
según el Polisario.
Días después, las autoridades marroquíes
abrían el depósito de cadáveres
para mostrar un único cuerpo:
Babi Hamadi Buyema. Este saharaui
de nacionalidad española murió
atropellado por un coche militar.
Su familia ha interpuesto una querella
en la Audiencia Nacional contra
Cherkaui, por crímenes de lesa
humanidad y asesinato. También la
Liga Española Pro Derechos Humanos
ha presentado otra demanda
por esta muerte, que incluye como
testigo a la ministra Trinidad
Jiménez. Eso sí, el Fiscal General
del Estado resta importancia a las
actuaciones de Marruecos y del propio
Cherkaui porque “colabora mucho
con nuestro país”.
La encrucijada del Frente Polisario
Las noticias del desalojo
del campamento Agdaym
Izik, así como los enfrentamientos
posteriores en la
ciudad de El Aaiún han
incrementado las llamadas
de una vuelta a las armas
saharauis. En Madrid, las
declaraciones de representantes
del Frente Polisario
que servían como colofón
a la manifestación del 13
de noviembre fueron interrumpidas
por jóvenes
saharauis al grito de “guerra,
guerra”. Unas proclamas
que también se escucharon
en otras
movilizaciones en el Estado,
y que tenían como
principal destinatario al
Frente Polisario. En los
campamentos de refugiados
de Argelia, también se
ha exigido la ruptura del
alto el fuego de 1991. Tras
los acontecimientos de El
Aaiún se han mantenido
las conversaciones informales
entre marroquíes y
saharauis para diciembre y
enero están previstas
varias rondas en Nueva
York. A pesar de ello, el
presidente de la República
Árabe Saharaui Democrática
(RASD), Mohamed
Abdelaziz, ha reconocido
que la vuelta a las armas
sería una opción legítima y
el representante de la
RASD en el Estado español,
Bucharaya Beyin, ha
afirmado que disponen de
“armas, hombres y voluntad
suficientes”. En los últimos
días cientos de reservistas
se han movilizado
hacia el muro que Marruecos
construyó durante la
ocupación de los territorios
del Sáhara Occidental.
Informaciones anteriores:
- Entrevista a los dos activistas españoles presentes en el desalojo: [«No era nuestra seguridad, sino la de las personas que nos echaban una mano allí»->12688]
- [Cobertura fotográfica->http://picasaweb.google.com/114162724517415991490/ViolentoDesalojoDelCam...
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