Miles de activistas de todo el departamento de La Paz salieron a la calle a celebrar el final del motín policial y mostrar su apoyo al proceso de cambio y al actual Gobierno de Evo Morales.
Bolivia vive con tensión la última etapa de la marcha por los territorios indígenas
[Imagen de portada: La marcha progubernamental en la llegada a su final en la plaza Villarroel. Foto: J.J. Gómez]
- Imagen de la entrada en La Paz de los líderes de la IX marcha cuando han tenido que modificar su recorrido para no enfrentarse con las bases del Gobierno. Foto: J.J. Gómez
Seis días duró un motín policial que fue catalogado por el Gobierno de Bolivia como una fase previa a un golpe de Estado. En su imaginario no se podían borrar las imágenes de Rafael Correa (presidente de Ecuador) en septiembre de 2010 cuando se enfrentó a un grupo de policías que pretendían ejecutar un golpe de Estado.
"No podemos pasar de dictaduras militares a dictaduras policiales", denunciaba Evo Morales horas antes de que terminará el motín en el 33 aniversario del principal sindicato campesino del país, CSUTCB. Incluso la ministra de Comunicación lo denominó "plan Tipnis", en referencia a la marcha en defensa de los territorios indígenas cuya llegada se iba a producir en pleno motín policial. Eso sí, desde el Gobierno todavía no se ha mostrado ninguna de las pruebas que dicen tener para realizar esta denuncia.
"Los hechos violentos del motín policial, donde los policías exhibieron armas amenazantes, no son hechos o amenazas en contra del Gobierno, ni en contra de los militares, que tienen con qué defenderse, sino más bien es una clara amenaza en contra del pueblo boliviano, los movimientos y las organizaciones sociales, que estamos desarmadas y que somos quienes impulsamos y sostenemos el proceso de cambio", según declaró la Asamblea del Feminismo Comunitario de Bolivia.
El motín terminó gracias a un acuerdo por el que la policía recibirá un 22% más de sueldo al mes (algo más de 10 euros); el 100% del último sueldo para su jubilación; un incremento de la canasta alimentaria; y, por último, la negociación de un nuevo Régimen Disciplinario que sustituya en parte a la ley 101, una norma anti corrupción policial aprobada por el Gobierno de Morales. De esa forma, el cuerpo uniformado volvía a su actividad horas antes de que la marcha indígena empezara a realizar los últimos kilómetros que le separaba de La Paz.
Movilizaciones en defensa del proceso de cambio
Más allá de lo que haya pasado durante el motín policial y/o intento de golpe de Estado, el Gobierno de Evo Morales ha logrado salir fortalecido gracias al apoyo social que estos días ha recibido. Primero fue la ciudad de Cochabamba, con gran presencia de organizaciones cocaleras, quien salió masivamente a la calle para denunciar la supuesta situación de peligro en que se encontraba el proceso de cambio. Y, después, La Paz vivió el martes y el miércoles grandes manifestaciones en apoyo a la democracia y contra el golpe de Estado.
La llegada de la marcha indígena se retrasó hasta el miércoles para evitar entrar en una ciudad con la policía amotinada y como muestra de su oposición a cualquier intento de desestabilización del actual Gobierno. Pero la marcha del Tipnis fue superada y anticipada por una movilización de miles de personas afines a Morales que celebraban el final del intento de golpe de Estado. Los indígenas que habían recorrido unos 500 kilómetros en dos meses para evitar que por su territorio se construya una carretera no pudieron realizar su recorrido previsto por La Paz, ya que las bases del Gobierno ocuparon parte de éste. Después, junto al palacio presidencial serían gaseados por la policía para evitar que llegaran hasta el kilómetro cero de la política boliviana.
La marcha indígena ahora se encuentra acampada en La Paz, a la espera de lograr todos los puntos de sus reivindicaciones, como ha anunciado una de sus líderes, Bertha Bejarano. Pero la marcha no sólo se ha visto superada por la defensa del Gobierno tras el motín policial, sino que en los últimos meses ha perdido parte del apoyo social que en 2011 la convirtió en un punto de inflexión para muchas de las bases sociales que sustentan al Gobierno.
Desde su inicio no ha contado, por ejemplo, con el apoyo del pueblo guaraní o de sectores sindicales mayoritarios, tampoco sus dos grandes promotores, CIDOB y Conamaq han contado con el respaldo del 100% de sus bases. Además, algunos de sus líderes han aparecido vinculados a partidos de la oposición y a su llegada a La Paz, otro de sus líderes, Adolfo Chavez, ha reconocido que están esperando a que llegue 2014 (próximas elecciones generales) "para que acabe esta pesadilla". Hoy a su llegada a La Paz, el alcalde del Movimiento Sin Miedo, Luis Revilla, y el arzobispo de la ciudad, Edmundo Abastoflor, han sido los encargados de darles la bienvenida.
Por otro lado, después de que la marcha de 2011 saliera victoriosa de La Paz, han sido numerosos los intentos del lado oficialista para deslegitimarla: organizaciones de cocaleros lideraron una contramarcha que logró desactivar sus logros; han difamado a quienes; han boicoteado el paso de la marcha desde ayuntamientos oficialistas o han invertido importantes sumas de dinero en la zona que atravesará la carretera para disminuir el apoyo a la IX marcha.
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