El Estado español dobló en 2005 el
crecimiento económico medio de la
Unión Europea, pero esa buena salud
tiene dos caras: por un lado, los
beneficios empresariales suben,
mientras los salarios se mantienen
o pierden poder adquisitivo.
Los sindicatos CC OO y UGT han
firmado la prórroga de los acuerdos
que marcan la inflación prevista por
el Gobierno (un 1,7% inferior a la real
en 2005) como referencia para la
subida salarial. Así, cerca de un millón
y medio de asalariados volverán
a perder poder adquisitivo en 2006
por no disponer en sus convenios de
cláusulas de revisión que equiparen
los sueldos con la subida de los precios.
Los beneficios empresariales
crecieron un 8,8% hasta el tercer trimestre
de 2005.
El acuerdo con las patronales llega
cuando el nuevo año se estrena
con importantes subidas de precios
en sectores como el transporte público
(entre un 4 y un 6%), la energía
(electricidad y gas suben más de un
4%) o la vivienda, todos ellos por encima
del IPC. De este modo, 2006 se
inicia con un brillante cuadro macroeconómico
y con mayores presiones
de gasto para los sectores populares.
Crecen así las incógnitas sobre la capacidad
de reproducir el mayor factor
de crecimiento de la economía
española: el consumo privado, y especialmente
la inversión en vivienda.
Ante esta situación, el movimiento
de lucha por la vivienda social da
sus primeros pasos, desperdigado
en diferentes experiencias locales
que intentan marcar unas prioridades
distintas a las de las constructoras.
“Más metros sociales y ecológicos en la urbe”
Las dos caras de la expansión económica
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