AMÉRICA LATINA // INICIATIVAS Y RESISTENCIAS
Falta de alimentos en el granero del mundo
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BUENOS AIRES, ARGENTINA. El 29 de mayo miles de personas se manifestaron contra
el hambre y la inflación y por la redistribución de la riqueza / Nicolás Solo

El pasado 1 de junio las capitales

12/06/08 · 0:00
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BUENOS AIRES, ARGENTINA. El 29 de mayo miles de personas se manifestaron contra
el hambre y la inflación y por la redistribución de la riqueza / Nicolás Solo

El pasado 1 de junio las capitales
de América Latina se unieron a la
Marcha Contra el Hambre, organizada
por el Programa Mundial de
Alimentos, con el objetivo de impulsar
la lucha contra el flagelo del
hambre y sobre todo, para concienciar
a la población. En una región
que produce un 30% más de
alimentos de lo que necesita para
dar de comer a todos sus habitantes,
el hambre sólo se explica por
las profundas desigualdades existentes:
actualmente 53 millones de
latinoamericanos padecen hambre
y subnutrición. La actual tendencia
al alza en los precios de los alimentos,
la eclosión de los biocombustibles
y la especulación de los
inversores en el mercado mundial
de alimentos están agravando la
principal causa de la inseguridad
alimentaria en esta región: el acceso
a los alimentos.

En un extremo está Argentina,
quinto exportador mundial de cereales,
en el que un conflicto entre
el Gobierno y el sector agrario, causado
por el aumento del 44% en los
impuestos a las exportaciones de
grano, ha llevado a la interrupción
de la comercialización de cereales
y al desabastecimiento de alimentos.
A pesar de que actualmente el
país atraviesa un periodo de bonanza,
con un crecimiento anual del
8% del PIB en los últimos cinco
años, según el Informe de Unicef
2008 sobre el Estado Mundial de
la Infancia, en Argentina mueren
cada día 25 niños menores de un
año por desnutrición.

Crisis humanitaria en Haití

En el otro extremo, Haití, al borde
de una crisis humanitaria inminente,
aunque hace tan sólo 20 años
sus campesinos producían todo el arroz que consumía la población
nacional a un precio razonable. La
receta de liberalización rápida
auspiciada por el FMI y el Banco
Mundial en 1995 trajo consigo la
invasión del arroz subsidiado procedente
de los Estados Unidos y el
declive de la producción nacional:
hoy Haití importa un 80% del
arroz que consume a precios inaccesibles
para la mayor parte de su
población. En Haití se registra la
tasa de mortalidad infantil más
elevada de todo el hemisferio occidental:
73 de cada 1.000 niños.

El modelo de Haití se siguió en
otros países latinoamericanos: “Para
países que no cuentan con las divisas
para comprar en los mercados
internacionales, la dependencia
alimentaria es absoluta”, afirma
Gonzalo Fanjul, coordinador de investigaciones
de Intermón Oxfam.

Con el encarecimiento de los alimentos
en el mercado internacional
(53% en el primer trimestre de
2008) la dependencia se transforma
en inaccesibilidad. La actual especulación
en los precios de alimentos,
causada por un interés creciente
de los inversores en el mercado
de futuros de alimentos de
Chicago, donde acuden, no para
hacerse con toneladas de arroz o
maíz, sino para realizar operaciones
de compra y venta en plazos determinados,
está aumentando sen siblemente los precios a los que los
proveedores adquirirán los alimentos.
“La opción por los agrocombustibles,
ciertamente, agravará el cuadro”,
concluye el reciente estudio El
Brasil de los Agrocombustibles - Impactos
sobre la tierra, el medio y la
sociedad, que valora el impacto que
está teniendo el aumento del 20% de
la producción de soja transgénica en
Brasil. Sus conclusiones alertan de
que se está intensificando la deforestación,
contaminando ríos, aumentando
la concentración de la tierra y
la explotación del trabajador.

El escenario del hambre en América
Latina y Caribe es complejo, y
a los muy diversos factores que
han agravado la crisis se suman
modelos agrarios muy distintos,
pero la población latinoamericana
se ha unido en protestas pacíficas
(con la excepción de Haití, donde hubo cinco muertos) para pedir a
sus gobiernos que actúen. Las protestas
organizadas de la población
han hecho mella en los mandatarios
latinoamericanos que en la pasada
Cumbre de Lima adoptaron
una postura común frente a los líderes
europeos para reclamar la
necesidad de medidas urgentes y
efectivas para paliar la crisis. El
presidente venezolano, Hugo Chávez,
respaldado por su homólogo
anfitrión, Alan García, propuso la
creación de un fondo internacional
para adquirir maquinaria, semillas
y tecnología con el fin de asegurar
la provisión de alimentos. Por su
parte, el presidente boliviano, Evo
Morales, insistió en la necesidad
de dar “créditos cero”, sin intereses,
para que los países más afectados
puedan comprar los productos
escasos que han sufrido un mayor
aumento de precios.

Lima no fue, sin embargo, sede
donde adoptar medidas efectivas,
y el asunto se zanjó con un documento
final que recogía la “urgente
necesidad de asistir a los países
más vulnerables, […] una respuesta
duradera que requiere acciones
coordinadas de la comunidad
internacional”.

Asia: mil millones de afectados
_ «El incremento de los
precios tiene una cruda
dimensión humana y ha
afectado gravemente a
unos mil millones de personas
en Asia y el Pacífico,
para quienes el poder
de compra se ha visto
perjudicado y tienen un
riesgo mayor de caer en
el hambre y la malnutrición»,
dijo el presidente
del Banco Asiático de
Desarrollo, Haruhiko
Kuroda, durante la 41
asamblea anual del
banco. La reacción de
muchos países asiáticos,
como India, Bangladesh,
Filipinas y Vietnam ha
sido prohibir o limitar la
exportación de arroz para
asegurar el acceso al
grano de su propia
población. Indonesia, por
su parte, ha decidido
que sólo exportará si
posee un mínimo de tres
millones de toneladas de
arroz en stock. Entre las
propuestas de la ONU
para atajar la crisis figura
el fin de este tipo de restricciones.
De fondo, el
intento de contar con el
apoyo financiero del FMI
y BM. El activista filipino,
Walden Bello, resumía
así la alarmante situación:
«Que la crisis global
de alimentos se origina
en la restructuración de
la agricultura por el libre
mercado resulta más
claro en el caso del arroz.
A diferencia del maíz,
menos de 10% de la producción
mundial de arroz
se comercializa. Además,
en el arroz no ha habido
desviación del consumo
hacia los biocombustibles.
Sin embargo, en
este año los precios se
han triplicado, de 380
dólares por tonelada en
enero a más de mil
dólares en abril».

Tags relacionados: Deforestación Ecología
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