fin de la violencia: avances en el objetivo de la paz
Euskadi 2013: cuando la sociedad toma la palabra

El Gobieno mantiene su silencio ante la apertura de la “agenda de diálogo” propuesta por ETA. Mientras, se avanza en temas como la reparación de las víctimas.

11/01/13 · 17:21
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Manifestación por el acercamiento de los presos al País Vasco / Igor del Barrio

En septiembre se cumplieron tres años de las penúltimas elecciones al Parlamento vasco. Pocos imaginaban entonces que la izquierda abertzale entonces ilegalizada fuera hoy la segunda fuerza en la cámara y que cumpliera ahora un año del final de la actividad armada de ETA. Un cambio que aún no ha dado lugar a los primeros contactos entre el Gobier­no y ETA para iniciar una negociación. Por lo menos oficialmente.

A finales de noviembre, ETA hizo público un comunicado en el que, tras asegurar haber hecho “intentos de abrir conversaciones con los gobiernos español y francés”, emplazaba a ambos a abrir una “agenda de diálogo” en la que abordar “las consecuencias del conflicto”: presos, desarme, miem­bros de ETA buscados por los cuerpos policiales y “disolución de las estructuras armadas”. La respuesta del Gobierno español ha sido la misma que en los seis pronunciamientos que ha hecho ETA el último año. “No hay peor sordo que el que no quiere oír. El Gobierno nunca reconocerá como sujeto de interlocución política a una organización terrorista”, contestó el ministro del Interior a Amaiur en el Congreso. Un mantra que Fernández Díaz suele completar exigiendo la disolución de ETA. Parece que el mensaje del Gobierno ha pasado del “para hablar, dejen de matar” al “para hablar, disuélvanse”.

“Es evidente que el PP tiene graves problemas internos a la hora de abordar el proceso”, explica Urko Apaolaza“La actuación del Gobierno está siendo decepcionante; su posición inmovilista está dejando un poso muy desesperanzador en la sociedad vasca”, explica para DIAGONAL Urko Apaolaza, periodista de la revista Argia. “Es evidente que el PP tiene graves problemas internos a la hora de abordar el proceso; el más mínimo gesto es saboteado por los sectores más reaccionarios”, comenta en relación al caso de Josu Uribetxeberria y a la sentencia de Estrasburgo contra la “doctrina Parot”. Sin hablar con ETA, un cambio en la política penitenciaria y el acercamiento de sus presos sería un paso clave. Un paso reclamado por miles de personas en manifestaciones multitudinarias y que, además, cuenta con el respaldo de todos los partidos vascos, excepto el PP. Incluso el Ejecutivo de Patxi López pidió que se ponga fin a lo que se ve como un castigo añadido a los familiares. Por otro lado, la excarcelación de Josu Uribetxeberria Bolinaga, enfermo de cáncer, ha puesto sobre la mesa la situación de los presos con enfermedades graves. Según un informe del colectivo de apoyo a los presos Herrira, hay 13 reclusos con patologías “cuyo tratamiento es incompatible con una vida en prisión”.

El nuevo Parlamento vasco, con todas las opciones representadas, puede jugar un papel importante. En su discurso de investidura como lehendakari, Iñigo Urkullu propuso la cámara vasca como foro para “alcanzar acuerdos mediante el diálogo y el consenso” que permitan lograr la consolidación definitiva de la paz. “Urkullu es consciente de que la sociedad está muy sensibilizada con este tema y que tendrá que ponerse a trabajar si no quiere acabar igual que López”, opina Apaolaza, quien considera que el descalabro electoral del PSE se debe a que “el anterior Gobierno vasco socialista desaprovechó una ocasión única para impulsar el proceso abierto tras la cumbre de Aiete”. En opinión de Paul Rios, coordinador de la Red ciudadana por el acuerdo y la consulta Lokarri, organizadora de Aiete, “después de las elecciones ha habido una conciencia plena en todos los partidos, excepto en el PP, con matices, en apostar por el diálogo y el consenso respecto al proceso de paz. El problema es que concretar esa voluntad durante la campaña electoral es muy complicado”. Rios señala a DIAGONAL que ahora se abre en Euskadi y Navarra un periodo de dos años sin comicios que puede ser “muy propicio para que se pueda dar una cooperación entre los partidos y nuevos avances en el proceso de paz”.

Tiempo de hablar

Sobre avances: en junio, 25 víctimas de ETA, los GAL, el Batallón Vasco Español y personas que han sufrido torturas o violencia policial presentaron un manifiesto resultado de cinco años compartiendo experiencias en la llamada Iniciativa Glencree. En él pedían “gestos de reconocimiento del daño causado y la asunción de responsabilidad por parte de todos los perpetradores de la violencia”. Por otro lado, el 21 de noviembre, Pernando Barrena, portavoz de Sortu, legalizada el verano pasado por el Tribunal Constitucional, participó en el homenaje a Ernest Lluch con motivo del 12º aniversario de su asesinato. Barrena, que en 2000 era parlamentario navarro de Euskal Herritarrok, dijo en su discurso: “Reconocemos que, en la crudeza de la confrontación, nos ha faltado hacia unas víctimas la sensibilidad demostrada con otras. Simple y llanamente, lo sentimos, y lo sentimos mucho”.

Según Paul Rios, es en la reconciliación y el reconocimiento a las víctimas donde más se está avanzandoEn el acto, celebrado en la Universitat de Barcelona bajo el título “Hablemos de Euskadi: las otras víctimas y su papel en el nuevo escenario”, Rosa Lluch, hija del exministro del PSOE, afirmó: “Con el diálogo todo es posible, hay que hablar, hablar y hablar hasta agotarnos y encontrar puntos de encuentro, como lo que hoy creo que hemos encontrado”. Para Lluch, que rechaza las comparaciones entre víctimas y respeta el silencio de quienes no participan en estos actos, “hay cosas que no se pueden ni se deben olvidar, pero tampoco es conveniente recordarlas y reprocharlas constantemente”. Según Paul Rios, es en el ámbito de la reconciliación y el reconocimiento a las víctimas donde más se está avanzando. “Hay dos grandes hechos que están permitiendo un consenso muy amplio: el reconocimiento a las primeras víctimas de abusos policiales por parte del Gobierno vasco y los gestos y declaraciones de reconocimiento a las víctimas inéditos que está haciendo la izquierda abertzale”.

Si analizamos el asunto con un poco de perspectiva, mirando otros conflictos repartidos por la historia y el planeta, es fácil comprender que la cuestión no es si el Gobierno y ETA se sentarán, sino cuándo lo harán. Mientras tanto, la sociedad civil no espera y ya ha tomado la palabra.

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