ENTREVISTA // CARMEN BOHÓRQUEZ, FILÓSOFA E HISTORIADORA VENEZOLANA
"España pretende apropiarse de los festejos del bicentenario de nuestras independencias"

Filósofa, historiadora, profesora de la Universidad
de Zulia (Maracaibo), durante años pieza clave del
Ministerio de Cultura de Venezuela y coordinadora
de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de
la Humanidad Carmen Bohórquez, miembro de la
comisión presidencial para la Celebración del
Bicentenario de la Independencia de Venezuela, no
tiene pelos en la lengua a la hora de denunciar cómo
el Estado español intenta siempre capitalizar
para sí cualquier iniciativa significativa regional que
se produzca en América Latina en el ámbito cultural.
A su paso por Madrid habló con DIAGONAL.

17/11/09 · 0:00

“España pretende dar vuelta a la
historia de tal manera que pueda
aparecer como si en realidad hubiera
sido la verdadera inspiradora
de nuestras independencias. Ya lo
hizo con la celebración del V Centenario
del Descubrimiento de
América en 1992 y lo repite ahora”,
sostiene Carmen Bohórquez.



“Hemos desterrado, aquí en
Venezuela, y en varios países de
la región, el concepto de Día de la
Raza que se le daba tradicionalmente
al 12 de octubre, para recordarlo
como Día de la Resistencia
Indígena frente al genocidio colonial
español –dice Bohórquez–. Pero España, gobierne quien gobierne,
persiste en su intento de
dulcificar la historia para cobijarnos
a todos, interesadamente, claro,
como polluelos bajo sus alas”.
Carmen Bohórquez refuta la tesis
del Estado español sobre su relación
con los procesos independentistas
latinoamericanos.

La versión española
“Para España, hubo una sola revolución
iberoamericana, que se dio
en ambos lados del Atlántico.
Según esta tesis, cuando Francia
ocupa España y las distintas provincias
reaccionan contra ella, creando
Juntas de Gobierno para cubrir
el vacío de poder, ya que el rey
estaba preso, esas juntas se proyectan
también a las colonias”. Bohórquez
recuerda que el propio Juan
Carlos I reivindicó en mayo pasado
que la Constitución de Cádiz influyó
en los procesos independentistas
en las colonias americanas.

“Esto es un anacronismo, se está
trastocando el tiempo, porque la
Constitución de Cádiz es del 19 de
marzo de 1812, y desde años antes
ya varios países latinoamericanos
habían alcanzado su independencia,
y Venezuela era la primera en
promulgar su Constitución como
república independiente en diciembre
de 1811, siguiéndola la de Quito
en febrero de 1812”.
Bohórquez aclara que “España
defiende la idea de que se pasó de
un ordenamiento anterior a un ordenamiento
nuevo, ése es el lenguaje
que usa, sin reconocer que
ese ordenamiento anterior del que
habla no era otra cosa que tres siglos
de colonización imperial.
Cualquier otro imperio entonces
podría borrar su pasado colonial
de la misma manera, diluyéndolo
en el concepto de ordenamiento
anterior. Es una forma evidente
de silenciamiento, de negación de
las guerras de independencia, se
niega así que un pueblo se levantó
y derrotó a su opresor, y se presenta
simplemente como un cambio
de ordenamiento, como algo
que simplemente ocurrió, como
ocurre un terremoto”.

La filósofa e historiadora venezolana
hace hincapié en que la postura
española no obedece simplemente a
una discusión histórica, sino que tiene
relación directa con los fuertes
intereses económicos que sigue teniendo
el estado español en sus ex
colonias. “Durante el foro de mayo
pasado, cuando el rey y Rodríguez
Zapatero anunciaron la organización
de los eventos para celebrar los
bicentenarios, se vio claramente qué
había detrás de eso. En las mesas redondas
que se organizaron estaban
representantes de Repsol y de otras
importantes compañías españolas
que tienen fuerte presencia en casi
toda América Latina y que obtienen
indudablemente allí buena parte de
sus beneficios”.

Carmen Bohórquez explica que a
partir de esa tesis surge la concepción
de una comunidad iberoamericana
de naciones. “España ha logrado
participar y financiar buena parte
de las actividades previstas en
América Latina para el bicentenario
de las independencias, incluyendo
en ellos el de la Constitución de
Cádiz, como si todo fuera el mismo
proceso, un mismo fenómeno revolucionario
paralelo”.
En coherencia con esa postura,
explica esta historiadora venezolana
a su paso por Madrid: “España se
reivindica como puente de América
Latina con Europa, y se siente con
derecho y autoridad para tutelar a
nuestros países, sin reconocer que
son pueblos maduros, que no necesitan
intermediarios para hacerse
oír y valer. En el pasado de nuestro
continente, lamentablemente, ha
habido países que buscaban ese tutelaje,
como otros buscaban o buscan
aún hoy día el de Washington”.

Bohórquez recuerda cómo «España
fue logrando poner el sello de
'íbero' a una cantidad de organismos,
como la propia Secretaría
General Iberoamericana (SEGIB),
con sede en Madrid, organizadora
de las Cumbres Iberoamericanas
anuales, que sólo subsisten
por razones diplomáticas, o a
Ibermedia, organismo relacionado
con todos los temas audiovisuales.

El cine en América Latina
está teniendo una gran fuerza,
¿por qué tiene que llamarse
iber? Lo mismo pasa con el teatro.
Se ha creado un organismo
para fomentar y coordinar los
espectáculos teatrales; son 24
los países que participan y pagan
una cuota, pero se lo ha dado en
llamar Iberescena tiene su sede
en Madrid, por lo que genera
puestos de trabajo allí, y los países
participantes tienen que acudir
a esa central para pedirle presupuesto
para tal o cual
proyecto, cuando son ellos mismos
los que han colaborado a
ese fondo común».
Y así también existe la Iberorquesta
y tantos otros iber».
Carmen Bohórquez aclara que
no está en contra de que haya
proyectos iberoamericanos, «o
ameríberos, ¿por qué no llamarlos
así, no?», dice, «pero sobre
otras bases de respeto mutuo,
como existen con otros países
europeos, países africanos o
asiáticos».

Esta investigadora
rechaza la argumentación de
quienes dicen que «son cosas
que sucedieron siglos atrás,
ahora no tienen importancia».
«No se puede borrar el pasado y
ningún pueblo tiene derecho a
hipotecar la memoria de otro
pueblo, no tiene derecho a
decirle a otro cómo debe recordar
la historia». «España reivindica
la lengua común y es verdad,
hoy es así, el castellano es
mayoritario en nuestros pueblos,
pero antes no era así, era la lengua
y la cultura del colonizador,
no la de los pueblos autóctonos,
fue impuesta a sangre y fuego,
como se impuso la religión católica.
Los indígenas no entendían
lo que les decían en castellano
como no entendían las misas en
latín que les imponían los sacerdotes
católicos españoles».

«¿Acaso la Unión Europea no
es una muestra clara de una
unión entre pueblos que hablan
distintos idiomas? Pero lo triste
es ver que España no reconoce
el papel que jugó, lo que supuso
su invasión y colonización
por la fuerza de las decenas de
millones de personas que habitaban
América Latina. Es increíble
que no diga que fue un
error histórico, que se reconozca
el genocidio, el etnocidio.
Hasta el Papa ha pedido perdón
a los indígenas, pero el
Estado español nunca».

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