UNIÓN EUROPEA // CUANDO LAS FUSIONES Y LA POLÍTICA SE MEZCLAN
Entre liberalismo y nacionalismo

¿Vuelve a Europa el proteccionismo? El autor niega esta conclusión y pone en primer lugar las prioridades tácticas de empresas y gobiernos en el proceso de concentración del capital.

Texto de Gerard Dumenil, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas (CNRS) y profesor de la Universidad Paris X-Nanterre

29/04/06 · 17:28
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Apesar de los pésimos resultados
obtenidos en términos
de crecimiento económico
en la mayoría de
países de la Unión Europea, el fortalecimiento
del orden neoliberal en
Europa ha encontrado pocos obstáculos:
apertura de las fronteras comerciales
de la Unión al resto del
mundo (reducción de la tarifa exterior),
globalización financiera (libre
circulación de capital), ortodoxia
monetaria y presupuestaria (límite a
los déficit presupuestarios en el
Pacto de Estabilidad), privatización
de las empresas públicas, nueva disciplina
impuesta a los trabajadores
(estancamiento salarial, endurecimiento
de las condiciones de trabajo
y ‘flexibilización’) y sometimiento
de los gestores (creación de valor
para el accionista).

En el interior de la Unión, se habría
podido pensar que la apertura
de las fronteras era un hecho.
Grave error: la ‘directiva sobre los
servicios en el mercado interior’ o
‘directiva Bolkestein’ pretende organizar
una liberalización de los
servicios todavía mayor en Europa,
sometiendo a los prestadores de
servicios en otros países a las reglas
de sus países de origen: en materia
social, fiscal, judicial y de protección
del medio ambiente. Este
dispositivo es una incitación, apenas
maquillada, a la deslocalización
de las empresas hacia los países
con menos regulación, lo que
les permitirá trabajar en cualquier
lugar con unas limitaciones mínimas.
¡La Organización Mundial del
Comercio nunca ha llevado tan lejos
sus ambiciones! Europa muestra
el camino: un camino real para
las minorías privilegiadas beneficiarias
del orden neoliberal.
De golpe, y recientemente, empieza
a oírse una fórmula que parece
contradecir estas tendencias y
trasladarnos un siglo atrás en el
tiempo: “patriotismo económico”. Y
no está en boca de los militantes del
movimiento altermundialista, sino
en la de nuestros gobernantes: en
Francia, en la de nuestro presidente.

En la sesión de clausura del
Consejo Europeo de los días 23 y 24
de marzo de 2006, Jacques Chirac
se vio obligado a defenderse. ¡Proteccionistas,
nosotros, jamás! En
primer lugar esta palabra no es la
adecuada: no se trata de cerrar
nuestras fronteras comerciales, sino
de proteger la ‘nacionalidad’ de
nuestras empresas, pues las empresas
todavía tienen un carné de identidad.
Y a menudo tienen también
un presidente del mismo país. Observen
bien que esta noción de nacionalidad
no se refiere ni a la ‘propiedad’
de las empresas, pues las
acciones que poseen los inversores
extranjeros pueden representar un
porcentaje considerable del capital,
ni a su producción, pues ésta puede
ser ampliamente deslocalizada.
¿Qué ha ocurrido? Un grupo indio,
Mittal, ha lanzado una OPA
hostil sobre Arcelor (una empresa
europea con sede en Luxemburgo)
en la siderurgia; un grupo italiano,
Enel, lanza una OPA del mismo
tipo sobre el grupo francés Suez
para controlar la filial Electrabel;
para prohibir esta operación, el gobierno
francés quiere provocar un
acercamiento entre Suez y Gaz de
France (recientemente empujada
al sector privado).

El entretejimiento de la red internacional
de propiedad del capital
es uno de los pilares de la
mundialización neoliberal. La noción
de ‘patriotismo económico’
sugiere que los estados promueven
la expansión de sus sociedades
transnacionales pero se preocupan
de protegerlas frente a los
tiburones extranjeros. La idea de
un retroceso de la mundialización,
como explicación potencial,
no resiste el análisis. ¿Flagrante
delito de inconsecuencia?

Feudalismo empresarial

Mi interpretación es la siguiente. Al
igual que en las grandes familias
aristocráticas o burguesas, las
uniones se realizan bajo normas
bien precisas. No se casa a las hijas
o a los hijos con cualquiera,
sobre todo si es contra su consentimiento
(es lo que atestigua la hostilidad
de la OPA). Aquí las identidades
son esenciales. Son bienvenidos
otros encuentros entre grandes
sociedades: Alcatel y Lucent
acaban de fusionarse para formar
el segundo grupo de equipamientos
de telecomunicaciones (por detrás
de Cisco). Se trata de un matrimonio
franco-estadounidense
que hay que incluir en la sección
de las bodas principescas. Y los periódicos
están llenos de acercamientos
de este tipo, acompañados
de enternecidos comentarios.

Otro elemento que apunta hacia la
misma interpretación es que
Francia no tiene el monopolio de
ese patriotismo. Una sociedad de
Dubai, Ports World, quería comprar
seis puertos de EE UU, pero
la mayoría republicana, en un arrebato
de ‘patriotismo económico’,
bloqueó la operación. ¡Y he aquí
que los chinos se suman a la carrera!
¿Hacia dónde nos dirigimos?
¿Por qué inquietarse por un lado
y alegrarse por el otro? La verdad es
que esta mundialización del capital
es fundamentalmente jerárquica.
Tiene ejes privilegiados, como por
ejemplo el que define el atlantismo.
Para entender por qué una OPA italiana
suscita tantas reticencias en
Francia habría que estar más informado,
pero ¿y la India, los Emiratos
Árabes, China? Si ya no es el centro
quien domina la periferia, ¿qué queda
de nuestra geometría?

LIBERALIZACIÓN
'MON AMOUR'

_ La cumbre europea de jefes de
Estado y Gobierno del 23 y 24 de
marzo estuvo caracterizada por las
acusaciones cruzadas de proteccionismo
entre todos los socios.
La ratificación de los objetivos de
la cumbre de Lisboa -pleno
empleo en la economía más dinámica
y competitiva del mundo,
según la jerga comunitaria- quedó
en un segundo plano frente al
debate más urgente: la creación
de un mercado energético común
plenamente liberalizado.

Con cuestiones técnicas y políticas
todavía por resolver, los 25 aparcaron
el «y tú, más» y los deméritos
nacionales en liberalismo para
aprobar la apertura total del mercado
eléctrico y del gas en 2007,
en el marco de la directiva Bolkestein
suavizada tras las protestas
de febrero. El responsable de política
exterior de la Unión Europea,
Javier Solana, se llevó también un
pesado encargo para su agenda:
procurar el abastecimiento energético,
y en especial la consecución
de un compromiso con Rusia tras
el susto de este invierno con el
corte provisional del suministro de
gas a través de Ucrania.

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