Cambios en Egipto
Egipto aprueba su Carta Magna a trompicones

Adel Massad Farah Gharbeia, de 41 años y vecino de Damietta, se convirtió el 30 de diciembre en el primer civil condenado por un tribunal militar bajo la nueva Constitución egipcia. Seis meses de prisión por haberse enfrentado a un soldado a las puertas de un colegio electoral durante el mismo referéndum de la constitución cuyo articulo 197
desentierra de nuevo este tipo de proceso jurídico.

, El Cairo
08/01/13 · 15:26
Edición impresa

Adel Massad Farah Gharbeia, de 41 años y vecino de Damietta, se convirtió el 30 de diciembre en el primer civil condenado por un tribunal militar bajo la nueva Constitución egipcia. Seis meses de prisión por haberse enfrentado a un soldado a las puertas de un colegio electoral durante el mismo referéndum de la constitución cuyo articulo 197
desentierra de nuevo este tipo de proceso jurídico.

Civiles perseguidos

12.000 civiles ya fueron llevados frente a la Justicia militar durante el primer año de Gobierno de la junta militar a la caída del dictador Hosni Mubarak. Unos juicios que muchos activistas denunciaron como políticos. Una semana más tarde el activista y periodista Mohamed Sabri también sería transferido a la fiscalía militar. En su caso por tomar fotografías para un reportaje en un descampado que, como el 85% del territorio nacional no explotado, pertenece al Ejército.

Son las primeras consecuencias de la nueva constitución egipcia, aunque no las únicas. Recientemente el ministro de educación, Ibrahim Ghoneim, reafirmaba que los niños de la minoría bahai no tenían derecho constitucional a la escolarización pública puesto que la Carta Magna sólo respeta el derecho a las tres religiones abrahamicas (judaísmo, cristianismo e islam).

Las navidades traían a las fuerzas islamistas egipcias la ansiada aprobación de la Constitución. Cerca de dos terceras partes de los votantes daban su apoyo a la polémica carta magna, cuyo redactado y aprobación sumieron el país en una de las más profundas crisis políticas desde la caída del dictador Hosni Mubarak, en febrero de 2011.

Las fuerzas islamistas, encabezadas por los Hermanos Musulmanes, se daban con un canto en los dientes y proclamaban la virtudes democráticas del referendo. La oposición, por su lado, denunciaba fraude en las votaciones y calificaba los resultados como fabricados. Trece organizaciones de Derechos Humanos apoyaban la tesis del fraude
mientras los Hermanos Musulmanes afirmaban que las irregularidades detectadas “no afectan el resultado final”.

Frágil resultado

Un resultado que, en realidad, no da a los islamistas la fuerza y estabilidad política que tanto ansían. Con una participación cercana al 32%, la votaciones ofrecen un apoyo limitado que dotan al texto de una enorme fragilidad política. Solo un 20% de los egipcios con derecho a voto  (y menos de un 12% del total de ciudadanos) apoyaron el polémico redactado.

Pero el referéndum si que da un breve respiro al presidente Mohamed Mursi antes de la próxima embestida política, las elecciones parlamentarias. Las fuerzas de oposición plantean la formación de un frente común para plantar cara a la omnipotente hermandad, aunque la disparidad de corrientes políticos casi antagónicas dificultan el acuerdo. Entre los miembros de la coalición se podrían encontrar desde antiguos miembros del régimen Mubarak como el exsecretario general de la Liga Árabe Amr Moussa, a exmiembros de los mismos Hermanos Musulmanes.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

Tienda El Salto