CHALMERS JOHNSON: PRESIDENTE DEL JAPAN POLICY RESEARCH INSTITUTE
“EE UU intenta ejercer su hegemonía con las bases”

El autor de ‘Blowback, costes y consecuencias del imperio americano’ y de ‘Némesis: los últimos días de la república americana’ explica la nueva estrategia de bases y sus consecuencias.

29/03/07 · 0:00
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VICENZA. 120.000 personas se manifestaron en febrero contra la ampliación de la base. / Giacomo Fe

DIAGONAL: Usted ha escrito que la
“versión americana de las colonias
son las bases militares” y compara a
los EE UU con el Imperio Romano.
¿Cuál es el papel de las bases en el
dominio militar mundial de EE UU?

CHALMERS JOHNSON: EE UU está
intentando ejercer su hegemonía
sobre el mundo a través de unas 737
bases militares establecidas en más
de 130 países. 737 es el recuento oficial
del Pentágono. Esta red de bases
es una forma de imperialismo porque
EE UU normalmente no recibe
el consentimiento de las poblaciones
de los países que ocupa, y en muchos
casos colabora con algunos de los regímenes
más tiránicos y represivos
de la tierra. La CIA es responsable de
haber instalado, en muchas ocasiones,
esos regímenes en el poder.
EE UU ha creado y trata de consolidar
y de expandir una forma de imperio
que abarca todo el planeta, similar
al viejo sistema de satélites que
la URSS creó tras la II Guerra Mundial
en Europa del Este. Los diversos
territorios permanecen bajo la influencia
estadounidense debido a la
presencia de fuerzas de EE UU, a los
gobiernos títeres que obedecen a los
deseos de Washington y a una economía
integrada en el sistema neoliberal
norteamericano de la llamada
globalización.

D.: ¿Cuál es la nueva estrategia estadounidense
de “recolocación” de bases
en el extranjero? ¿Y su objetivo?

CH.J.: La misión del nuevo sistema
de bases llamadas lily pads es ampliar
la hegemonía de EE UU hacia
áreas del mundo donde su influencia
era hasta ahora menos pronunciada,
particularmente a África. Son igual
que las antiguas bases, excepto que
en ellas no vivirán familiares de militares
ni proveedores. Ahora mismo
EE UU está preparando un nuevo comando
regional para África que tendrá
su base en Yibuti o en el Golfo de
Guinea, muy rico en petróleo. EE UU
no se enfrenta a ningún tipo de amenaza
militar en África, y el uso de su
Ejército para supuestamente llevar la
democracia a los países pobres es algo
completamente contradictorio y
condenado al fracaso. El propósito
de las ‘lily pads’ es puramente imperial.
También se están construyendo
en Latinoamérica a la vez que la dirección
del imperio de EE UU cae
progresivamente bajo la influencia
del Ejército y la CIA más que en el
Departamento de Estado.

D.: ¿Cuáles son los efectos de las bases
sobre las poblaciones locales?

CH.J.: Las bases provocan de manera
inevitable problemas con las poblaciones
locales. Estas poblaciones
viven bajo la constante amenaza de
crímenes sexuales, reyertas en los
bares, burdeles, conductores borrachos,
polución acústica y medioambiental
y el mal uso de los recursos.
EE UU siempre intenta firmar con
las naciones subordinadas unos
Acuerdos sobre el Estatuto de las
Fuerzas que eximen a las tropas, en
mayor medida posible, de las leyes
las autoridades locales. A medida
que la naturaleza del imperio estadounidense
empieza a conocerse
mejor y que el poder unilateral de
EE UU empieza a erosionarse, podemos
esperar que se produzcan cada
vez mayores movimientos populares
de protesta contra las bases, como
los que hemos visto hace pocos meses
en Vicenza y en Okinawa. La población
de EE UU no tiene ni idea de
que significa tener varios miles de
soldados extranjeros acampados en
país, puesto que no hay bases ni
tropas extranjeras en EE UU. La mayoría
de las grandes bases estadounidenses -en Alemania, Japón, Italia,
Corea del Sur y el Golfo Pérsico- se
basan en conquistas militares estadounidenses
previas o en guerras como la Guerra del Golfo de 1991),
pero cuando una base militar no está
fundamentada por una conquista se
convierte en más frágil. EE UU está
expandiendo su red de bases a fin de
que si pierde una pueda saltar fácilmente
a una adyacente.

D.: ¿Qué son los ‘contragolpes’ y a
qué se deben?

CH.J.: Conforme el imperialismo
de EE UU se extiende, su economía
se acerca a la bancarrota y su población
continúa apoyando el imperialismo,
es inevitable que los pueblos
que lo sufren recurrirán al
contragolpe’, un acto de respuesta
por las actividades clandestinas que
la CIA lleva a cabo en todo el mundo
y, por extensión, las de otros países
que actúan como agentes del
imperialismo estadounidense. El
11-S y el 11-M son casos de ‘contragolpe’.

El ataque a EE UU fue dirigido
por veteranos de la mayor actividad
clandestina organizada por
los EE UU: el reclutamiento, entrenamiento
y aprovisionamiento de
armas a los militantes islamistas
contra la URSS en Afganistán en los
80. Los ataques de Madrid fueron
un ‘contragolpe’ por el abyecto apoyo
del Gobierno español a EE UU
en su ataque ilegal contra Iraq.

D.: Has dicho que la militarización
de la economía llevará a EE UU a la
bancarrota...

CH.J.: El gasto de EE UU en su sistema
militar es mayor que el de todas
las demás naciones juntas.
Pero a la vez EE UU se ha convertido
en la nación más endeudada de
todo el mundo, y vive de los préstamos
de sus socios comerciales en
el Este asiático, China y Japón. Éstas
son contradicciones fatales, y la
bancarrota, como la que conmocionó
Argentina en 2001-2002, es una
seria posibilidad.

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