UNA OCUPACIÓN INSOSTENIBLE.
Ataque contra las tropas de Estados
Unidos en Iraq en 2005./ Michael Yon

DIAGONAL: El Anuario 2006 habla
de 2005 como un año en que casi todo
pudo cambiar y no cambió casi
nada. ¿Qué se quiere decir con esto?

MANUELA MESA: Nos referimos
a oportunidades que se desaprovecharon.
En la ONU, por ejemplo, se
presentaron muchas iniciativas para
cambiar algunas normas de funcionamiento,
pero casi todas fueron
boicoteadas por EE UU. En el momento
de la cumbre de septiembre,
EE UU introdujo de golpe 750 enmiendas.
Era algo absolutamente
indignante, no existía ni siquiera la
posibilidad de discutirlas. Es un ataque
a la ONU. En EE UU hay un intento
muy claro de minar Naciones
Unidas. Incluso ha reducido la contribución
económica a la ONU como
forma de presión.

D.: Además hubo decepción en
otras cumbres internacionales.

M.M.: Así es. También pasó en la
cumbre de la Organización Mundial
de Comercio (OMC). Había organizaciones
que llevaban hasta tres y
cuatro años trabajando para intentar
frenar el proteccionismo de los
países ricos, algo básico para la supervivencia
de los países de África y
Latinoamérica. Pero no se avanzó
mucho en ese sentido. Y tampoco
se ha cumplido la propuesta de ayuda
a África que firmó el G-8 en
Greeneagles. Un año después, los
resultados han sido bastante decepcionantes.
D.: Y hay más desigualdad...
M.M.: La brecha entre ricos y pobres
se ha ensanchado. Si se ven los
datos es tremendo. En indicadores
económicos, África está peor ahora
que hace 20 años.

D.: ¿Ocurrió algo que les llamara
más la atención que otros años?

M.M.: Esta vez nos han sorprendido
los conflictos por cuestiones
energéticas. Es algo cada vez más
frecuente. Se está utilizando la energía
para alcanzar objetivos políticos.
Se vio muy claro en el caso de
Rusia, cuando cortó los suministros
de gas a Ucrania y amenazó con dejar
sin gas a algunos países europeos.
A cambio de no llevar a cabo
esas amenazas obtuvo un cheque
en blanco para sus actuaciones militares
contra Chechenia.

D.: Al mismo tiempo, cada vez se
habla más de la pérdida de hegemonía
de Estados Unidos.

M.M.: EE UU es sin duda la mayor
potencia militar. Pero como se ha
demostrado en Iraq, las guerras no
se ganan ya militarmente. Hay una
cuestión que es la legitimidad moral
y eso es lo que ha perdido EE UU en
Iraq y todo Oriente Medio. No se
puede hablar de victoria en un país
donde a diario mueren cerca de
100 personas. Después de Abu
Grahib, después de la catástrofe
diaria que significa Iraq, el proyecto
estadounidense en Oriente Medio
no puede tener ninguna legitimidad.
Y eso tiene consecuencias
en toda la zona. La figura del gigante
con pies de barro se amolda
a la perfección al momento que vive
Estados Unidos. Su poder blando,
la capacidad de influir, ha disminuido
enormemente. Eso se
aprecia en América Latina y en el
giro a la izquierda de varios países
latinoamericanos. Hace algún
tiempo hubiera sido impensable
encontrarse con tantos gobiernos
que se oponen de forma tan clara a
Washington. Y a nivel económico
también muestra debilidad: si
China decidiera retirar los fondos
que tiene en el tesoro estadounidense,
la economía de EE UU se
resentiría muchísimo.

D.: El CIP también advierte de la militarización
de los asuntos sociales.

M.M.: Con esto nos referimos a un
tema que nos preocupa: la idea de
que los militares sirven para todo.
Hay una inundación y se envía a
los militares. Hay una crisis humanitaria
y se envía a los militares.
Para cualquier cosa que ocurre se
envía a los militares. “A los soldados
se les forma para la guerra, no
para participar en una misión humanitaria”,
dice un general retirado
que colabora con el equipo del
CIP. Así, no es extraño encontrarse
con casos como que en una misión
humanitaria se producen absusos
sexuales o ataques contra la
población.