El Tratado de No Proliferación
(TNP), con 188 países integrantes,
nació en 1968 como
responsable de la paz nuclear,
prohibiendo la producción de
este tipo de armas. Pero no a
todos los países. Aquellos que
hubieran realizado una explosión
antes del primer día del
año 1967 constituirían la
excepción. Les concedía así el
estatus de potencias nucleares
de derecho a EE UU, Rusia,
Inglaterra, Francia y China (los
cinco países con derecho a
veto en la ONU). Actualmente,
El Tratado de No Proliferación
(TNP), con 188 países integrantes,
nació en 1968 como
responsable de la paz nuclear,
prohibiendo la producción de
este tipo de armas. Pero no a
todos los países. Aquellos que
hubieran realizado una explosión
antes del primer día del
año 1967 constituirían la
excepción. Les concedía así el
estatus de potencias nucleares
de derecho a EE UU, Rusia,
Inglaterra, Francia y China (los
cinco países con derecho a
veto en la ONU). Actualmente,
ingresar en la Agencia Internacional
de la Energía Atómica
(OEIA) o firmar el TNP se
puede convertir, incluso, en un
mal negocio. Israel, India,
Pakistán, países poseedores
de armamento atómico, no
sufren la injerencia en el ámbito
nuclear aun estando autoexcluidos
de la OIEA y del TNP. Y
no sólo eso: India y EE UU acaban
de firmar acuerdos de
suministro de material atómico,
violando el TNP, que prohíbe
la transferencia de dicha
tecnología a potencias que se
mantienen fuera de los tratados.
Por el contrario, Irán está
en el ojo del huracán, aun
siendo miembro de la OIEA y
país firmante del TNP.
Curiosamente, la primera
potencia que animó a Irán en
sus planes nucleares fue EE
UU, comprometiéndose a
transferirle tecnología en épocas
del Sha, en la década de
los ‘50. En el año 1977, un
informe del Instituto de Investigación
Standford, propuso el
uso de plantas nucleares en
Irán como principal vía energética
del país. Pero estos planes
se vinieron abajo tras la Revolución
de Jomeini, que rompería
las buenas relaciones mantenidas
hasta entonces con
Washington.
Desde entonces, la primera
potencia ha aumentado la
belicosidad hacia el este país
de varias formas, primero
introduciéndolo en la lista del
Eje del Mal, ahora acusándolo
de fabricar la bomba atómica.
Omite que, según los expertos,
si Teherán quisiera obtenerla,
debería esperar ocho años,
como mínimo, para poder
hacerse con ella. Y aun cuando
lo hiciera, su arma sería
demasiado rudimentaria. La
bomba iraní pertenecería a la
primera generación, similar a
la explotada en Nagasaki,
mientras que las de India o
China se incluyen en la cuarta
generación y las de EE UU y
Rusia en la sexta.
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