Los despidos en medios,
que ya se acercan a los
3.000 según sindicatos de
prensa, no sólo afectan a
los que perdieron su empleo.
Una menor calidad
informativa y una mayor
precariedad laboral de los
que quedan son efectos
colaterales de los despidos.
“A la caída de las inversiones,
provocada por la crisis publicitaria,
se ha unido el intento de deshacer
algunas malas decisiones del
pasado. Ahora las grandes compañías
de comunicación quieren resolverlo
todo de golpe”. De esta
manera Enric Bastardas, secretario
general de la Federación de Sindicatos
de Periodistas (FESP), confirmaba
que el despido masivo de
periodistas va mucho más allá de
la crisis económica.
Con independencia de la cuenta
de resultados, algunos grupos mediáticos
arrastran grandes deudas
generadas en los tiempos de los
grandes números. “Tenemos el
ejemplo de Prisa con Localia: se
cierra esa televisión por un motivo
meramente estructural, no por una
coyuntura económica determinada”,
afirma Bastardas. En el caso
de la televisión local, se trató de
un proyecto equivocado, que acabó
en competencia entre dos televisiones
del mismo grupo, Cuatro
y Localia. “Se veía venir desde que
entré hace dos años. Todos sabíamos
que Prisa sólo quería tener
competencia a nivel local, pero la
empresa nunca fue rentable”, afirma
José Miguel, uno de los últimos
trabajadores que salieron de la televisión
local del grupo. Consecuencia:
casi 300 despidos.
Aunque no se podría hablar de
sector en pie de guerra, bien es verdad
que ya se han producido algunas
movilizaciones en contra de los
despidos, aunque éstas no se hayan
dado como colectivo. “No es
una profesión demasiado concienciada,
se confía más en la mesa de
negociación que en las movilizaciones
espectaculares”, afirma
Enric Bastardas.
Movilizaciones
En todo caso, son varias las huelgas
y protestas que se han dado o están
programadas en el sector. Una de
las más sonadas fue la huelga de dos
días en la redacción del diario El
País, como consecuencia de la intención
de la dirección de Prisa de
externalizar la publicidad. Mientras,
los trabajadores del Grupo Zeta,
propietario entre otros de El Periódico
de Catalunya, Interviú y Sport,
amenazados por un expediente de
regulación de empleo que afecta
460 profesionales, han convocado
una huelga en seis fechas diferentes
de febrero. En Telemadrid (ver cuadro)
y Unidad Editorial, propietaria
entre otros de El Mundo, Expansión
y Marca, y donde los sindicatos temen
que se vaya a presentar otro
Expediente de regulación de empleo
que afecte a 400 trabajadores, se
anuncian futuras movilizaciones.
No obstante, la tónica general hasta
la fecha han sido los paros parciales.
“Como consideramos que la empresa
ha cumplido con la legalidad,
nos hemos limitado a concentrarnos
frente al edificio principal cada vez
que se producían despidos”, afirman
desde el comité de empresa del grupo
francés Hachette, en el que, en
apenas dos meses,
se han producido
entre 90 y 100 despidos,
de un total de 600
trabajadores.
La ola de despidos
también ha sido aprovechada
por los grandes
grupos de comunicación
para precarizar aún más
unas condiciones laborales
cada vez más acuciantes.
“Hay muchas ofertas
encima de la mesa de propuesta
de bajada de salarios en
lugar de despidos”, afirma el secretario
general de la Federación
de Sindicatos de Periodistas. Según
Bastardas, el excesivo número
de facultades de Ciencias de la
Información ha generado un número
potencial de nuevos periodistas
que, enfrentados a un mercado
que apenas crece, ha generado
una bolsa de trabajadores dispuestos
a trabajar por muy poco.
“Cada vez hay menos trabajadores
fijos y más que trabajan a tanto
la pieza”, concluye.
Otra consecuencia intangible
es el inevitable deterioro
en la calidad del producto
informativo ofrecido. “Las redacciones
ya estaban muy justas,
por lo que si encima hay reducciones
importantes de plantilla, la calidad
bajará y, en consecuencia, la
posibilidad de ofrecer un derecho
muy serio, el de la ciudadanía a obtener
una información veraz”, afirma.
Un ejemplo de ellos sería el
grupo Hachette, “aunque las condiciones
salariales sean las mismas,
la calidad se resiente, un trabajo
que antes hacían diez personas,
ahora lo hacen siete”, matizan desde
el comité de empresa de este
grupo de comunicación francés.
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