ENTREVISTA: MBUYI KABUNDA, PROFESOR DE RELACIONES INTERNACIONALES
“Desde el principio, EE UU ha tenido interés en el petróleo de Sudán”

El africanista Mbuyi Kabunda analiza los cambios producidos en el conflicto de Darfur, así como los intereses que lo provocaron.

Texto de C.R.

19/07/07 · 0:00
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MBUYI KABUNDA.

DIAGONAL: Tanto las milicias del
gobierno sudanés como los rebeldes
de Darfur son de religión musulmana...
¿Cuál es el núcleo del
conflicto?

MBUYI KABUNDA: No nos encontramos
ante un choque religioso.
Más bien se trata de un conflicto
con una dimensión centro-periferia
y una dimensión étnico-cultural. Un
centro que incluye tanto a los autoproclamados
árabes como a otros
grupos marginados se enfrenta a
las periferias en Darfur, el sur y
otras partes del país. Esta dimensión
implica también un elemento
socioeconómico. Las estadísticas
muestran que todas las inversiones
están en el norte, dejando un vacío
total en el sur y en Darfur. Al mismo
tiempo, se trata de un conflicto
étnico-cultural que contrapone a los
árabes culturales con los grupos étnicos
negro-africanos, todos ellos
musulmanes. En esta dimensión, se
trata de una lucha por parte de los
grupos armados de Darfur contra
el racismo y la dominación cultural.

D.: ¿Cuál es la situación actual en
Darfur? ¿Sigue el régimen de Jartum
apoyando militarmente a las
milicias Yanyauid?

M. K.: Los acuerdos de paz de
Abuja en mayo de 2006 impusieron
al Gobierno sudanés el desarme de
los Yanyauid, el alto el fuego y el
establecimiento de negociaciones
con la participación de todas las
fuerzas. El desarme de los movimientos
rebeldes, otra de las condiciones
establecidas, estaba sometido
al previo cumplimiento del
Gobierno de los anteriores aspectos.
Esto tiene su razón de ser.
Desarmar a los rebeldes antes de
cumplir esas premisas es permitir
al Gobierno seguir con su guerra de
agresión, aun dejando constancia
de las atrocidades cometidas por
muchos jefes rebeldes contra la
propia población de Darfur. Pero la
lógica de este caso hace que deba
ser el Gobierno quien ponga de manifiesto
su buena voluntad desarmando
a sus milicias en primer lugar.
En la medida en que hasta ahora
esto no ha sucedido, estoy convencido
de que el régimen está determinado
a proseguir con su
actividad en la zona.

D.: ¿A qué se debe el cambio de actitud
de China y el Gobierno sudanés
aceptando finalmente el despliegue
de una fuerza conjunta de
la ONU y la UA?

M.K.: En el caso de China, este país
se empieza a considerar un actor
político sometido al escrutinio internacional
y por ello debe contemplar
su presencia en África de manera
global. En este sentido, los Juegos
Olímpicos de Pekín en 2008 suponen
una apuesta estratégica de
primer nivel como escaparate del
éxito económico y comercial de una
China moderna. Es ahí donde una
amenaza de boicot a la participación
le puede hacer daño y, de hecho,
ha conducido a China a revisar
su postura de apoyo financiero y
militar al Gobierno de Jartum, presionándole
para encontrar una solución
negociada en Darfur.
En lo que respecta al Gobierno
sudanés, se trata de una “huida hacia
adelante”. Han aceptado esta situación
como mal menor ante la
amenaza de una intervención militar
directa. Es una estrategia política
para seguir ganando tiempo e incluso
para evitar que intervengan
los 20.000 soldados inicialmente
previstos por Naciones Unidas, al
ser ahora una fuerza conjunta con
la Unión Africana. El régimen de
Jartum sabe perfectamente que la
presencia de tropas de la ONU significa
la investigación de los crímenes
de lesa humanidad o genocidio
que pudieran haberse cometido y,
con ello, la detención de sus responsables.

Ésta es su razón para no
aceptar una fuerza exclusivamente
de la ONU y la quiere tapar hablando
de una misión conjunta con la
Unión Africana, a sabiendas de que
es una fuerza embrionaria e insignificante
en términos militares, financieros
y logísticos.

D.: Resulta llamativo que EE UU
denuncie la situación en Darfur empleando
el término ‘genocidio’, en
contraste con su actuación en
Ruanda. ¿Se debe esta actitud a un
enfrentamiento con China por el
petróleo de Sudán?

M.K.: Desde el principio, EE UU ha
tenido interés en el petróleo de
Sudán y esto influyó en el rápido
acuerdo de paz al que se llegó en
enero de 2005 entre el norte y el sur.
Y la guerra se trasladó a Darfur,
donde se acababan de descubrir yacimientos
de petróleo. Por tanto,
existe ese objetivo de tener acceso
al petróleo de Darfur. Sin embargo,
no creo que se trate de una guerra
comercial entre EE UU y China por
el petróleo. Existe también un componente
de preocupación humanitaria,
debido a la actuación de importantes
grupos afroamericanos
que presionaron mucho para dar a
conocer dentro de EE UU la tragedia
del pueblo negro de Darfur.

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