LABORAL // DIFERENTES SENTENCIAS Y TESTIMONIOS SINDICALES CONTRADICEN LA BUENA FAMA DE LA CADENA DE SUPERMERCA
Derechos caducados en Mercadona

Mercadona tiene el
honor de vivir una
de las huelgas más
largas de Cataluña
y de ser el blanco de
decenas de condenas
por acoso laboral.

12/04/07 · 0:01
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BARCELONA. Una manifestación para denunciar la política laboral y la represión sindical en Mercadona recorrió Barcelona el 31 de marzo.

1.054 tiendas, con expectativas de
crecimiento de cien al año. Facturación
de 12.158 millones de euros
en 2006, un 18% más que en 2005.
Beneficio neto de 242 millones. Planes
de inversión de mil millones en
centros logísticos para los próximos
años. Juan Roig, presidente y propietario
de Mercadona, la mayor cadena
de supermercados del Estado
español, se mostraba exultante al
presentar en marzo los “excelentes”
resultados de la empresa, que centra
su negocio en unos precios más bajos
que los de la competencia.
Roig se mostró generoso hasta
con los trabajadores. El empresario
anunció una prima extraordinaria de
43 millones de euros a repartir entre
los 57.000 empleados de Mercadona,
debido a un aumento en su productividad
del 18%. La compañía, que ha
utilizado siempre el buen trato a los
empleados como seña de identidad
publicitaria, sigue insistiendo en ello:
Mercadona no abre los domingos,
Mercadona suprimió en 2006 los turnos
partidos, 3.600 empleadas de
Mercadona se beneficiaron el año
pasado de un quinto mes de permiso
de maternidad...

El lado oscuro

Sin embargo, otras fuentes explican
la súbita generosidad de Mercadona
hacia sus trabajadores con argumentos
menos benévolos. Es el caso de
José Alberto Uribe, secretario de la
sección sindical de la Confederación
Nacional del Trabajo (CNT), que
desde hace un año lleva a cabo una
huelga en el centro logístico de Mercadona
en Sant Sadurní d’Anoia
(Barcelona). “El dinero repartido tiene
que ver con el conflicto con CNT,
en los cuatro años que llevo trabajando
en Mercadona no lo han dado”,
señala Uribe a DIAGONAL.

Para él, la intención es “incentivar al
trabajador para mantenerlo convencido
de que es una empresa modelo”.
Nada más lejos de la realidad, según
Uribe, quien comenta que “la
empresa se jacta de tener 57.000 trabajadores
fijos [con contratos de tres
años de duración], pero nadie se pregunta
por qué sólo renuevan 7.000”.
Así, las jornadas llegan a 50 horas semanales
y los días libres por trabajar
fines de semana son 30, y no 44 como
corresponde por derecho. A esto
se suma el incumplimiento de la Ley
de Prevención de Riesgos Laborales,
que por ejemplo señala que el límite
de altura de los palés es de 1,80 metros
y en Mercadona llega a los 2,50.
Lo mismo pasa con el peso de las cargas.
Y cuando algún trabajador obtiene
la baja médica, prosigue Uribe,
al día siguiente la empresa “le amenaza
por no ir a trabajar y le dice que
vaya al médico de la empresa, que
no firma la baja”.

El conflicto laboral de Sant Sadurní
d’Anoia no es el único caso en
el que han quedado patentes las
prácticas de Mercadona contra sus
trabajadores. Éstas se extienden por
todo el territorio y afectan tanto a
los empleados de los centros logísticos
(principalmente inmigrantes) como
a los de las tiendas (mayoritariamente
mujeres). No sólo se trata de
denuncias de trabajadores o sindicatos,
sino que existen decenas de condenas
judiciales contra Mercadona.
En abril de 1999, Remedios fue despedida
tras ser observada por un detective
contratado por Mercadona
cogiendo a su hija en brazos. Mercadona
fue condenada a readmitirla.
En febrero de 2001, en Valencia, el
encargado de la empresa se presentó
en casa de la trabajadora Laura y la
obligó a firmar la baja voluntaria tras
amenazarla con denunciarla por robo.
En el juicio se desestimó la baja y
fue readmitida. En marzo de 2002,
Anabel fue despedida por darse de
baja por lumbalgia. Mercadona fue
condenada a indemnizarla. En julio
del año siguiente, Juana se fue a la
calle por darse de baja por amenaza
de aborto. El juzgado declaró la nulidad
del despido y una indemnización
por daños morales. En noviembre de
2004, Montserrat fue despedida en
Cuenca por estar embarazada, y
Mercadona se vio obligada a readmitirla
por atentar contra sus derechos
fundamentales. Alguna de las sentencias
aborda casos que rozan el surrealismo.
Como cuando Luis, trabajador
malagueño de Mercadona, se
rió mientras discutía con un superior.

Éste le reprendió por ello, a lo
que Luis contestó: “Yo me río cuando
me da la gana”, frase que motivó
su despido fulminante. La empresa
tuvo que readmitirle.
Son sólo algunos ejemplos que
construyen una imagen de Mercadona
muy diferente de la corporativa.
DIAGONAL ha intentado
contactar con la empresa, que se
ha negado a responder. “Sobre este
tema la empresa nunca ha hecho
declaraciones y no las vamos
a hacer”, fue la respuesta.

El empleado modelo
_ José Sánchez Iborra,
jefe de una tienda de
Mercadona en Valencia
de 1993 a 2001, se
tomaba muy a pecho la
«productividad» reclamada
por Juan Roig. La
trabajadora M.M.C.R.
es un vivo ejemplo de
ello. Sánchez Iborra
solía decirle que sus
hijos harían mejor su
trabajo que ella, y adornaba
su comentario
con expresiones como
«¡inútil!» o «¡mueve el
culo!». Otro día la cogió
del brazo y la arrastró
hacia su despacho. Y
en otra ocasión la
empujó y casi la empotró
contra una estantería.
Cuando la empleada
se quedó embarazada,
se vio obligada de
manera constante a
agacharse y estirarse
para colocar los productos.
Tras ocho años
así, el jefe tuvo un
detalle. Al terminar su
excedencia por embarazo,
la empleada recibió
un mensaje de su
superior en su teléfono
móvil. Decía que le
correspondían nueve
días más de lo previsto.
El día en que volvió,
recibió una carta de
despido «por no haberse
incorporado el día
señalado». Sánchez
Iborra añadió: «No
puedo confiar en ti porque
eres madre y no
puedes trabajar». El
maltrato generó en la
trabajadora un trastorno
depresivo. En 2005,
Sánchez Iborra fue condenado
a dos años de
cárcel como autor de
un delito contra la integridad
moral con circunstancia
de discriminación
sexual, con
Mercadona como responsable
subsidiaria.

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Esquiroles en Sant Sadurní
_ Despidos, sanciones,
intentos de soborno,
detectives, manifestaciones
ilegalizadas por
la Generalitat e incluso
una paliza. Es lo que
han tenido que soportar
los sindicalistas de
la CNT durante la huelga
en el centro logístico
de Mercadona en
Sant Sadurní d'Anoia.
Frente a sus demandas,
la empresa optó
desde el principio por
la mano dura y su
máxima oferta de
negociación fueron
300.000 euros a cambio
de que todos los
anarcosindicalistas
abandonaran el centro.
Los trabajadores rechazaron
el dinero. El instrumento
principal utilizado
por Mercadona es
tan antiguo como las
huelgas: casi 200
esquiroles, en este
caso traídos desde
diferentes puntos del
Estado con la misión
de cubrir, de marzo a
julio de 2006, el trabajo
de los huelguistas
en un centro que abastece
a los supermercados
de Cataluña, Aragón
y Castellón. Según
Antonio Alonso, responsable
de comunicación
de CNT-Sevilla y
muy cercano al conflicto,
el gasto de Mercadona
en esquiroles
pudo ascender a un
millón de euros, ya
que, además de un
sueldo elevado, tenían
pagado el alojamiento
en un hotel. Alonso calcula
que, sumando a
esta cantidad la inversión
en abogados,
detectives, etc., el
coste del conflicto para
la empresa ha podido
rondar los 15 o 20
millones de euros.

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