Democracia con D de Dinero

Es natural que los ciudadanos
se escandalicen
cuando personas que estaban
en la política activa
pasan de pronto a formar parte
de la nómina de grandes empresas
cobrando sueldos millonarios.
Y es que la cosa tiene guasa:
Telefónica nombra a Zaplana, de
quien dicen que no habla inglés
ni francés, como delegado para
Europa y le pagará por ello
600.000 euros. Y la patronal de
los constructores ficha al actual
jefe de la Oficina Económica del
Presidente del Gobierno, David

15/05/08 · 0:00
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Es natural que los ciudadanos
se escandalicen
cuando personas que estaban
en la política activa
pasan de pronto a formar parte
de la nómina de grandes empresas
cobrando sueldos millonarios.
Y es que la cosa tiene guasa:
Telefónica nombra a Zaplana, de
quien dicen que no habla inglés
ni francés, como delegado para
Europa y le pagará por ello
600.000 euros. Y la patronal de
los constructores ficha al actual
jefe de la Oficina Económica del
Presidente del Gobierno, David
Taguas, en un puesto que no tiene
más función que la de tratar de
influir en los ámbitos de decisión
en donde Taguas se había movido
hasta ahora.

Todo eso es escandaloso, pero
lo que a mí me parece mucho peor
no es lo que estos listillos harán a
partir de ahora, sino lo que hicieron
antes.

No hablaré de Zaplana, un cara
dura que reconoció de modo flagrante
que estaba en política para
forrarse. El caso de Taguas me parece
aún más significativo. Procedente
del Banco de Bilbao Vizcaya
¿a qué se suponía que iba a ir al
complejo de la Moncloa?, ¿algún
ingenuo pensaba que iba a seguir
ahí por convicción ideológica una
vez que el vicepresidente Solbes
exigió a Zapatero que la Oficina
Económica dejara de tener el poder
que tenía antes con Sebastián?
Por eso lo que es grave no es lo
que haga ahora Taguas, sino lo
que pudo hacer antes para ganarse
el favor de los constructores. Y
el problema es que eso no lo podemos
saber porque su agenda, como
la de todos los gobernantes, ha
sido completamente opaca mientras
estuvo en el poder.

Elegimos a quienes nos gobiernan
pero luego éstos no nos dejan
que veamos lo que en realidad hacen.
No nos dicen con quién se
reúnen, ni qué ofrecen a quienes
los visitan, ni qué promesas se intercambian.

Ni, simplemente, de
qué hablan los políticos con los
banqueros, o con los constructores,
con los grandes industriales y
con los poderosos, con los que los
financian a ellos y a sus partidos.
Por eso, lo relevante es lo que
los políticos hacen antes y no después
de dejar sus cargos. Y por
eso el velo que realmente es importante
retirar es el que oculta
las actividad de quienes gobiernan:
del rey, de los ministros, de
los jueces, de los militares y de todos
los que toman decisiones con
el dinero de la gente.
Mientras no sepamos a qué se
dedican realmente todos ellos hablar
de democracia será una auténtica
pamplina.

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