IV Cumbre de Las Américas
Una cumbre para ‘vender’ el ALCA

Con un 80% de la población en su contra, Bush intentó convencer de las bondades del ALCA. Pero no fueron pocas las resistencias que se encontró.

25/01/06 · 18:48

Autor: Olmo Calvo La ciudad de Mar del Plata se militarizó para recibir la IV Cumbre de las Américas, custodiada por un operativo coordinado entre la Policía de la Provincia de Buenos Aires, Policía Federal Argentina, Gendarmería Nacional, Prefectura Nacional Argentina y la Inteligencia del Estado (SIDE). A esto se suman las fuerzas de seguridad de EE UU, CIA y Marines, que se mueven a su antojo en una ciudad sitiada. Sólo para el operativo terrestre se han movilizado 7.500 agentes.

El centro de la discusión fue el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), un proyecto de integración económica continental y ariete de EE UU en la zona, que elimina aranceles económicos y fomenta la mercantilización de todo tipo de bienes y servicios.

El ALCA es impulsado abiertamente por los gobiernos de EE UU, México y Colombia, y apoyado solapadamente por Chile y Honduras. Se oponen Venezuela y Brasil, mientras que los restantes países pretenden buscar un equilibrio entre la defensa de intereses locales y la política del país del Norte, entre los que se encuentra Argentina. La resistencia y la protesta se encaró desde diversos espacios. Cada grupo político, centro cultural, asamblea, partido, emprendió diversas formas de protestas. Desde pintadas y carteles hasta la coordinación efectiva de acciones comunes como ‘escraches’ y ataques a empresas multinacionales.

La expresión de mayor visibilidad social fue la denominada Cumbre de los Pueblos. Impulsada por la Central de los Trabajadores Argentinos (CTA), y con la presencia del presidente de Venezuela Hugo Chávez y del dirigente Evo Morales de Bolivia, llegó a reunir 25.000 personas en el estadio mundialista de Mar del Plata en el acto central del viernes 4. Fuera del estadio quedaron alrededor de 10.000 personas, que rechazaban la presencia de sectores ligados al kirchnerismo, encabezados por los sectores piqueteros más combativos.

La CTA, que reúne principalmente a los gremios que dependen del Estado, también llamó a un paro nacional para el viernes 4. Políticamente, la CTA se mueve entre un apoyo crítico al Gobierno de Kirchner y sectores socialistas moderados o desprendimientos del peronismo. La posición oscilante de la CTA ha paralizado muchas luchas y reivindicaciones en momentos críticos. La izquierda organizó dos marchas fuertes. Una en la ciudad de Mar del Plata, que llegó hasta las puertas de la Cumbre de las Américas, marcando una fuerte diferencia con los sectores que sólo quisieron manifestarse en el estadio y no en las calles. Para la izquierda esto fue un gesto de concesión al Gobierno, para descomprimir la situación y no generar disturbios.

En Buenos Aires, por su parte, se organizó una movilización central, desde el Congreso hasta la Plaza de Mayo. Pero también durante todo el viernes se realizaron pequeñas movilizaciones de grupos que quisieron manifestar por su cuenta el repudio a Bush con cortes de puentes y ‘escraches’. Una de las presencias más fuertes en los sectores de izquierda la tienen las organizaciones de trabajadores desocupados, aunque en los últimos meses a partir de la inflación se ha dado un auge de las luchas sindicales. Así están apareciendo grupos gremiales de base, que disputan el salario por fuera de las burocracias de la CGT (tradicionalmente ligada al peronismo más conservador, de tintes macartistas). Los partidos de izquierda, sindicatos opositores, estudiantes y desocupados coparon las calles de la ciudad de Buenos Aires tanto en repudio a Bush como al ALCA.

En el ámbito de la comunicación alternativa se articuló desde la Red Nacional de Medios Alternativos una cobertura conjunta con la producción de cuatro números de un periódico y una web donde cada colectivo o periodista alternativo pudo aportar información sobre las dos cumbres y la visita de Bush, repudiada por el 80% de la población.

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Autor: Olmo Calvo
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