BIOCOMBUSTIBLES: SE PRETENDE DESTINAR 2.200.000 HECTÁREAS
¿Cultivos energéticos para el transporte?

Uno de los nuevos usos pretendidos en el medio rural son los cultivos para
biocarburantes. El autor plantea algunas de sus cuestiones controvertidas.

24/05/07 · 0:00
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El apartado de los biocarburantes
presenta dos
aspectos: el de las gasolinas
y el de los gasóleos
que tienen tratamientos distintos.
La biogasolina se obtiene de materiales
que contienen almidón,
azúcares o alcoholes de uva, siendo
ésta la materia que se busca.
Los almidones y azúcares se fermentan
hasta llegar a este producto:
alcohol etílico o etanol. Los
países punteros en esta práctica
son EE UU, que utiliza maíz como
materia prima, y Brasil, que opta
por la caña de azúcar, sus derivados
y residuos. En España esta industria
ha de basarse en cereales
de secano, ya que de la producción
de azúcar, con las posibilidades
nacionales, se obtienen rendimientos,
comparativamente, muy
reducidos. Esto es, hay que pensar
en trigo, avena o cebada, cultivos
bien conocidos por nuestra
agricultura. Pero la trasformación
del alcohol en un sustituto práctico
de la gasolina requiere la adición
de derivados del petróleo,
que puede representar el cuello
de botella de la operación.
En el caso de los biogasóleos, las
materias primas son aceites que
son tratados con un alcohol, típicamente
metanol, para obtener el
compuesto de propiedades adecuadas
para su uso. En España el aceite
que parece más adecuado, básicamente
por su precio, es el de girasol,
pero cabe aprovechar aceites
de cocina ya utilizados, siendo ésta
la opción a exprimir antes de pensar
en otras fuentes.

Dependencia del petróleo
De una u otra clase, los biocarburantes
ponen, en el estado actual
de la ciencia, en un aprieto a
cualquier planificación racional
para un suministro independiente
del petróleo; se establece una
competencia directa con la alimentación
humana, que, además
es una competencia muy dura, y
esto en dos sentidos.
Por una parte exigen materias de
consumo para la alimentación, y
por otra, superficies de terreno muy
amplias: considérese el Plan de
Energías Renovables actualmente
vigente. Éste exige 872.000 toneladas
de bioetanol, que necesita -según
la productividad media del secano
español- la cantidad de
1.100.000 hectáreas (ha.); en cuanto
al biodiesel y en cultivo de girasol,
las 1.221.800 toneladas tendrían
que disponer de 1.134.000 ha.
En conjunto se hace necesario contar
con algo más de 2.200.000 ha.
Otra cuestión sería plantearse los
números anteriores con terrenos
de regadío, pero habida cuenta que
el programa de energías renovables
se establece para luchar contra
el cambio climático, y que con
éste se espera que toda la Península
Ibérica sufra una merma de precipitaciones,
parece ilógico hacer
planes de regadíos con este fin.
Volviendo, a las 2.200.000 ha.,
no parece que se pueda oponer alguien
en principio, puesto que
simplemente en barbecho existen
en España del orden de cinco millones
de ha, y que, además, se
puede contar con subvenciones
europeas para el cultivo, puesto
que se destinan a la producción de
carburantes. Por tanto, parece razonable
no oponerse a usar estos
terrenos con el fin de obtener biocombustibles,
bien sea para la locomoción
o para la de otros productos
energéticos.

La cuestión, sin embargo, no
puede generalizarse y pensar que
éste es el camino ideal para resolver
el angustioso problema del
transporte. De las 2.200.000 ha.
que se han nombrado se obtendría
el 5% del desmesurado consumo
español, por lo que si se quisiera
obtener el 100% sería necesaria
una superficie mayor que la del
conjunto de la España peninsular
e insular: demencial.
Aun suponiendo que el plan se
limite a obtener ese 5% del consumo,
habría que poner unos
condicionantes que han de ser
respetados al extremo: prohibición
de especies transgénicas, un
control exhaustivo del uso de
pesticidas, control sobre los abonos
y su cantidad y un aprovechamiento
integral de toda la biomasa
obtenida.

Por encima de estos imperativos,
el no hacer de la necesidad de ‘ecologizar’
el transporte un nuevo sistema
de explotación al Tercer Mundo:
no puede surgir, en paralelo
con las factorías de bioetanol y biodiesel,
monocultivos de caña o palma
para suministrar al Primer
Mundo materia prima.
Y esto lleva al problema de base:
este sistema de transporte es
insostenible y es necesario atacar
la raíz del problema. Es necesario
limitarse, y un punto en el que ya
es urgente es el del transporte.

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