LA CRISIS DE LAS SUBPRIMA DEJA AL DESCUBIERTO EL CRECIMIENTO ARTIFICIAL DEL BOOM HIPOTECARIO
Cuando la bolsa se devora a sí misma

El 16 de agosto las principales
bolsas del mundo se
desplomaban ante el
pánico de los inversores. La
burbuja inmobiliaria ya ha
estallado en EE UU. Pero,
según numerosos analistas,
aún no se ha tocado fondo.

06/09/07 · 0:00
Edición impresa
JPG - 11.6 KB
/LUIS DEMANO

En los círculos económicos cuentan
una anécdota verosímil: los asesores
económicos de la Casa Blanca llevan
semanas explicándole a Bush la actual
crisis financiera sin que éste logre
entender lo que ocurre.

En principio, hallar el motivo que
vincula los problemas hipotecarios
de una serie de familias de EE UU de
bajos recursos con un desplome en
cadena de las bolsas de todo el mundo
se antoja una tarea complicada.
Pero el batacazo bursátil de este
agosto resulta ilustrativo sobre la
nueva economía. Como en toda avería,
la llegada de un reparador (papel
ejercido por los bancos centrales de
Europa, EE UU, Japón y Canadá)
permite ver de cerca los mecanismos
del sistema: un juego basado esta vez
en la venta y reventa a escala global
de un dinero sumamente dudoso (la
deuda hipotecaria) y después en el
rescate de los grandes poderes económicos
con dinero público cuando
la máquina especulativa no daba
más de sí. Al final, en la cuneta quedan
las miles de familias cuya situación
ha sido descrita por el periodista
Claudio Testa: “el capitalismo necesita
que sus esclavos asalariados
sean también buenos consumidores.
Pero la solución no es aumentarles el
salario real (afectaría las ganancias),
sino darles créditos. El esclavo endeudado
hasta las narices, no sólo
mueve la economía, sino que está doblemente
sometido”. Estas páginas
recorren el camino
que ha llevado a la
situación actual.


SU CRÉDITO, SIN PREGUNTAS

Entre 1995 y
2005, EE UU
vive la edad
de oro del
ladrillo. La vivienda
vive su ciclo expansivo
más largo y se multiplican
los compradores,
lo que supone un jugoso
negocio para las
constructoras y las
agencias de crédito.
Cuando el mercado no
da más de sí y los
clientes no piden más
préstamos, el sistema
financiero hace que se
disparen los créditos
subprime: préstamos
para personas que no
demuestran solvencia
para devolverlos. La
competencia entre las
agencias lleva a ofrecer
condiciones en teoría
más ventajosas.
Hasta se popularizan
hipotecas llamadas
no-doc (no piden
datos de ingresos). La
parte negativa: a cambio,
los intereses son
mucho más elevados.
Entre 2000 y 2006
estos préstamos se
cuadriplican.


EL NEGOCIO DE LA DEUDA

La deuda se encuentra
en la base del mercado
financiero. Los prestamistas
hacen paquetes
de hipotecas (el dinero que se
les debe) y los venden a los bancos.
Los bancos, a su vez, ofrecen
este producto a los inversores
en forma de ‘titulizaciones’
(títulos que dan derecho a
cobrar los pagos). Falta otro
paso más: corredores de bolsa y
hedge funds (fondos de alto riesgo)
se hacen con estos títulos y
los mezclan con otros productos
financieros más seguros para
hacerlos más presentables ante
los inversores. Una vez camuflada
su volatilidad, estos paquetes
se extienden por bolsas y compañías
de todo el mundo. En
este tiempo, todos ganan. El problema
surge cuando falla la
base. En marzo de 2007 saltan
las alarmas: la dificultad de los
hogares para pagar sus deudas
lleva a que se dispare la tasa de
morosidad (impagos).


EL ‘ALTO RIESGO’ RESULTA SERLO
La rueda cambia
de sentido.
El aumento de
los tipos de
interés y el estancamiento
del mercado inmobiliario
hace que los impagos
lleguen hasta un
13,77% (14 de cada
100 personas no pueden
pagar sus hipotecas).
New Century, entidad
dedicada a las subprima,
pierde un 98% de su
valor. También se desploma
Countrywide Financial,
la mayor entidad de
crédito hipotecario. El
efecto dominó se extiende
a las bolsas de todo
el mundo. La bolsa de
Madrid, por ejemplo,
tuvo su peor día desde la
turbulencia política con
el cambio de gobierno


RESCATAR AL MERCADO

La pérdida de
confianza (los
inversores deciden
retirarse al
ver que no hay fondos
detrás de los productos)
se une a la llamada ‘falta
de liquidez’ (los grandes
poderes económicos
dejan de prestarse dinero
mutuamente). A lo largo
de los siguientes días el
Banco Central Europeo
(BCE), la Reserva Federal
y el Banco de Japón ofrecen
a los bancos préstamos
millonarios para
engrasar el sistema financiero
(con cifras superiores
a las puestas en circulación
tras el 11-S).
Mientras, las familias
hipotecadas se ven sin
posibilidades de pago y
sin poder vender su
vivienda por la crisis.

Tags relacionados: EE UU Sistema financiero Rescate
+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto