ANÁLISIS: LA HEGEMONÍA REPRESENTATIVA DEL MODELO DE TRABAJADOR, VARÓN, ADULTO, CON PAPELES Y FIJO
¿Cuál es su huelga? (la de ellos)

El autor expone que la huelga, que fue convocada
por CC OO y UGT sin pretensiones de romper el
consenso social, no ha afectado la agenda del PSOE.

- El Gobierno no cede, CC OO y UGT esperan

- El 29-S se impone al desánimo

18/10/10 · 7:00
Edición impresa

La huelga del 29-S llegó tarde
para hacer frente al giro
neoliberal de ZP. Desde
el anuncio de las medidas
hasta la convocatoria, CC OO
y UGT ofrecieron al Ejecutivo un
valioso margen de acción que, sin
embargo, no condujo a una apertura
de negociaciones o modificación
alguna de los reajustes. Al contrario,
a pesar del éxito de la huelga,
Zapatero ha confirmado su obediencia
al mando de los mercados y
las instituciones supraestatales que
cercenan hoy nuestra soberanía.

Por más que el Ejecutivo insista en
su talante y predisposición a seguir
negociando recortes futuros, el
PSOE se ha reafirmado en su línea,
pactando, con la derecha nacionalista
vasca, unos presupuestos antisociales,
y con la española, recortar
las pensiones. Mientras, con las
elecciones catalanas de fondo,
Zapatero parece dispuesto a fortalecer
su giro facilitando, por activa
o por pasiva, una alternancia en
Catalunya que amplíe su margen
de acción a la derecha y ponga fin a
su ya escasa dependencia de la izquierda
parlamentaria.

Convocada cuando las medidas
legislativas ya habían sido aprobadas,
la huelga general de CC OO y
UGT en momento alguno buscó una
ruptura del consenso que confiere
el liderazgo político al Ejecutivo. Al
contrario, la huelga sólo se planteó
como un "toque de atención", un
ejercicio de movilización crítico, pero
moderado y consentidor, en la
suposición de que después se obligaría
al Ejecutivo a entrar en razón.

El escenario posterior a la huelga,
marcado por el endurecimiento de
la política de pensiones en el marco
del Pacto de Toledo es la mejor
prueba del error de cálculo de las
grandes centrales sindicales. Caso
omiso a la movilización, búsqueda
de consenso con el PP.

Asimismo, la estrategia sindical
tampoco quiso redefinir el marco
institucional de la negociación de
intereses; algo que, por otra parte,
difícilmente se habría podido cuestionar
desde el momento en que el
Gobierno ha apostado por el unilateralismo
y no ha querido servirse
de la acción social concertada para
elaborar su política (rompiendo así
cualquier consenso).

Por si fuera
poco, desde la extrema derecha
política y mediática, se ha aprovechado
la huelga para comenzar
una campaña que socave los cimientos
sobre los que se articula
hoy la representación del trabajo
(ataques a la figura del delegado
sindical). Mientras que la derecha
extrema atacaba las bases de la representación
sindical, CC OO y
UGT han sido incapaces de poner
sobre la mesa cuestiones procedimentales
tan básicas como la formalización
de un marco institucional
para la huelga (ley de huelga,
servicios mínimos y demás).

Hegemonía del trabajador
Aun así, CC OO y UGT han optado
por ser más papistas que el
Papa y agarrarse con uñas y dientes
a la estrategia meramente resistencialista
que mantienen desde
hace décadas. Más inclinados a
gestionar la lenta decadencia del
trabajo fordista, proyectada intergeneracionalmente
por el mando
capitalista desde hace tres décadas,
parecen haber renunciado a movilizar
en positivo, en la búsqueda de
alternativas y en el ánimo por empoderar
a los más débiles.

La cartografía movilizadora de
CC OO y UGT pone de manifiesto
hasta qué punto favorecen una figura
social hegemónica
dentro del
trabajo (el trabajador varón, adulto,
con papeles, fijo, industrial, etc.)
mientras sostienen su estrategia
de representación en participar de
la externalización de los costes de
la crisis sobre las más directamente
afectadas (jóvenes, mujeres, sin
papeles, eventuales, de servicios,
etc.).

Resulta difícil negar que la
precisa asimetría que se observa
hoy entre la composición social del
trabajo y el grado de movilización
no resulte perversamente funcional
a la modalidad en vigor de representación
sindical y ésta, a su vez, a
la política del Gobierno. Mientras
las cosas no cambien, “su” huelga
(la de CC OO y UGT) no será las
“otras” huelgas; las de quienes no
pueden hacer huelgas por estar sometidos
al mando postfordista, un
mando mucho más sutil, no institucionalizado
y desdemocratizador.

Tags relacionados: Toledo Fronteras Sin papeles
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comentarios

1

  • |
    anónima
    |
    19/10/2010 - 1:08am
    <p class="spip">Si un afiliado a cualquier sindicato se dedica a expoliar a otro trabajador, lo explota, o provoca su despido, creo que es de recibo retirarle el carnet.</p> <p class="spip">Si aproximadamente el 60% de los diputados del PSOE incluído el propio presidente del Gobierno están afiliados a UGT ¿ A qué espera este sindicato para expulsarlos ?</p> <p class="spip">¿ Como se entiende que se permita a un afiliado contribuir de forma decisiva con su voto a semejante atrocidad con los derechos laborales y mantenerlo dentro del sindicato ?</p> <p class="spip">¿Qué hacen la afiliación que no amenaza con irse del PSOE cuando sus "papis" se van de la olla tan estruendosamente?</p> <p class="spip">Un poco de honestidad.</p>
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