CRISIS ALIMENTARIA // ERIC HOLTZ-GIMÉNEZ, DIRECTOR DE FOOD FIRST
“Las corporaciones son las que manejan los gobiernos”

El autor presentó de la mano de Sodepaz su último libro,
‘Rebeliones alimentarias’. Holtz repasa la situación mundial del
hambre, el papel de los Estados y las multinacionales.

05/04/10 · 11:56
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DIAGONAL: Dos años después de
que se desatara la crisis alimentaria
mundial, ¿continúan las rebeliones
alimentarias?

ERIC HOLTZ: No hay tantas como
en 2007 y 2008. Pero sí que continúan,
porque en el fondo la rebelión
alimentaria es una rebelión política
contra un sistema que no sirve
a los intereses de la población, sino
a los monopolios que controlan los
sistemas alimentarios. Lo que pasa
es que ahora la cara de la rebelión
ha cambiado. Hay mucha más organización,
existen más alianzas,
más movilizaciones políticas.

D.: A pesar de ser una de las causas
más directas de esta crisis, la especulación
con granos continúa. ¿Qué
previsiones hay sobre el precio de
los alimentos y sobre una nueva crisis
que agrave más la existente?

E.H.: Los precios han bajado muy
poco. Aún no se han resuelto las
causas próximas, ni más profundas,
de la crisis alimentaria. Se han reunido
los grandes organismos como
la FAO, el FMI o el BM en Madrid y
Roma, donde se acordaron un montón
de compromisos que no se han
cumplido. No ha cambiado nada.
Las corporaciones están más fuertes
que nunca y los gobiernos tampoco
se mueven para resolver nada.
Pero los movimientos sociales por la
soberanía, la justicia y la democracia
alimentaria están cada día más
fuertes y cada día se unen más. Lo
que se espera es una militancia mayor
en torno no sólo a los alimentos,
sino a todas las crisis que vivimos.

D.: Se ha criticado mucho la presión
de la agroindustria en los
organismos internacionales. ¿Qué
poder real en la toma política de decisiones
tienen los Estados frente a
las grandes corporaciones?

E.H.: Las corporaciones manejan los
gobiernos. Un ejemplo muy claro es
el de EE UU y Obama. Los que financiaron
su campaña no fueron sólo los
pequeños contribuyentes electorales,
sino ADM, Cargill o Monsanto.
De hecho, Obama viajaba en un
avión de Monsanto; ahora no puede
pronunciarse ni moverse contra esos
monopolios. El discurso de Obama
tiene que ser el de estas corporaciones:
“Necesitamos transgénicos, necesitamos
producir más porque el
pobre mundo se muere de hambre y
vamos a darles de comer”. Pero las
causas reales no se buscan, porque
lo cierto es que hay alimentos de sobra
para todo el mundo.

D.: ¿Qué papel desempeña la ayuda
alimentaria en las crisis de muchos
países?

E.H.: La ayuda alimentaria lo que
hace es quebrantar los mercados
agrícolas en los países del tercer
mundo, los campesinos y campesinas
ahí no pueden competir. Esa
ayuda alimentaria muchas veces no
es más que un mecanismo de los
países para deshacerse de los excedentes
y la sobreproducción que
tienen, porque reciben muchas
subvenciones, no sólo económicas,
sino también ecológicas, sociales.
Además, la mano de obra es barata,
son migrantes. Eso permite a
través de los fondos públicos que
pagan por la ayuda alimentaria ese
excedente. El problema no se puede
solucionar aplicando las causas
de problema como solución.

D.: ¿Siguen influyendo los agrocombustibles
en la subida del precio
de los alimentos?

E.H.: Claro. Hasta el Banco Mundial
tuvo que admitir que influyeron en
que subieran hasta un 40%. De momento
el sector financiero de los granos
aún no se ha regulado y se sigue
especulando. Además, el problema
con los agrocombustibles es que en
el norte ya no hay tierras. En Europa
hay un 8% del territorio disponible,
pero, por ejemplo, en EE UU no hay
nada. Lo que se busca es quitar tierras
en el sur dedicadas a los alimentos
para plantar agrocombustibles.
La gente piensa que en el sur hay muchas
tierras, pero no se tiene en cuenta
que son tierras pastoriles, donde
vive gente, siembran o cosechan.

D.: ¿Cómo afecta a esta situación
las políticas energéticas impuestas
por la UE? Por ejemplo, un 10% de
los combustibles deben ser de origen
vegetal para 2020.

E.H.: En el norte estamos obligados
y obligadas a consumir agrocombustibles
por las políticas energéticas
que tenemos en la UE y EE UU. El
sector petrolero y financiero, las
grandes compañías de granos como
ADM han invertido en agrocombustibles
porque saben que estamos
obligados a comprar su producto.
¿Dónde van a encontrar tierra y agua
para siembra? En el sur. Esto va a
provocar uno de los conflictos agrarios
mayores que se haya visto. A nivel
mundial la mayor parte vivimos
en las ciudades, pero hay millones
de campesinos y campesinas (la mayoría
mujeres) y ¿dónde van a ir si
los están desalojando de sus tierras
en Brasil, en Centroamérica, en
Colombia, en África?

D.: ¿Qué alternativas energéticas
se plantean?

E.H.: La única opción es que el
norte tiene que consumir menos.
Pero, claro, ningún político es elegido
en el norte afirmando algo
así: “Si me elegís a mí el año que
viene habrá que consumir menos”.
Los discursos reafirman lo contrario:
que se va a tener más. Pero eso
ya no es posible, tenemos que
consumir menos energía.


LA OTRA CARA DE LA REBELIÓN

Con un prólogo de Walden
Bello, Rebeliones alimentarias
no habla sólo de las causas
estructurales de la crisis. También
analiza las iniciativas llevadas
a cabo en distintos países
para construir un modelo democrático
alimentario: movimientos
con bases tan diferentes
como las federaciones campesinas
en África que defienden
la agricultura familiar, el slow
food, los huertos urbanos o los
grupos de consumo.

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