ANÁLISIS // LA CUMBRE FRACASA EN EL INTENTO DE DAR UNA RESPUESTA COORDINADA AL CAMBIO CLIMÁTICO
Copenhague: una cuestión de justicia

La incapacidad de los países ricos para aceptar su responsabilidad en la crisis ambiental marca la cumbre de Copenhague.

24/12/09 · 0:00
Edición impresa
ALEMANIA Los habitantes de las islas Halligen, situadas en el mar del Norte, en Alemania, sufren continuamente las grandes mareas y el aumento del nivel del mar. / Foto: Guy Pierre Chomette

Lo que se estaba jugando
en Copenhague iba más
 allá del hecho de intentar
 preservar el planeta -y por
ende a la humanidad- de un cambio
climático catastrófico, tarea ya
de por sí ambiciosa, compleja y sobre
todo urgente. Estaba en juego
la construcción de una sociedad
 global justa y equitativa. Y no es
 para menos dado que en la actualidad
 estamos cada vez más alejados
 de ella, tanto si comparamos
 países o individuos.

Desde la revolución industrial, los
 países ricos han emitido gases de
 efecto invernadero (GEI), provocando
un aumento de las temperaturas
del planeta cuyas consecuencias más
graves padecen los países del Sur
 global. Así, los países desarrollados
han ido utilizando el espacio ambiental
global a costa de los países pobres,
 sobreexplotando recursos y
 emitiendo contaminantes, generando
así una gran deuda ecológica. Las
emisiones de CO2 acumuladas entre
 1850 y 2005 por persona son de 1.073
 toneladas para América del Norte,
 590 para Europa, 67 para América
 del Sur, 61 para Asia y 24 para África,
con una media mundial de 173.
Estas cifras podrían parecer frías si
no tuvieran como consecuencia la
 desaparición bajo las aguas de islas
 del Pacífico, las hambrunas por sequías
 en África, la desolación de ver
 sus pueblos aniquilados por huracanes
para la gente de los trópicos…

Pero nuestros representantes políticos
 no toman conciencia de esta
responsabilidad, ni para avanzar
compromisos de reducciones de emisiones,
ni para aportar los fondos que
 los países no industrializados necesitan. La UE ha condicionado en toda
la negociación su propuesta de reducción
 del 30% para 2020 a las propuestas
de otros países, en particular
 China, que no tiene ni mucho menos
la misma responsabilidad histórica,
 ni todavía hoy en día los mismos niveles
 de emisiones por habitante (5,5
toneladas de CO2/año/pers. comparado
con las 10,2 de España por ejemplo).

Lo que tenía que haber puesto la
UE sobre la mesa, de entrada, es un
 compromiso de reducir sus emisiones
en un 40% para 2020 sobre la
r eferencia de 1990 mediante medidas
 internas, es decir, sin comprar
 créditos de carbono fuera para seguir
 contaminando dentro, mecanismos
 que globalmente no son eficaces
para una verdadera reducción
 de los GEI en la atmósfera. Este objetivo
 es de posible alcance, según
 demostraron el Instituto de Medio
Ambiente de Estocolmo
y Amigos
 de la Tierra
en un informe presentado
a principios de diciembre. En
 cuanto a financiación, las cifras de
 fondos para los países del Sur global
 ofrecidas por la UE no son lo
justo según su responsabilidad histórica
y capacidad económica. El
mismo informe estima que a la UE
le correspondería aportar una financiación
 de entre 150 y 450 mil
 millones anuales hasta 2020, cifras
 por supuesto nunca avanzadas a lo
 largo de toda la negociación.

El papel de la agricultura

La agricultura merece una mención cuando tratamos el asunto del cambio climático. Según estimaciones de Vía Campesina, la agricultura industrializada y globalizada es responsable de entre el 44% y el 57% de las emisiones de GEI, tomando en cuenta las actividades de producción
y transformación, la deforestación para obtener tierras y el transporte. De allí el potencial de  contribuir a la lucha contra el cambio climático de unas políticas que devuelvan un modelo
social y ambientalmente responsable de agricultura
: uso de la materia orgánica en los suelos, profundo cambio en la producción animal, mercados autóctonos y alimentos frescos y locales, terminar con las deforestaciones y, sobre todo, control de la producción y distribución en manos de los pequeños agricultores y no de las multinacionales agroalimentarias.

En el contexto actual de grave crisis
 ambiental, lo justo es reparar la
 deuda ecológica que los países del
Norte han contraído con los países
 del Sur y llegar a igualar los niveles
de emisiones de todas las personas
 del planeta dentro de límites ecológicos.
La conversión de la agricultura
 en una actividad de nuevo controlada
por los campesinos tiene un papel
básico que jugar
. Es tiempo de
aplicar la justicia climática y construir
la soberanía alimentaria.

ARTÍCULOS RELACIONADOS EN ESTE NÚMERO:

CAMBIO CLIMÁTICO // EE UU COCINA UN ACUERDO A SU MEDIDA SIN ATENDER LAS EXIGENCIAS DE REDUCIR LAS EMISIONES DE GASES
_ [Copenhague acentúa el fracaso de Kioto->9710]
_ Fracaso rotundo disfrazado de acuerdo plural, la
cumbre de Copenhague ha evidenciado la
imposibilidad de enfrentarse a la crisis climática sin
plantear un cambio de modelo económico.

_ Por Tom Kucharz (Ecologistas en acción) / Copenhague

CRÓNICA // EL PARLAMENTO DANÉS DOTÓ A LA POLICÍA DE MÁS INSTRUMENTOS PARA REPRIMIR LAS PROTESTAS
_ [300 detenidos preventivos por día->9711]
_ Más allá de la cumbre del COP15 en Copenhague y del
Klimaforum o Foro Alternativo (integrado por ONG y
asociaciones), se vivió una tercera cumbre, protagonizada
por personas y movimientos anticapitalistas autónomos.

_ Por Patricia Manrique (Redacción Cantabria) / Copenhague (Dinamarca)

AMÉRICA LATINA // DESDE ARGENTINA A GUATEMALA, LA FALTA DE LLUVIAS ALARMA A LOS GOBIERNOS
_ [Estado de emergencia por la sequía->9712]
_ La sequía que afecta a
buena parte de América
Latina es una muestra de
cómo está afectando y
cómo puede afectar el
cambio climático.

_ Por Marco Ferrari / Ecuador

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

Tienda El Salto