AUMENTA LA CONFLICTIVIDAD EN RESPUESTA A OTRA REFORMA NEOLIBERAL
Los contratos inaceptables de Villepin

Tras el rechazo a la Constitución Europea, otra de las
grandes líneas de la ‘modernización’ neoliberal, la
contrarreforma laboral, vuelve a verse contestada en
Francia con las masivas protestas contra el CPE.

29/04/06 · 13:25
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La “batalla por el empleo” que dice
librar el ejecutivo francés se
desarrolla sin negociación alguna
con las organizaciones sindicales,
ya sean de estudiantes o
de trabajadores. Ello explica, en
parte, la radicalización de las
protestas que desde febrero exigen
la abrogación de “la ley por
la igualdad de oportunidades”
que establece el Contrato Primer
Empleo (CPE).

Sin embargo, la campaña gubernamental
puesta en marcha
por Villepin para luchar contra
el paro pretende una flexibilización
laboral que es entendida
mayoritariamente en Francia como
una nociva “liberalización”
del mercado laboral. Producto de
esta campaña, en la que Dominique
de Villepin se ha implicado
especialmente, es el Contrato
Primer Empleo, que busca fomentar
la creación de empleo poniendo
a los jóvenes contratados
menores de 26 años de rodillas
ante los contratantes.

Según dicen en Matignon, la residencia
del primer ministro francés,
el CPE es “la nueva etapa de
la batalla por el empleo”. Pero el
Gobierno no ha comenzado esta
nueva fase con buen pie. Los sondeos
de opinión realizados por el
instituto que dirige Stéphane
Rozès señalaban, días antes de la
manifestación que reunió a un millón
y medio de personas contra el
CPE el pasado 18 de marzo, que
el 68 por ciento de los franceses
quieren que se retire la propuesta.

La inseguridad y la precariedad
laboral no sólo se identifican con
el CPE, tan contestado en los pasados
dos meses. En agosto apareció
en la legislación laboral
francesa el Contrato Nuevo
Empleo (CNE). Se trata de una
iniciativa legal concebida como
una herramienta más para la creación
de empleo que desde hace
siete meses establece dos años de
“periodo de prueba” en los que el
contratado puede ser despedido
de un día para otro sin que el patrón
alegue razón alguna. El CPE
es, por tanto, casi una réplica del
CNE diferenciada esencialmente
por la población a la que se dirige,
a saber, los jóvenes que tienen
entre 18 y 26 años. Por su parte,
el CNE está destinado a toda persona
mayor de 18 años.
Según Gérard Duménil, economista
del CNRS -el equivalente
al CSIC en España- , ambos
contratos pretenden combatir el
paro “facilitando las condiciones
del despido”. Duménil asegura
que la lógica puesta en marcha
por el actual Gobierno a la hora
de hacer frente al paro masivo
que acusa la economía francesa
es la que sigue: “si es fácil despedir,
las empresas no temerán
contratar”. Lo que en palabras de
Régine Gallé, del sindicato francés
SUD-PTT, quiere decir que
esos contratos “ponen la vida de
los trabajadores en manos de sus
patronos”. El binomio CNE-CPE
despierta animadversión por su
contenido “ultraliberal”, según
mantiene Denis Sieffert, director
de Politis, una publicación semanal
cuya portada en la penúltima
semana de marzo interpretaba
las manifestaciones contra el
CPE como “el rechazo del modelo
antisocial” que propone Villepin.
Sin embargo, la movilización
actual que tiene por objetivo la
retirada del CPE olvida, casi por
completo, exigir la retirada del
CNE, la nueva modalidad de contratación
que Villepin ofrece a
las empresas no sólo para contratar
a jóvenes, sino a todos los
ciudadanos de la quinta economía
del planeta.

Una cultura de resistencia

El primer ministro francés, Dominique de Villepin, parece haber olvidado el antiliberalismo económico que predomina en las conciencias francesas. Stéphane
Rozès, director del Instituto de Estudios de Opinión CSA asegura que Francia es un «país ideológicamente antiliberal», como volvió a quedar de manifiesto tras el rechazo de la población a la Constitución Europea. Yves de Kerdrel, el cronista económico del diario de la derecha francesa Le Figaro, reconocía que el CPE ha
servido de «catalizador de las angustias colectivas».

No es para menos, de Villepin ha puesto en marcha una reforma del mercado
laboral basada en una mayor flexibilidad olvidando que «en Francia la idea según la cual un poco más de inseguridad en el empleo podría traer como consecuencia una mayor creación del mismo, es simplemente inaceptable», según Thimothy B. Smith, historiador
canadiense de la Queen's University, autor del libro aparecido a principios de 2006, La Francia injusta: por qué ya no funciona el modelo francés.

CONTRATO DE DURACIÓN INDETERMINADA (C.D.I.)

Período de prueba de tres a nueve meses. La ruptura del contrato da derecho a una indemnización de despido. El empleador debe justificar el porqué de la finalización del contrato y avisar con antelación.

El hecho de ser sindicado no puede ser motivo de despido.

Todo asalariado puede recurrir al consejo de la protección laboral, si él estima que la ruptura es  y puede exigir una indemnización.

CONTRATO DE DURACIÓN DETERMINADA (C.D.D.)

Período de prueba de un mes.

En caso de la ruptura del contrato, indemnización, mínima del 10% de los salarios ganados.

El contrato no puede ser roto sin un motivo que sea una falta grave.

El hecho de ser sindicado no puede ser motivo de despido.

Un sindicado puede ejercer en justicia todas las acciones que quiera
para defender su salario.

CONTRATO PRIMER EMPLEO (C.P.E.)CONTRATO NUEVO EMPLEO (C.N.E. )

Período de prueba de dos años. En caso de ruptura en el período de dos años de prueba, derecho a un subsidio de 460 euros durante dos meses si tiene un mínimo de cuatro meses de antigüedad. El empleador no tiene que dar ninguna justificación si desea poner fin al período de prueba de dos años.

Ningún recurso es posible durante el período de prueba, en caso de ruptura del contrato. Los recursos presentados al consejo de la protección laboral son posibles durante 12 meses máximo.

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