En febrero el Congreso, con el apoyo de todos los partidos, aprobó el “reconocimiento de la comunidad negra” en nuestro país. Un primer paso, todavía “insuficiente” para los grupos que reivindican la memoria histórica de los negros.
- ABUY NFUBEA. Periodista y activista panafricanista nacido en Guinea Ecuatorial en 1973. Desde los 8 años reside en España.
DIAGONAL: ¿Cuándo surge el
proceso de reivindicación de la memoria
histórica negra?
ABUY NFUBEA: El principio hay
que situarlo en torno a 1989, con la
campaña que inicia el doctor Arzelin
en contra de la presencia de
un negro disecado en el Museo de
Banyoles (Girona). Es una campaña
que durará diez años, hasta conseguir
la repatriación de esta persona
a su país de origen, Namibia.
A partir de ahí surge un movimiento
de reivindicación que culminará
en el año 2001, cuando en la
Conferencia de Durban (Sudáfrica)
convocada por la ONU, se decide
que la esclavitud y el colonialismo
son crímenes de lesa humanidad,
y que ni prescriben ni pueden
ser amnistiados. Se creó entonces
la Agenda 40, un documento de
reivindicación de la lucha de los
negros, especialmente en el contexto
de la hispanidad.
D.: ¿Cómo llega al Congreso y de
qué manera se ha tratado?
A. N.: En 2004 con el apoyo de Paco
Garrido, diputado socialista, se
consiguió incluir esta agenda en el
proceso de reivindicación de la memoria
histórica que se trabajaba en
el Congreso. A partir de ahí empezamos
a trabajar en la elaboración
de documentos e investigaciones
sobre la “memoria afro descendiente”.
Sin embargo, luego el PSOE no
mostró especial interés en incluir
este apartado dentro de la Ley de
Memoria Histórica, que quedó restringida
a los crímenes cometidos
por el Franquismo. Además, la Ley
de Igualdad parece que no nos tuvo
en cuenta como espacio propio de
reconocimiento. La Agenda 40 es
una propuesta de reparación, para,
a partir de ahí, trabajar en un marco
de construcción de nuestra propia
identidad. Finalmente el único
que nos hizo caso fue Adolfo González,
diputado del Partido Popular
y que fue vicerrector de la Universidad
de Sevilla, a finales de 2008.
Ocurría que los políticos decían
que no existía una demanda social
en el sentido que nosotros planteábamos,
así que iniciamos una campaña
de movilización. Rescatamos
la memoria de aquellas personas
que habían trabajado en contra de
la esclavitud en España, como
Emilio Castelar.
D.: ¿Cuáles son los principales focos
de atención de la memoria negra
aquí?
A.N.: Curiosamente en el año ‘78,
con la llegada de la democracia,
se borraron todos los vestigios de
relación con los negros. Se cerró
el Instituto de Estudios Africanos,
la biblioteca africana, se quitaron
las fotos de los diputados negros
que hubo en el Congreso durante
el Franquismo, que los hubo. Entre
1948 y 1968 se sentaban
diputados que pertenecían a la
“provincia española de Guinea
Ecuatorial”. Pocos libros de texto
hablan de esa relación con África
y todo se orientó a mirar a Europa,
cuando hubo una relación muy intensa
y especial con África, aunque
fuera a través de una relación
tan lamentable como el colonialismo.
En una reciente encuesta que
se hizo en la Universidad Complutense,
el 75% de los estudiantes
desconoce que en un país de
África el idioma oficial es el castellano.
Se borró toda esa memoria
alegando su relación con el
Franquismo, pero lo cierto es que
hubo mayor reconocimiento de la
negritud en un régimen totalitario
que durante la democracia. Nosotros
queremos recuperar esa memoria
colectiva, luego recuperar
otro término que desapareció con
la constitución del ‘78 como es el
de los “ciudadanos negros”. No
subsaharianos, o de color, que ya
se había utilizado con absoluta
normalidad desde muchísimo antes.
Incluso la constitución de
Cádiz se refiere a los ciudadanos
de “origen africano”. También
exigimos que haya un reconocimiento
de la diversidad cultural y
religiosa de los negros en España,
nuestra historia dentro de esta sociedad,
que es mucha y desconocida
por la mayoría. Necesitamos
una relación de igualdad social
más allá de la imagen asociada a
las pateras. Si se nos reconoce como
comunidad habrá que recibir
un trato como tal, y no reducirlo
todo a la inmigración.
D.: Y cuál es la relación de vuestro
trabajo con la cuestión de los migrantes,
las redadas, etcétera...
A.N.: No puede ser que se margine
a la comunidad negra de tal manera
que se produzcan identificaciones
masivas por ser negros, o
que los Centros de Internamiento
para Extranjeros estén llenos de
negros... Se trata de una persecución
física evidente. Las peticiones
de asilo que vienen de África son,
en general, totalmente desatendidas.
Pero los afrodescendientes
que vienen de Latinoamérica sufren
el mismo acoso. La clase política
no quiere ni mirar este asunto,
que es una cuestión de racismo
evidente y cotidiano.
«Todavía hay mucho miedo»
DIAGONAL: ¿Cómo se encuentran vuestras reivindicaciones?
ABUY NFUBEA: Cuando hablábamos de la ley de reparación, también apuntamos a cuestiones tan importantes como la limpieza de los nombres de calles de reconocidos esclavistas, como aquí en Madrid con Antonio López o en Barcelona con el conde Güell. Los partidos también se han negado a abordar este asunto. Antonio López es una institución, con una especial relación con los jesuitas y la Universidad de Comillas, por poner un ejemplo.
Tampoco han aceptado diversos asuntos como el término «reparación», porque en derecho equivale a pago económico. Lo que finalmente se ha aprobado por todos es una proposición no de ley de «reconocimiento de la comunidad negra» como minoría étnica, lo cual es importante. No es todo lo que queríamos, pero ahora hay que implementar lo conseguido. Todavía hay mucho miedo, especialmente por parte de los partidos, que creen que pueden perder votos, a reconocer públicamente nuestros derechos, nuestra identidad y nuestras reivindicaciones.
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