SUDÁN: SECTORES DE LA OPOSICIÓN RUANDESA Y COMITÉS DE SOLIDARIDAD CON ÁFRICA CUESTIONAN AL MANDO DE LAS FUERZA
El comandante de la misión de la ONU en Darfur está acusado de genocidio

El general Karenzi, comandante militar de la misión contra la
limpieza étnica en Darfur, participó en las matanzas contra exiliados
hutus en la guerra del Congo de 1997. Es uno de los acusados
de genocidio en una querella de la Audiencia Nacional.

04/10/07 · 0:00
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Entre 1996 y 1997 la
conocida como primera
guerra del Congo terminó
con el derrocamiento de
Mobutu Sese Seko.

Tiene a su cargo el mando conjunto
de la misión híbrida de los cascos
azules de la ONU y las tropas de la
Unión Africana. Un despliegue de
7.000 soldados, que se ampliará hasta
los 26.000 en los próximos meses.

La misión ha llevado años de discusiones,
complicadas gestiones diplomáticas
y críticas por la inactividad
de la comunidad internacional
ante una crisis humanitaria que alcanza
dimensiones de limpieza étnica.
Se estima que 200.000 personas
han muerto y 2,5 millones han sido
desplazadas de sus hogares durante
cuatro años de represión contra la
población de Darfur, después de que
grupos rebeldes de esta provincia se
rebelasen contra el Gobierno de la
capital sudanesa, Jartum.
Por ese motivo, y después de años
de presiones, el consentimiento del
Gobierno sudanés para el despliegue
de la misión conjunta de Naciones
Unidas y la Unión Africana fue
bien recibida en los foros internacionales.
No obstante, otras voces se
muestran más escépticas. Entre
otras causas por los grandes intereses
en juego.

A ello se suma la indignación causada
por el historial del comandante
adjunto de la misión, y es que el pasado
de Karake Karenzi, jefe militar
de las tropas de interposición, no se
diferencia mucho de los famosos
janjaweed sudaneses, los temibles
escuadrones de la muerte progubernamentales
que han perseguido a
través del desierto a la población de
Darfur. Según varias acusaciones,
Karanzi tiene experiencia propia en
lo que se refiere a comunidades perseguidas:
en la segunda mitad de los
años ‘90, durante la primera Guerra
del Congo, participó al frente del
Ejército de Ruanda en los bombardeos
a los hutus en el exilio.

En la Audiencia Nacional

Estos hechos se encuentran recogidos
en una querella criminal que se
instruye en la Audiencia Nacional.
El asesinato de nueve personas de
nacionalidad española en esta región
entre los años 1994 y 2000 hizo posible
que las acciones del Ejército
ruandés en Congo pudieran ser tratados
por la justicia española.

Los crímenes de los que habla la
querella se relacionan con un episodio
particularmente poco conocido
de los enfrentamientos entre hutus y
tutsis, los grupos étnicos mayoritarios
de Ruanda. En la historia reciente
es recordado el brutal genocidio
ruandés de 1994, la mayor limpieza
étnica de la segunda mitad del siglo
XX, retratada por exitosas películas
como Hotel Ruanda, y que consistió
en el asesinato sistemático de al menos
800.000 tutsis a manos de facciones
hutus.

La sociedad ruandesa logró superar
el trauma. Incluso mostró cierta
generosidad. En los años siguientes,
más de 40.000 de los 120.000 supuestos
implicados en el genocidio volvían
a integrarse en la sociedad. Pero
esta reacción no se extendió a todas
los sectores. Tras la vuelta de los tutsis
al poder, miles de hutus partieron
al exilio hacia la vecina República
Democrática del Congo. Cuando el
Ejército ruandés intervino en este
país en 1997 a favor de los rebeldes
congoleños contra el dictador Mobutu
Sese Seko, las fuerzas militares
ruandesas aprovecharon para castigar
a sus antiguos enemigos. El ensañamiento
tuvo consecuencias dramáticas.
Se calcula que hubo entre
250.000 y 350.000 muertos y cerca
de un millón de desplazados. Karake
Karenzi se encontraba entonces en
la cúpula militar.

Bombardeo sobre refugiados

No se trata de la única acusación que
pesa sobre él. Sectores de la oposición
ruandesa, próximos al partido
FDU, acusan también directamente
a Karenzi de haber dirigido en 1995
un asalto contra el campo de refugiados
hutus en Kibeho que causó cerca
de 8.000 muertes, además de haber
participado en múltiples homicidios
entre 1992 y 2000. Para este grupo
político, el nombramiento de Karenzi
al frente de la misión internacional
“es un insulto a África, a Sudán y a
todos los sudaneses, así como a la
memoria de las víctimas ruandesas”,
según comunicó en una nota enviada
al Sudan Tribune.

¿Por qué alguien con este historial
llega a dirigir una misión de este tipo?
En realidad, uno de los motivos
de elegir a militares ruandeses se debe
a su preparación. El currículum
de Karenzi, lejos de ser un inconveniente,
le ha llevado, en Ruanda, a
presidir el Tribunal Militar, una de
las primeras instancias del país; y
después a convertirse en un aliado
útil para los planes internacionales.
Sin embargo, el nombre de Karenzi
puede no importar tanto. Como explica
José Eugenio Lucas, del Comité
de Solidaridad con el África Negra,
“muchos altos mandos militares de
Ruanda están implicados en las matanzas,
de hecho la querella es contra
varios de ellos y ahora le ha tocado
a Karenzi ser jefe de la Fuerzas de
Paz en Darfur como le podía haber
tocado a otro, que posiblemente también
estaría implicado”.


Los asesinatos políticos y el perfil que busca la ONU

Las reacciones ante las críticas
recibidas por el nombramiento
de Karenzi el
pasado 14 de agosto se
han centrado en defender
la misión de Darfur. Robert
Masozera, portavoz del
Ministerio de exteriores de
Ruanda, aseguró en la
ONU que “es un oficial
muy conocido y esas acusaciones
son infundadas”.

Naciones Unidas, mientras,
afirmó “tomar muy en serio
las acusaciones”. La ONU
asegura que no hay pruebas
concluyentes. Sin
embargo, además de las
campañas militares, Karenzi
está acusado de crímenes
que no llegaron a ser
investigados. Según
denuncia Jean-baptiste
Mberabahizi, Secretario
General del partido opositor
ruandés FDU, al pasado
de Karenzi habría que añadir
el mando de un escuadrón
de la muerte en Kigali,
la capital ruandesa,
entre 1992 y 1994; el asesinato
de Gapysi Emanuiuel,
presidente del Foro
Paz y Democracia en Ruanda
o la instigación al asesinato
de Felicien Gatabazi,
ministro de Energía y secretario
ejecutivo del partido
PSD, entre otros. Cualquier
punto de esta montaña de
crímenes choca con las
directrices de integridad y
respeto de los derechos
humanos que pide la ONU.

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