El Estado asumirá hasta un 50% de las inversiones del ’banco malo’
Claves para entender la quinta reforma financiera en una década

El economista Nasser Khoury explica los elementos más importantes de la reforma financiera del Gobierno, que alumbra el conocido como "banco malo".

04/09/12 · 0:00
De Guindos, durante la presentación de la reforma / Moncloa

 

El Real Decreto-Ley 24/2012 es el tercer intento del actual Gobierno por digerir el gran cólico ocasionado por la explosión de la burbuja financiera-inmobiliaria del 2007-2008. Éstos no han sido los únicos, ya que el anterior Gobierno del PSOE llevó a cabo dos reformas: la de junio de 2009 y la de febrero de 2001–.

El Memorándum de Entendimiento (PDF) que se firmó el pasado 20 de julioimpuso esta última reforma como parte de la contrapartida de hasta 100.000 millones para la “linea de crédito a la banca”. Este último se centra, una vez más, en el saneamiento y reestructuración del sector. Para ello se articulan tres elementos claves: la actuación temprana, la reestructuración de entidades en dificultades y la resolución (liquidación) de las no viables, y los nuevos mecanismos de actuación para casos especiales. También se introduce como criterio general que accionistas y tenedores de títulos –como las famosas preferentes–, asumirán parte de las pérdidas, se endurecerá el marco regulatorio para la emisión de “algunos productos financieros” y se establece un nuevo mínimo de capital principal al 9%.

Además en el nuevo esquema se acentúan las figuras del Banco de España y el FROB (Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria), a quienes se dota de nuevos regímenes jurídicos para reforzar sus atribuciones. El BdE en su capacidad inspectora y sancionadora será quien detecte los problemas en una primera fase, y el FROB quien gestionará las situaciones concretas de crisis, el instrumento de resolución.

En el tercer elemento que articula la reforma, nuevos mecanismos de actuación,encontramos el instrumento estrella: la “Sociedad de gestión de activos”, el Banco Malo (“Bm” en adelante).

Como ya se explicó, gran parte de las entidades financieras contienen en sus cuentas un gran número de “activos tóxicos” –suelos sin edificar, inmuebles que no se pueden vender, créditos a promotores y constructores, etc.–. Para evitar las pérdidas que ocasionaría reconocer que no van a pillar un duro de estos “activos tóxicos” (de ahí el nombre de “Banco Malo”), siguen contándolos al precio que lo adquirieron (que como bien decía Antonio Machado: “es de necios confundir valor y precio”). Para descontar tal efecto aparece la figura del “Banco Malo”, que viene a ser un fondo de dinero que comprará los “activos tóxicos” a los bancos, para de esta forma clarificar y sanear las cuentas de los bancos. A pesar de que hasta noviembre no se conocerá el funcionamiento del Bm, se adelantaron algunos elementos.

La forma jurídica será la de sociedad anónima con determinadas excepciones, por ejemplo a la Ley Concursal, al Código Civil o a la ley de OPAS entre otras. La financiación correrá a cuenta del contribuyente en “no más de un 50% del capital de la sociedad”, el resto lo pondrán fondos de inversión y entidades financieras principalmente, que se repartirán negocios concretos para hacerlos más atractivos a su entrada, por ejemplo inmuebles para oficinas, etc. Los 100.000 millones que se pactaron en el Memorándum de Entendimiento serán repartidos por el FROB entre las ayudas directas a la banca y el “Banco Malo”.

Entre los “activos tóxicos”, el núcleo duro de las compras a las entidades serán los créditos problemáticos a promotores, además de los activos inmobiliarios con más dificultad para su salida al mercado, participaciones en promotoras de los bancos y suelo sin edificar.

La forma de pago podrá ser mediante efectivo, deuda sin límite emitida por el banco malo (lo que sería una especie de pagaré), descontable en el Banco Central Europeo (es decir: que el BCE la tomaría como aval para prestarles dinero), o con participaciones en su propio capital (es decir, que el banco que venda el “activo tóxico” podrá llegar a ser copropietario del Bm).

El elemento clave de toda esta operación será el precio al que los bancos vendan sus “activos tóxicos” al Bm. Los parámetros no están fijados, pero habrá un tasador externo que determinará el valor económico y será el BdE quien decidirá el precio final a “pre-burbuja inmobiliaria”, teniendo en cuenta el valor en los balances de los bancos y descontando las provisiones hechas (de un 80% para el suelo, del 65% para las obras en curso y del 35% en viviendas). A todo esto Bm tendrá 15 años para venderlos.

Ahora bien, si los “tóxicos” son vendidos al Bm a precios superiores al valor actual del mercado, no se tendrá margen para negociar y recuperar lo puesto por el Estado, ocasionando pérdidas. En cambio, si el precio al que se pagan es relativamente bajo, las pérdidas que ocasionarán a los bancos podrían forzar a nuevos rescates soportados por el Estado nuevamente. Por tanto se corre el riesgo de que “nuevamente” vuelva a ser el ciudadano el que pierda.

Pero al margen de la quinta Reforma Financiera, el FROB, el Banco de España y el Banco Malo, nuestra economía está inmersa en una difícil etapa sin horizonte,menos propicia al crecimiento que en ninguna época después de la Guerra Civil. Un momento con altos niveles de endeudamiento, con un entorno político conflictivo, sin confianza alguna en las élites políticas, altos niveles de desempleo, aumento de la desigualdad y la pobreza, presiones sobre las clases medias y bajas, con una población cada vez más envejecida y con escasos recursos fiscales.

Por ello, la reforma por Decreto-Ley que se necesita para solucionar el problema más profundo y decir que ciertos niveles de “democracia+progreso+bienestar no fue un sueño” (Juan Tugores), es la restauración, si es que la hubo, de ciertos niveles de Cohesión Social.

 

A qué se debe la inacción de los gobiernos

Ante tal cantidad de intentos por subsanar y dotar al sector financiero nacional de un nuevo marco regulatorio, surge la pregunta: ¿por qué se presentan de forma tan tardía e ineficaz? ¿Será éste el último y definitivo? Según Michael Spence y David Brady existen varias tesis que pueden explicar la parálisis e ineficacia de los gobiernos a la hora de determinar acciones, que en nuestro caso se traduce en cinco reformas del sistema financiero desde 2009.

Entre los argumentos exponen la falta de liderazgo o el vacío de poder, el riesgo a cometer graves errores en la toma de decisiones (“los políticos son de la opinión de cuanto menos, mejor”), las divergencias entre los incentivos individuales y las necesidades colectivas, los instrumentos políticos utilizados son ineficaces en las condiciones actuales, y por último, que la acumulación de influencia política debido a la concentración de riqueza ayuda al mantenimiento del status quo. A la carta y se admiten platos combinados.

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