Tras 17 años vacío, los vecinos lo okuparon y le dieron nueve meses de actividad intensa dentro de uno de los barrios con menos recursos de Madrid. Hoy, el Instituto de Vivienda de Madrid (IVIMA), propietario del edificio e incapaz de darle vida durante casi dos décadas, vuelve a condenarlo al abandono.
- Desalojo de la Osera (Foto: G. M. L.)
Tras más de nueve meses de actividad y vida en el barrio, el centro social y cultural autogestionado La Osera de Usera (Madrid) ha sido desalojado en la mañana del 5 de julio. El desalojo, que se ha producido sin incidentes, comenzó antes de las nueve de la mañana, con la llegada de 15 furgones policiales que han rodeado el edificio, y se prolongó hasta cerca de las 14h. En el momento de su llegada, los policías han presentado la orden de desalojo al joven que se encontraba presente en su interior, y unos 35 antidisturbios, acompañados por dos miembros de la brigada de información y varios miembros del IVIMA (Instituto de Vivienda de Madrid), propietario del edificio, han penetrado en La Osera, según nos explica este joven, a quien han informado de que podrían imputar por usurpación.
En el edificio se ha producido un registro exhaustivo y posteriormente se ha llevado un camión de mudanza que ha trasladado los enseres más importantes, como muebles, libros, DVD o cuadros artísticos, a un almacén del Ivima, de donde, en principio, podrán ser recuperados posteriormente, aunque los representantes de esta institución se han negado a que los objetos fueran recuperados en ese mismo instante por los vecinos del barrio, un grupo de los cuales se han concentrado en el exterior en señal de protesta por el desalojo.
Según nos explican los abogados de La Osera, “ha habido irregularidades, una vulneración de derechos fundamentales y mala fe por parte del Ivima a la hora de tramitar el procedimiento. Se había solicitado la suspensión de la ejecución y había un recurso presentado, y el Ivima se había comprometido a mantenernos informados, pero no nos han notificado y han atajado obviando partes del procedimiento que se estaba tramitando”. Además, los abogados han tratado de paralizar el desalojo, “pero la policía se ha apresurado a tapiar antes de que el juez tuviera tiempo de dar una respuesta”. Al final de la mañana, el edificio se encontraba, una vez más, vacío y con una chapa de metal en su puerta.
A lo largo de nueve meses, los vecinos que tomaron el edificio, que estaba destinado a un teatro que nunca se construyó, lograron darle una vida que no había tenido a lo largo de los 17 años que permaneció cerrado. Después de dos meses extrayendo escombros y excremento de paloma, el espacio echó a andar como centro social y cultural autogestionado, y en él se llevaban a cabo actividades gratuitas para niños y adultos como clases de pintura, inglés, teatro, cine, boxeo, fútbol, costura, jam sessions, conciertos, reuniones y asambleas del 15M y otros espacios, además de debates, charlas y actividades alternativas.
Los vecinos de La Osera han publicado un comunicado en el que piden “la solidaridad de todos los vecinos y vecinas del barrio, así como de organizaciones sociales y que luchan, para quienes La Osera ya se había convertido en un referente cultural y social. La Osera pertenece al pueblo, no a las instituciones del régimen”, y anuncian que “pase lo que pase, el proyecto seguirá adelante y la reclamación del edificio también”.
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