ENTREVISTA: PAUL NICHOLSON, MIEMBRO DEL SINDICATO AGRARIO EHNE
“Los campesinos somos productores de alimentos, no de energía”

Paul Nicholson, miembro del sindicato agrario EHNE
y coordinador en Europa de Vía Campesina, ha sido
imputado por un tribunal brasileño con una pena de
30 años de cárcel por participar, junto con otras 36
personas, en una acción contra los monocultivos impulsados
por multinacionales que fuerzan el desplazamiento
de comunidades campesinas e indígenas, en el
Día Internacional de la Mujer Trabajadora en Porto
Alegre, el 8 de marzo de 2006. En la entrevista, Paul
Nicholson hace un análisis sobre los efectos sociales y
ambientales que están generando las actuales políticas
agrarias de la Unión Europea en el mundo rural.

15/02/07 · 0:00
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PAUL NICHOLSON Y JOSÉ BOVÉ. / desfilhesjm / flickr.com

DIAGONAL: La multinacional Aracruz
Celulosa ha iniciado un proceso
judicial contra miembros de Vía
Campesina y del movimiento de mujeres
campesinas de Brasil. ¿Podrías
contextualizar la condena?

PAUL NICHOLSON: El contexto es
un 8 de marzo del 2006, en el Estado
Brasileño de Río Grande do Sul (Porto
Alegre), durante una conferencia
internacional organizada por la FAO
sobre la reforma agraria. En este
contexto las mujeres de Vía Campesina
deciden hacer una acción pública
en contra de los ‘desiertos verdes’
(la deforestación de la selva por
monocultivos de eucaliptos, pinos o
acacias para producir pasta de papel).
La acción concreta de estas
2.000 mujeres fue invadir una finca
de viveros de eucaliptos donde según
la policía se destruyó un millón
de plantas de eucaliptos y de pinos y
el laboratorio de semillas transgénicas
de la empresa.

D.: ¿Que cargos se os imputan por
haber participado en esta acción?

P.N.: El Gobierno de Río Grande do
Sul ha encausado a 37 personas, 34
mujeres y dos hombres. Se nos acusa
de banda armada, secuestro, uso
de armas, lavado de dinero y espionaje
industrial. En total se nos pide
2.000 años; entre ocho y 30 años a
cada persona. Pero lo más preocupante
son las mujeres: en Río Grande
do Sul, están bajo una gran presión y
el apoyo tiene que ir hacia ellas.
D.: La plantación de grandes monocultivos
va asociada al desplazamiento
de comunidades locales en
Brasil y en otros lugares...

P.N.: Esto está ocurriendo en todo
el mundo. En Colombia, por ejemplo,
se está dando con la palma de
aceite. Se está dando también en la
India, en Indonesia y en África. Las
tierras más fértiles se están destinando
para cultivos que no producen
alimentos, principalmente para
producir energía de origen vegetal
o biodiesel. Y no hay que olvidar
que está ocurriendo en un
contexto de un aumento del hambre
en el mundo.

La huella europea

D.: El Comité sobre Agricultura y
Desarrollo Rural de la UE ha aprobado
un documento sobre biotecnología
que prevé un incremento de los
transgénicos para la década 2006-
2015. ¿Que consecuencias tendrá en
caso de aprobarse por el Parlamento
europeo el próximo mes de marzo?

P.N: Este documento entra en esta
misma lógica de los monocultivos.
Es un fraude, pues está orientando
la producción hacia una agricultura
no alimentaria, para la producción
del biodiesel. Es una alternativa muy
a corto plazo y va a poner nuestra
agricultura en jaque.
Este documento es un engaño
por varias razones. La primera, las
fábricas para la producción de
energía derivada de origen vegetal
se están construyendo cerca de los
puertos y no de las zonas de producción
agrícola, porque desde el
principio se entiende que esta producción
se basa en la exportación.
El segundo problema es que estas
políticas de apoyo a los cultivos
productores de energía de origen
vegetal son dependientes de las
ayudas, lo que crea una mayor dependencia
del modelo industrial
por parte de la agricultura.

Los impactos sociales más inmediatos
son la fragilización de
las economías locales y la soberanía
alimentaria local y nacional.
Los costes ambientales son
altos porque este modelo viene
acompañado del uso intensivo de
la tierra y de los agrotóxicos.
Creemos que este documento y la
política agraria europea son absurdos.
Si el modelo capitalista está ante
una crisis energética no lo puede
solucionar con este tipo de propuestas,
pues ante todo los campesinos
somos productores de alimentos y
no productores de energía.

D.: ¿Se están viendo afectados los
mercados alimentarios por esta nueva
tendencia de producción agrícola
no alimentaria?

P.N.: En efecto. En México, por
ejemplo, el maíz ha subido un 40%
en las tortillas, y eso está afectando
directamente a la capacidad de
consumo de los ciudadanos mexicanos.
La causa de esta subida de
precio en el maíz es que los EE UU
están utilizando gran parte de su
maíz para la producción del biodiesel,
y no para el consumo humano.
El mayor impacto está en que la tierra
va a perder su uso social y pasará
a tener un uso más mercantil, ya
sea para la producción de pasta de
papel o de biodiesel.

D.: ¿Crees que las actuales políticas
agrícolas de la UE son contrarias a
la soberanía alimentaria?

P.N.: La UE prioriza la importación
de materia prima alimentaria barata
para después trasformarla aquí y
volver a exportarlo a todo el mundo.
Tanto en piensos animales que
usan la soja y el maíz, como los aceites.
Prioriza la agroexportación
frente a la soberanía alimentaria.
Nosotros defendemos el marco de
soberanía alimentaria, el derecho de
que países o regiones puedan desarrollar
políticas agrarias que vayan
orientadas a suplir las necesidades
sociales, con una agricultura propia.

D.: ¿Nos encontramos ante una crisis
rural generalizada?

P.N.: Sí, en todo el mundo, pero esto
también incluye la Unión Europea.
Cada minuto que pasa, se cierra una
explotación familiar; ése es el sacrificio
que hace Europa. Ha decidido
apostar por la agricultura industrial
en manos de las multinacionales. Su
prioridad es conquistar los mercados
industriales y de servicios internacionales
y, hoy en día, parece que
quiere liberalizar los mercados agrarios
y alimentarios. Es una postura
cínica porque la UE es el mayor culpable
junto con Estados Unidos de
la crisis rural en todo el mundo.

Biocombustibles
_ El Convenio sobre el Cambio Climático
aprobó en 2003 el uso de los
árboles de ingeniería genética
como sumideros de carbono y
como materia prima para biocombustible,
en sustitución del combustible
fósil que emite CO2. Desde
entonces, el Movimiento Mundial
por la Defensa de los Bosques Tropicales,
fundado en 1986 ante el
Plan de Acción Forestal Tropical de
la FAO y el Banco Mundial, emprendió
una gran campaña para denunciar
los impactos de los monocultivos
a gran escala en los países del
sur ([wrm.org.uy->http://wrm.org.uy]).

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