Cuando el país se veía al
borde de una nueva
confrontación civil,
Gobierno y oposición han
alcanzado un acuerdo
que da un respiro a la
crisis pero que se ve como
una solución temporal.
- UN PAÍS DIVIDIDO. Tanques del Ejército libanés controlan
una calle de la ciudad de Hamra el pasado 7 de mayo / Ferrán Quevedo
Después de cinco días de debates en
Doha (Qatar), con la mediación de la
Liga Árabe, los líderes libaneses del
Gobierno y la oposición alcanzaron
el 21 de mayo un acuerdo político
que aparentemente dará una tregua
a un país que vive sumido en una crisis
constante por las divisiones internas
y por las continuas ingerencias
externas. En la resaca de la última
escalada de tensión, que ha dejado
81 muertos y 250 heridos, los acuerdos
se han dejado sentir y los opositores
de Hezbolá y Amal han levantado
el campamento que mantenían
en el centro de Beirut desde hace 18
meses, cuando sus cinco ministros
dimitieron y declararon ilegítimo el
Gobierno de Fuad Siniora, apoyado
por EE UU, Francia y Arabia Saudí.
En virtud de los acuerdos, el jefe
del Ejército, Michel Suleimán, fue
elegido el 25 de mayo, después de 19
intentos fallidos del Parlamento, como
jefe del Estado, un cargo que permanecía
vacante, desde que Émile
Lahoud acabara su mandato en noviembre
de 2007, debido a las diferencias
entre Gobierno y oposición
en el reparto del poder y a pesar de
que Suleimán era, desde hace meses,
el candidato de consenso.
Gobierno de unidad nacional
Los acuerdos también establecen la
constitución de un Gobierno de unidad
nacional, en el que las facciones
progubernamentales, agrupadas en
la alianza 14 de Marzo, dispondrán
de 16 carteras, y la oposición, formada
por los partidos shiíes Hezbolá y
Amal y por sus aliados cristianos de
la Corriente Patriótica Libre, tendrá
11 ministerios, seis más de los que
disponía hasta el inicio de la crisis en
noviembre de 2006; otras tres carteras
serán otorgadas directamente
por el jefe del Estado. Con más de un
tercio del Gabinete, la oposición dispondrá
del derecho a veto de las decisiones
gubernamentales, algo que
reclamaba desde hace tiempo, aunque,
según el acuerdo, las partes se
comprometen a “no dimitir ni entorpecer
el trabajo del Gobierno”, además
de a no “usar armas o la violencia
para obtener objetivos políticos”.
En Doha, las partes se han puesto
de acuerdo, asimismo, sobre la modificación
de la ley electoral para los
comicios de 2009, que se plasmará
en la adopción de la ley de 1960, basada
en las qadas, una división territorial
en pequeños distritos administrativos,
con modificaciones en
Beirut y en algunos distritos para que
se distribuyan según criterios confesionales.
Según el arabista Iñaqui
Gutiérrez de Terán, aunque “todo el
mundo reconoce que el gran problema
de Líbano es el sistema confesional
[las instituciones y cargos se distribuyen
según las confesiones], eliminar
este sistema sin aportar una
alternativa, bien a través de un
Estado fuerte, de instituciones poderosas
o de una labor de concienciación
de la población de que, más que
de una comunidad religiosa o una región,
son libaneses, esto se convertiría
en el preámbulo de un conflicto”.
Hezbolá sale reforzado
En opinión de este arabista, aunque
los acuerdos son un parche, “lo principal
es que han desatascado el conflicto.
La disputa volverá a suscitarse
cuando se pongan sobre el tapete
medidas concretas sobre la ley electoral
y cuando se definan cuáles son
las carteras que va a tener la oposición
y cuáles se reservan a personas
afines al presidente, pues hay ministerios
básicos, como el de Exteriores,
porque está relacionado con las resoluciones
de la ONU y con la constitución
de un tribunal internacional
sobre el asesinato de Hariri [ex primer
ministro], y los de Interior y
Defensa, las dos carteras más sensibles
respecto a una de las cuestiones
sobre las que más insisten EE UU,
Arabia Saudí y Francia, que es el
desarme de Hezbolá”.
Uno de los grandes logros del partido
chií ha sido, precisamente, que
el debate sobre su desarme quede
fuera de los acuerdos. Según Gutiérrez
de Terán, “para EE UU e Israel
este acuerdo no es bueno, porque
los regímenes de Washington y
Tel Aviv querían aislar cada vez más
a Hezbolá, cosa que no han conseguido”,
pues tiene alianzas con otras
comunidades y regiones y el apoyo
de Irán y Siria. Además, el acuerdo
“no pone en peligro el principal presupuesto
de Hezbolá, que es la infraestructura
de la resistencia”, desde
la red de comunicaciones hasta la
de abastecimiento, pasando por sus
arsenales logísticos y estratégicos.
De hecho, las negociaciones de
Doha se vieron forzadas después de
la crisis que se inició el 7 de mayo,
cuando el Gobierno de Siniora decretó
la destitución del jefe de seguridad
del aeropuerto de Beirut, cercano a
Hezbolá, y la eliminación del sistema
de comunicaciones del movimiento
chií, una red básica para hacer frente
a los ataques de Israel. Estas decisiones
provocaron el levantamiento de
Hezbolá, que tomó el oeste de la capital
y mantuvo enfrentamientos con
milicias progubernamentales, una
crisis que sólo se ha cerrado con la
decisión del Ejército de no acatar las
órdenes del Gobierno y con el posterior
acuerdo en Doha.
El país, que vivió una guerra civil
entre 1975 y 1990, ha acogido con
optimismo los acuerdos cuando ya
se veía al borde de un nuevo conflicto
interno. Gutiérrez de Terán explica
que “todo lo que vemos desde hace
años en Líbano forma parte de la
expansión de la política geoestratégica
de Washington en la región y
por su plan de ataque hacia Irán.
EE UU dice al Gobierno libanés,
‘atad a Hezbolá, presionad, que nosotros
os apoyamos en las instituciones
internacionales, os damos armas,
enviamos al destructor USS
Cole a la costa…’. Pero las presiones
no han conseguido el fruto rápido
que deseaban, y por tanto Israel tampoco
puede obrar a su antojo, pues
cuenta con su talón de Aquiles:
Hezbolá”. En opinión de este arabista,
es probable que en los próximos
meses siga esa “estrategia de desgaste,
de ingerencia, de intentar convertir
Líbano en otra especie de caos
controlado a la iraquí. Aunque hoy lo
que predomina allí es el optimismo”.
FUAD SINIORA
_Primer ministro desde julio de 2005, formó el primer
Gobierno del país tras la salida de las tropas sirias. Dispone
del apoyo de EE UU, Francia y Arabia Saudí. Su
Gabinete estaba en crisis desde que la oposición lo
declaró ilegítimo y retiró a sus ministros en noviembre
de 2006. Es miembro de la Corriente del Futuro, englobada
en la alianza 14 de Marzo, coalición de partidos
nacida tras el asesinato de Rafiq al-Hariri para exigir la
salida de las tropas sirias del país.
------
SAAD AL-HARIRI
_ Hijo de Rafiq al-Hariri, ex primer ministro asesinado en
2005 y de cuya muerte se acusó a Siria, sin que se
haya demostrado su implicación. Este asesinato llevó a
una serie de acontecimientos que desembocaron en la
salida de las tropas sirias, que estaban en el país
desde 1990. Saad al-Hariri lidera la Corriente del Futuro,
afín al Gobierno.
----------
MICHEL AOUN
_ Líder de la comunidad cristiana maronita, es el dirigente
de la Corriente Patriótica Libre. Fue jefe del Ejército, y
primer ministro, los dos últimos años de la guerra civil,
de uno de los dos Gobiernos enfrentados que surgieron
en Beirut. Exiliado cuando las tropas sirias entraron al
país en 1990, regresó tras la salida de las mismas en
2005. En febrero de 2006 cambió de postura para
convertirse en aliado de Hezbolá en la oposición.
--------
HASSAN NASRALÁ
_ Es el líder del partido chií Hezbolá, cuya guerrilla
es el centro de la resistencia libanesa a los ataques
de Israel. En el año 2000 lograron la salida
de las tropas israelíes del país y, en 2006, resistir
a una nueva agresión de Israel que provocó
más de mil muertos. El Gobierno libanés, bajo
presión de EE UU, ha intentado desarmarlos sin
éxito. Disponen del apoyo de Siria e Irán, además
de alianzas internas.
-------------
WALID JUMBLAT
_ Líder de la comunidad drusa, dirige el Partido Socialista
Progresista, aliado del Gobierno en el grupo 14 de Marzo.
Conocido por sus cambios de postura y alianzas, ha
pasado de apoyar la presencia siria a convertirse en líder
antisirio, y de enfrentarse a las milicias falangistas y
de las Fuerzas Libanesas durante la guerra a convivir
con su líder Samir Geagea, dentro del 14 de Marzo.
---------
MICHEL SULEIMÁN
_ Comandante en jefe del Ejército desde 1998, ha sido
la única persona capaz de obtener el apoyo de Gobierno
y oposición para ser nombrado jefe del Estado,
nombramiento que ha tenido lugar el 25 de mayo,
tras los acuerdos de Doha. En la última crisis, el Ejército
bajo sus órdenes se negó a combatir a Hezbolá y
desobedeció las órdenes gubernamentales de desmantelar
el sistema de comunicaciones de la guerrilla.
comentarios
0