Indignación: los ciudadanos del país más pobre de la UE protestan contra la corrupción
Bulgaria consigue dar un giro político

Las protestas por la subida de la electricidad hacen caer al Gobierno derechista de Boïko Borísov y ya se han convocado nuevas elecciones para el próximo 12 de mayo.

05/03/13 · 21:19
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El 21 de febrero la Subranie, Parlamento búlgaro, admitió la dimisión presentada dos días antes por el primer ministro de la República, el líder del partido derechista Ciudadanos para el Desarrollo Europeo de Bulgaria (GERB) Boïko Borísov, tras diez días de intensas manifestaciones ciudadanas contra la carestía de la vida y la corrupción de la clase política.

Las manifestaciones comenzaron el pasado 10 de febrero, cuando decenas de miles de búlgaros organizados a través de Facebook y al margen de los principales sindicatos y partidos políticos del país salieron a la calle en una treintena de ciudades para protestar contra el elevado precio de la energía, cuya subida del 13% en julio del año pasado está suponiendo una losa demasiado pesada para muchas familias, incapaces de hacer frente a los gastos de luz y calefacción impuestos por el frío invierno búlgaro.

En un intento por controlar la situación, Borísov revocó la licencia del gigante energético checo ČEZ, una de las tres compañías extranjeras que controlan el mercado búlgaro, precipitó la dimisión del odiado ministro de Finanzas Simeon Djankov y prometió negociar una bajada del precio de la luz.

No fue suficiente. El 18 de febrero la policía hirió a varios manifestantes y al día siguiente Borísov, haciendo gala del estilo populista que lo llevó al poder, presentó públicamente su dimisión arguyendo que no podía participar “en un Gobierno en el que la policía golpea al pueblo". La mayor parte de los analistas han visto en esta renuncia una calculada maniobra de cara a las próximas elecciones legislativas el próximo 12 de mayo, a las que con toda probabilidad Borísov acudirá como candidato del GERB .

El país más pobre de la Unión Europea

En realidad, el malestar de los búlgaros va mucho más allá del problema de las tarifas de la luz. Los ajustes económicos impuestos por los últimos gobiernos, que han permitido al país presentar un balance macroeconómico positivo (la deuda externa es del 16%, el déficit del 2% y el PIB crece un 0,5% anual), han tenido como contrapartida duros sacrificios microeconómicos.

Con un PIB per cápita de 5.200 euros anuales, un sueldo medio que ronda los 350 euros y un salario mínimo de 155, Bulgaria arrastra el estigma de ser el país más pobre de la UE. El aumento de las desigualdades socioeconómicas –especialmente molesto en una sociedad tradicionalmente muy igualitarista– , el incremento de las tasas de escolaridad, los abusos de los bancos, la escasa calidad del sistema sanitario y los costes medioambientales del modelo de desarrollo neoliberal han estado también muy presentes en unas manifestaciones que continuaron tras la dimisión de Borísov.

La sociedad culpa a la clase política de los males del país y demanda medidas eficaces para luchar contra los altos niveles de corrupción y criminalidad.

Bulgaria es el segundo país de la UE con mayor nivel de corrupción–por detrás de Grecia– según el Índice de Percepción de la Corrupción 2012. El origen de este problema se encuentra en las postrimerías del régimen comunista, cuando altos cargos del Partido Comunista Búlgaro (PCB) desviaron fondos a refugios seguros que han sido utilizados después para crear empresas e invertir en todo tipo de negocios ilegales, pagando sobornos a funcionarios y comprando influencias en el gobierno y votos en la Subranie.

Corrupción en los partidos políticos

Todas las grandes fuerzas políticas del país se han visto salpicadas por escándalos de corrupción a causa de su vinculación con estas redes mafiosas, lo que sumado a las frecuentes revelaciones de colaboracionismo con el régimen comunista que vienen afectando desde 1989 a importantes personalidades públicas ha acabado sumiendo en el descrédito a la clase política.

Borísov consiguió labrarse una reputación de luchador infatigable contra la corrupción como secretario del Ministerio de Interior y jefe de la policía durante el gobierno del último zar de Bulgaria Simeón II –que obligado a exiliarse en 1946 por los comunistas puso en marcha en 2001 el Movimiento Nacional Simeón II y logró ganar las legislativas de ese año-, entre 2001 y 2005, y como alcalde de Sofía, entre 2005 y 2009. Sin embargo, con posterioridad a su victoria en las legislativas de 2009 Wikileaks y el portal búlgaro de investigación Bivol.bg desvelaron supuestos vínculos de ya ex Primer Ministro con la mafia, el tráfico de drogas y el comercio ilegal de petróleo.

Formalizada la dimisión de Borísov el presidente de la República Rosen Plevneliev (electo en las presidenciales de 2011 como candidato del GERB) inició conversaciones con los tres partidos con mayor representación en la Subranie, el propio GERB, el Partido Socialista Búlgaro –sucesor del PCB– y el Movimiento por los Derechos y Libertades –representante de los intereses de la importante minoría turca–, que declinaron la oferta de formar gobierno.

Así las cosas, Plevneliev procederá en los próximos días a nombrar un gabinete técnico que será el encargado de organizar los próximos comicios legislativos, previstos para el 12 de mayo.

La situación no es ni mucho menos inédita en la Bulgaria postcomunista. En los años noventa dos primeros ministros electos, Dimitrov y Videnov, se vieron obligados a dejar el gobierno por movilizaciones extraparlamentarias masivas precipitadas también por el descenso del nivel de vida y la corrupción, y en ambas ocasiones el gobierno fue asumido por tecnócratas independientes. En este sentido, tal y como ha señalado el intelectual R. J. Crampton, la reputación de Bulgaria como país conformista y poco interesado por la política contrasta con una tradición democrática de notable respeto por la voluntad popular.

A falta de evaluar el respaldo que pueda lograr el joven movimiento Bulgaria para los Ciudadanos de la excomisaria de la UE Meglena Kuneva, y el presumible crecimiento del partido nacionalista de extrema derecha Ataque, del teólogo Volen Siderov, actualmente cuarta fuerza política del país, parece que volverán a ser el GERB de Borísov y el PSB de Stanishev quienes se jueguen la victoria en las legislativas de mayo.

Hasta el momento ninguno de los dos ha planteado medidas eficaces para hacer frente al aumento del paro, que ronda ya el 13%, a la excesiva dependencia de los fondos europeos, a la drástica reducción de la inversión extranjera y de la demanda por parte de la eurozona y a la emigración masiva de los jóvenes mejor formados, principales problemas del país.

A día de hoy puede afirmarse que las expectativas generadas por la entrada de Bulgaria en la UE se han visto defraudadas. La última mala noticia para el país balcánico ha llegado el 3 de marzo con el anuncio de que Alemania vetará la incorporación de Bulgaria y de Rumanía –dos países cuyos destinos parecen unidos a ojos de la UE– al Tratado Schengen.  En este estado de cosas, arrecian las voces que abogan por fortalecer los lazos con Rusia u Oriente Medio.

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