¿Cuál es la imagen y la medida precisa de las poblaciones afectadas por la crisis?

Con un estremecedor “Sólo Dios sabe a dónde iremos a parar” Marvin Gaye cerraba su “Inner city blues” y abría paso a la negatividad que caracterizaría a la música negra norteamericana a partir de los años ‘70.
Lo suficientemente cerca del
espíritu hippie, pero con los
dos pies dentro del escenario
de degradación urbana por el
que atravesaban los guetos
desde hacía ya una década, la
mirada de Gaye a esa ciudad
dentro de la ciudad ofrecía un
contraste lúcido a la América
de Nixon y a la ingenuidad d e
la que él mismo había sido un
a banderado.
Al margen de las gigantescas
distancias, cabe preguntarse
qué aspecto tiene esa “ciudad
interior” en la Europa de la crisis.
¿Sirve ese concepto de la
geografía urbana estadounidense,
traducido literalmente
por Santiago Auserón, para dar
la medida precisa de las poblaciones
afectadas por la crisis y
las políticas que la acompañan?
En esa ciudad partida caben
las afirmaciones escépticas sobre
la realidad de las dificultades
económicas -”¡si están las
terrazas llenas!”, se escucha
también en invierno- y la criminalización
de barrios enteros:
los controles de la policía llegan
a los locutorios, a las discotecas,
a los intercambiadores
que llevan a las domésticas
desde las periferias empobrecidas hasta las áreas residenciale s
de clase media.
La ciudad partida rebosa de colegios
concertados que rechazan a determinados
alumnos: tú a la pública.
Pero en la pública hay menos
aulas de enlace y menos
profesores: los recortes.
En la
ciudad interior, por ejemplo, en
Sevilla, tienes que demostrar
que posees un piso amplio para
traer a tu familia, aunque vivas
de interna con la abuela de
otro. Los expedientes se atascan
y los embargos se ejecutan.
El trabajo es el pago de una
deuda, o se cobra en especie, o
es una inversión de tiempo para
conseguir un contrato y una
tarjeta de residencia (no garantizada).
La ciudad interior a veces
canta, a veces baila y responde
“No pasa nada”. O: “todo
va a salir bien”. O : “queremos
huir de aquí”.
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