ITALIA : LA INMIGRACIÓN SE CONVIERTE EN DELITO
Berlusconi inicia su mandato con el brazo en alto

Berlusconi inaugura su gobierno con la mano dura. La
obsesión por la seguridad transforma a los inmigrantes en
chivos expiatorios y legitima la violencia de los neofascistas.

29/05/08 · 0:00
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ROMA, 2008. El 28 de abril, cientos de simpatizantes festejaban con el saludo fascista el triunfo del derechista Gianni Alemmano
en las elecciones para la alcaldía de Roma, en manos de la izquierda en las últimas dos décadas.

Sicurezza. Ésa es la palabra –seguridad
en castellano– que está marcando
el giro derechista en Italia. La obsesión
securitaria ha invadido el país
y parece legitimar cualquier cosa.
Silvio Berlusconi, primer ministro
por tercera vez desde el pasado 8 de
mayo, a través de su imperio mediático
ha marcado el ritmo y los temas
de la campana electoral y ahora está
cosechando los frutos. La derecha,
que presenta a los inmigrantes como
el principal problema, ha dado cobertura
política a los diferentes episodios
de violencia xenófoba y fascista
que se han registrado a lo largo
del país.

Frente a la difícil situación económica
y social que atraviesa Italia, la
utilización de la etnia gitana como
chivo expiatorio ha dado buenos resultados.
Después de los ataques a
los gitanos en Nápoles por parte de
los habitantes de un barrio pobre y
controlado por la Camorra, el pasado
15 de mayo la policía realizó una
masiva operación en todo el país,
desalojando campamentos y realizando
decenas de expulsiones. Los
partidos de derecha propusieron la
creación de un “comisario especial”
para los gitanos en Milán y en Roma
y hasta se habló de dar poder a las
rondas de militantes derechistas para
que controlen las ciudades contra
la criminalidad. Otra idea inquietante
llegó del postfascista ministro de
Defensa, Ignazio La Russa: utilizar el
Ejército para patrullar las calles por
la noche. El Gobierno está estudiando
leyes para dar más poder a los alcaldes
contra los migrantes: podrán
echar a los vendedores de bolsos falsos,
a los que anden sin oficio, obligar
a limpiar los monumentos a quienes
los ensucien...

Mano dura

“Los italianos tienen derecho a no
tener miedo”. Con frases como ésta
Berlusconi ha fomentado la obsesión
securitaria. Los que sí van a
tener miedo son los migrantes después
de las nuevas leyes del Gobierno.
El ministro de Interior Roberto
Maroni, de la Liga Norte, propuso
una serie de medidas antiinmigración
que entrarán en vigor
antes de julio. La normativa más polémica
será la introducción del delito
de inmigración clandestina, con
penas desde seis meses hasta cuatro
años. Si un migrante sin documentación
comete un delito, la pena le
será elevada automáticamente en un
tercio. Además los condenados a
más de dos años serán expulsados.
El decreto prevé la prolongación de
la detención de los sin papeles en los
centros de internamiento, que pasa
de dos a 18 meses, en concordancia
con la nueva directiva europea aprobada
por el Consejo de la UE (ver
página 44). Se endurecen las condiciones
para la reagrupación familiar,
que se limita a padres e hijos,
previa prueba de ADN. Los que pidan
asilo político no podrán moverse
del lugar asignado por el prefecto.
Los que alquilen casas a extranjeros
clandestinos se arriesgan a penas
de cárcel de entre seis meses y
tres años, multas de 50.000 euros y
la confiscación del piso. El Gobierno,
para frenar la inmigración rumana,
identificada por las autoridades como
uno de los principales problemas
de seguridad, piensa endurecer las
normas para la circulación de los
ciudadanos comunitarios. Los alcaldes
tendrán poderes para controlar
y expulsar a los extranjeros, comunitarios
o no. Para vivir en el país,
éstos deberán demostrar que tienen
casa y renta suficiente.

Militarizar la basura

El 21 de mayo, en una reunión extraordinaria
de ministros en Nápoles,
Berlusconi dictó su receta para
acabar con la crisis de la basura que
todavía afecta la ciudad. Como en el
resto de las primeras medidas de gobierno,
la mano dura es la vía para
afrontar los conflictos. Los nombres
de los siete vertederos elegidos para
hacer frente a la emergencia serán
secretos y declarados “sitios de interés
estratégico-militar” dirigidos por
el Ejército. Y los que se atrevan a protestar
tendrán que afrontar duras penas:
de tres meses a un año de cárcel
para quien intente entrar en uno de
los vertederos; hasta cinco años de
cárcel para quien organice manifestaciones
que provoquen enfrentamientos
con la policía. Los movimientos
critican el sistema de recogida
de basura, en particular la construcción
de nuevas incineradoras. La
política de Berlusconi prefiere considerar
“energía limpia” la que se produce
quemando la basura y no invierte
en recursos renovables. Sin
embargo, el nuevo Gobierno no ha
tardado en anunciar que reintroducirá
en el país la energía nuclear en
2013, proscrita desde 1987 después
de que la población votara mayoritariamente
en contra.

La legitimación de los neonazis

El 4 de mayo, en Verona cuatro neonazis
mataban a un joven que no
quiso ofrecerles un cigarrillo. Frente
a este episodio, el nuevo presidente
de la Cámara, el postfascista
Gianfranco Fini, comentó que le
parecía más grave que aquel día se
quemasen banderas de Israel durante
una protesta en Turín, donde
se celebraba la Feria del Libro de la
ciudad. El alcalde de la ciudad,
Flavio Tosi, de la Liga Norte, intentó
minimizar el hecho diciendo que
se trataba sólo de un episodio: para
él y su partido la seguridad es prioritaria,
pero el problema no son los
neonazis sino los migrantes. La derecha
tiene su corazón en Roma,
donde los partidarios del nuevo alcalde,
el neofascista Gianni Alemanno,
festejaron su victoria electoral
con saludos fascistas. El mismo
Alemanno, procesado por agresión
durante su juventud de militante de
extrema derecha, todavía lleva al
cuello una cruz céltica. Il Cavaliere
tiene importantes relaciones con
las formaciones neofascistas. Por
poner otro ejemplo: gracias a un
acuerdo político, Alessandra Mussolini,
nieta del dictador y elegida
en la Cámara por el partido de Berlusconi,
ha dejado su escaño en el
Parlamento Europeo a Roberto Fiore,
exponente de la ultrafascista
Forza Nuova. Fiore había sido condenado
por “asociación subversiva”
en relación con el atentado fascista
de la estación de Bolonia, donde
en 1982 una bomba mató a 85
personas. La nieta de Mussolini había
declarado en 2006 en un debate
sobre la homosexualidad que “es
mejor ser fascista que maricón”.

LA OPOSICIÓN EN LAS CALLES COMIENZA A ORGANIZARSE
_ En el Parlamento, Silvio Berlusconi
no encuentra oposición. El
Partido Democrático de Walter
Veltroni sólo piensa en pactar
con Il Cavaliere las futuras reformas
constitucionales. Mientras
tanto los movimientos sociales
se preparan para reaccionar y
para defenderse de la marea
negra. El sábado 17 de mayo,
miles de personas manifestaron
en Verona su rechazo a la violencia
fascista, materializada en el
asesinato de Nicola el 4 de
mayo en una agresión neonazi.
En Nápoles la gente salió a la
calle para contestar la primera
reunión de ministros, que Berlusconi
quiso realizar en la ciudad.
Significativa fue la movilización
de las redes de migrantes en
protesta por las medidas xenófobas
y racistas con el eslogan
«todos somos gitanos». Los
movimientos preparan ya el
escenario de enfrentamiento que
se abre en los próximos meses
frente a las políticas del Gobierno.
No sólo con respecto a la
política exterior y la reducción de
los derechos sociales, sino también
contra los planes económicos,
ya que Berlusconi ha anunciado
más recortes laborales. La
movilización política se está
reactivando, particularmente en
Roma, para contestar la nueva
administración ultraderechista
de la ciudad. El Orgullo Gay, después
de muchas polémicas, desfilará
en Roma el 7 junio contra
la homofobia del Gobierno y del
nuevo alcalde Alemanno. Alemanno
será objeto también de
otra manifestación a mitad de
junio. Bajo el eslogan «¡guai a
chi ci tocca!» (¡ay de quien nos
toque!), los activistas de los centros
sociales bajarán a la calle
para defenderse de las amenazas
de la nueva administración.

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