MILES DE PERSONAS CONTRA EL RECHAZO DE LA MOCIÓN DE CENSURA
Berlusconi ‘apaña’ de nuevo su continuidad en el Gobierno

La moción de censura contra Silvio
Berlusconi el pasado 14 de diciembre
parecía ser el fin del Gobierno de ‘il
Cavaliere’. Sin embargo, Berlusconi consiguió
los votos de tres diputados de la
oposición y así superó la moción.

- Grecia se enfrenta a más recortes

29/12/10 · 5:29
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Foto: Davide Tartaglia

Y el 14 diciembre Berlusconi resucitó.
Ese era el día D del Gobierno italiano.
La separación del ‘matrimonio’
político entre Silvio Berlusconi y
su aliado histórico, Gianfranco Fini,

el pasado 30 de julio, había transformado
en los últimos meses la posición
del Gobierno, que estaba siendo
derrotado en todas las votaciones.

Hasta julio, Fini había proporcionado
una amplia mayoría parlamentaria
a Berlusconi en la Cámara de
Diputados. Ante esta situación, el
Partido Democrático (PD), formado
por el Partido Comunista Italiano,
Democracia Cristiana y el Partido
Socialista Italiano, presentó una moción
de censura
, que fue votada por
todos los grupos políticos, incluidos
una veintena de diputados del nuevo
grupo creado por Fini, Futuro y
Libertad (FLI).

Pocos días antes del 14-D, toda
Italia tenía la certeza de que la votación
de la moción de censura iba a
ser el punto final
del largo culebrón
político de Berlusconi, en el poder
desde 1994, con dos paréntesis de
Gobierno de centro-izquierda, entre
1996 y 2001 y entre 2006 y 2008.

Muchos infravaloraban la capacidad
‘empresarial’ de Berlusconi, que en
pocos días compró a algunos diputados
supuestamente fieles a Fini y, sobre
todo, a dos del partido anti-
Berlusconi por excelencia, Italia de
los Valores (IDV),
partido del ex fiscal
Antonio di Pietro, impulsor de
Manos Limpias. El resultado: la moción
de censura fue rechazada por
314 votos contra 311 a favor.

Unidos contra la crisis
Tano D’Amico, histórico reportero
de los movimientos políticos italianos,

responde con un chiste sobre si
las movilizaciones de la ‘guerrilla urbana’
de Roma el 14 de diciembre se
parecieron más a la que se produjo
en Génova en 2001, o a los grupos
que se movilizaron en 1977 en toda
Italia. “Creo que se parecía más al
París de 1848”, comentó D’Amico.

Lo cierto es que el 14 se manifestaron
en Roma miles de personas convocadas
por una nueva plataforma:
Unidos contra la Crisis,
impulsada
por los sectores de izquierda de la
Confederación General de Trabajadores
Italianos (CGIL), el mayor sindicato
de Italia. A la plataforma también
se han unido centros sociales,
colectivos por el derecho a una vivienda,
víctimas del terremoto de
l’Aquila de abril 2009 que todavía viven
en chabolas, activistas napolitanos
que luchan contra los nuevos
vertederos que el Gobierno quiere
construir en esa zona, pero, sobre todo,
decenas de miles de estudiantes
que en las últimas semanas han bloqueado
autopistas y estaciones de
trenes contra la reforma de la enseñanza
promovida por la ministra
Mariastella Gelmini.

La elección de la fecha de la manifestación
no fue casual. La idea era
plantear la moción de censura contra
Berlusconi desde abajo, desde los
movimientos sociales, y que confluyera
con la censura que iba a llegardesde arriba, desde los partidos políticos,
de modo que la marcha se
transformara en una inmensa fiesta
de despedida a Berlusconi.
Pero las
noticias del ‘apaño’ de Berlusconi con
la compra de votos en el Congreso
convirtieron la manifestación en una
batalla campal entre policías y una
guerrilla urbana que, según los periodistas
más veteranos, no se veía en la
capital italiana desde 1977.

El resultado: más de cien heridos
entre policías y manifestantes, 30 detenidos,
16 millones de euros de daños
al mobiliario urbano. Los medios
de comunicación acusan de la violencia
a unas decenas de jóvenes black
bloc, pero aunque la mayoría de la
gente de la marcha no participó en
los disturbios, tampoco los condenaron.
Para la mayoría, el rechazo de la
moción de censura contra Berlusconi
es la gota que ha colmado el vaso.

Dentro del Congreso tampoco reinó
el orden. Fini, el gran derrotado,
admitió el fracaso de la votación pero
señaló que Berlusconi “no podrá gobernar
con tres votos de ventaja. Este
Gobierno está acabado, miremos hacia
adelante”. Fini se prepara para la
formación de un bloque de centro
junto a los católicos
de la Unión
Democrática Cristiana (UDC), con la
vista puesta en las elecciones de la
primavera de 2011.

Berlusconi sabe que su minúscula
mayoría parlamentaria no garantizará
la aprobación de ninguna propuesta,
ya que los ministros no participan
de la actividad parlamentaria como sí
lo hicieron en la ‘emergencia’ de la
moción. Así que el escenario más probable
es que Berlusconi gestione una
‘crisis controlada’ para llegar a las
elecciones
en el tiempo y forma que
más le interese. Si hubiera ganado la
moción de censura, no sólo él habría
tenido que enfrentarse a sus problemas
judiciales –ahora puede evitarlo–
sino también una nueva mayoría parlamentaria
y un nuevo Gobierno
aceptado por el Presidente de la República,
Giorgio Napolitano, habría
podido elaborar una nueva ley electoral,

más democrática que la actual,
que garantiza el 51% de asientos en
la Cámara de Diputados a quien consiga
la mayoría relativa de los votos.

Ahora el riesgo, según las encuestas,
es que el PDL de Berlusconi volverá a
ser el más votado en 2011
y abren la
opción de que en 2013 se presente
con mayoría parlamentaria a la Presidencia
de la República para sustituir
a Napolitano, quien se ha convertido
en el último baluarte de defensa de la
Constitución.

GASES LACRIMÓGENOS Y CARGAS EN LAS CALLES DE ROMA

Mientras se votaba
la moción de censura
contra Berlusconi
miles de personas
se manifestaban en
la calle.
Pasada la
una del mediodía,
tras cuatro horas de
manifestación pacífica,
llegó la noticia
de que la moción
había sido rechazada.

Un sentimiento
de frustración y enfado

se extendió entre
los manifestantes
que se dirigían hacia
la piazza del Popolo,
en Roma, la más
cercana a la Cámara
de Diputados.

Durante
hora y media
la marcha discurrió
en calma, antes de
la tempestad.
Cuando
las primeras filas
intentaron acercarse
a la piazza del Popolo
y llegar al Parlamento
por via del
Corso, la calle de las
tiendas más exclusivas
de Roma, policía
y carabineros reaccionaron
con dureza,

empujando a los
manifestantes.

Entonces empezaron
a lanzar gases lacrimógenos
y a cargar
con camionetas
que
se lanzaron a toda
velocidad sobre los
manifestantes.

Los
enfrentamientos en
Roma se prolongaron
durante más de
tres horas.

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