Durante 2009, los grandes bancos internacionales han recuperado el terreno perdido tras el estallido de la burbuja. Vuelven los
beneficios, las primas y la desregulación.
El punto 53 de la Ley del Suelo ha
sido modificado en el contexto de
la Ley de Economía Sostenible para
prolongar el plazo legal por el
que un suelo calificado como urbanizable
vuelve a considerarse rústico.
Si antes las promotoras tenían
tres años para comenzar una obra,
este plazo se amplía hasta seis.
Pero los estragos de la burbuja inmobiliaria,
ligada al riesgo específico
del enladrillado sector financiero
español, no han evitado que los
bancos cerraran 2009 con beneficios,
reducidos con respecto a años
anteriores en el caso de los bancos
medianos y pequeños, pero un
0,7% superiores a los de 2008 en el
caso del Santander, que ganó 8.943
millones en el pasado ejercicio.
El Santander es uno de los 30 bancos
considerados “demasiado grandes
para caer”, como Paribas, JP
Morgan o Goldman Sachs, que también
han anunciado beneficios sin
precedentes. Esta mejoría no se debe
tanto a una recuperación de la actividad
productiva o la demanda, sino
a tretas legales para camuflar la
deuda y a la comercialización de los
mismos productos financieros que
llevaron a Lehmann Brothers a la
quiebra. El investigador Michael R.
Krätke puso en evidencia en 2008
que, en esta nueva fase del capitalismo,
la "industria financiera" sólo tiene
una salida: la creación de nuevas
burbujas especulativas. Como ejemplo
de que se mantienen las mismas
prácticas, se estima que el 50% de
las transacciones financieras sigue
pasando por plazas offshore.
A esto se suma que los rescates
del sistema financiero repercuten
ahora sobre las arcas públicas.
Como ha expuesto en DIAGONAL
el historiador belga Eric Toussaint,
“para rescatar a la banca privada los
Estados se endeudan y financian ese
endeudamiento pidiendo préstamos
a la misma banca”.
BENEFICIOS Y PRIMAS PARA OLVIDARSE DE LOS MALOS RATOS
Por Giovanni Vegezzi
- Foto: David Fernández.
VUELVEN LOS SUPERSUELDOS
Nada más conseguir beneficios,
han vuelto los supersueldos de los
ejecutivos. Mirando a los balances
de 2009, que acaban de ser publicados,
las cifras dan miedo: el
consejero que mejor se lo ha pasado
es John Stumpf, de la estadounidense
Wells Fargo, con un
sueldo de 21 millones de dólares.
Stumpf le ha dado un disgusto a
su compatriota James Dimon de
JP Morgan, que ha tenido que
conformarse con la segunda plaza
y sólo 17 millones. Con un sueldo
parecido, en el tercer lugar está
Brady Dougan de Credit Suisse,
que ha justificado así su fortuna
delante de los accionistas: “Una
fuerza de trabajo cualificada es
fundamental para mantener el nivel
de satisfacción de los clientes”.
Para mantener la buena imagen
de la empresa, Dougan ha decidido
donar en beneficencia parte
del fondo de primas.
Sin embargo, no todos los directivos
de los grandes bancos pudieron
brindar con champán. Los
consejeros delegados de las británicas
Barclays y Royal Bank of
Scotland y de la americana Citigroup
debieron conformarse con
su sueldo y no recibieron primas:
el accionista público, después de
salvar las compañías de la quiebra,
no le permitió este lujo. Por
eso las altas esferas de estos bancos
tienen tanta prisa en reembolsar
las ayudas estatales. De todas
manera, entre consejeros más
afortunados y menos, en 2009 las
primas medias del sector, según
una consultora norteamericana,
alcanzaron los 812.000 dólares.
GANANCIAS LIMPIAS
Entre los beneficios obtenidos por
los grandes bancos internacionales,
hay sin embargo otro tipo de especulación,
quizás menos visible, pero
igualmente importante, conocida como
carry trade. El mecanismo es
sencillo y lleva tiempo siendo utilizado:
se trata de una inversión que
aprovecha las diferencias de tipos
de interés entre varios productos financieros.
En los últimos meses esta estrategia
se ha empleado así: las entidades
financieras han tomado dinero a tipo
cero de los bancos centrales y lo
han invertido en bonos del Tesoro.
La rentabilidad de esta inversión no
es muy alta (los bonos del Tesoro
dan tipos bastante bajos) pero es segura.
Se trata de un beneficio limpio,
conseguido sin ningún esfuerzo,
ya que básicamente se trata de dinero
público prestado a los bancos, que
los mismos bancos vuelven a prestar
a los Estados, quedándose con un
margen de beneficio.
UNA NUEVA BURBUJA
Mientras los banqueros festejan
los beneficios y las primas, los riesgos
se esconden en los pliegues de
los balances. La crisis financiera
nos ha enseñado que si las ganancias
son privadas, los riesgos y sus
consecuencias son de todos.
Ya que la renovada riqueza de
los bancos sigue basándose en la
especulación, los gobiernos no
pueden dormir tranquilos. El problema
es el deterioro de los créditos:
si por un lado la Bolsa sube y
la especulación financiera sigue,
por el otro, millones de personas
se encuentran sin trabajo y no consiguen
financiar sus deudas. El fenómeno
es cada día más amplio y
amenaza con aumentar la tasa de
impago de débitos e hipotecas, estropeando
otra vez los balances de
los bancos.
Sin embargo, mientras los Estados
estén listos para dar primeros
auxilios, en los cuarteles generales
de las finanzas no hay quien se
preocupe. La nueva burbuja no se
nota en sus copas de champán.
ESPECULACIÓN CON
DINERO PUBLICO
- Foto: David Fernández
Para sudar sus sueldos, los banqueros
han tenido que demostrar a
sus accionistas que saben conseguir
beneficios. La estrategia es
sencilla y se basa en las especulaciones
realizadas con dinero público.
Los bancos centrales, al estallar
la crisis, decidieron dar a las
entidades financieras préstamos a
tipo cero (o muy cercano al cero)
para sacarlas de apuros.
Este dinero fácil de procedencia
pública ha sido invertido masivamente
en los mercados financieros,
y ha alimentado el crecimiento de
los índices de Bolsa, lo que beneficia
a las acciones de los mismos
bancos. Mirando los balances del
sector, se descubre que los ingresos
conseguidos a través de operaciones
bursátiles han subido mucho
en los últimos meses: para los
20 grandes bancos europeos esta
actividad ha pasado desde el 3% del
volumen de ingresos a final de 2008
hasta el 16% en 2009. Esto ha dado
aire a otra burbuja que puede estallar
en cualquier momento.
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