Texto de F. Barrendero

 

AL RESCATE. Sólo para salvar a Citigroup de la quiebra se invirtieron 345.000 millones.

Crisis. Durante el último
año, ésta ha sido la palabra
más repetida en
grandes medios de comunicación.
Una crisis que se explica
de la mano de las llamadas
“hipotecas basura” de EE UU.

bancos, al calor de una burbuja inmobiliaria,
se dedicaron a conceder
préstamos sin la adecuada evaluación
de riesgos. El resultado
que muchos de los hipotecados
encuentran ahora sin fondos para
devolver esos préstamos. Paralelamente,
los bajos tipos de interés
en EE UU llevaron a los bancos
crear una burbuja crediticia masiva,
multiplicando hasta el infinito
la deuda. Como colofón a esa burbuja
crediticia, se crearon multitud
de productos derivados (futuros,
obligaciones, etc.) basados
complicadas cábalas sobre otros
activos, que según el eurocomisario
de Economía Joaquín Almunia,
“no hay quien los entienda”.

que, la “avaricia” de las instituciones
financieras, en palabras
Almunia, se ha acabado convirtiendo
en un boomerang que ahora
nos afecta a todos.

Tsunami financiero

Junto con los medios de comunicación,
también desde los poderes públicos
y organismos internacionales
se ha utilizado cualquier tribuna para
advertir la mala situación en
que se encuentra la economía mundial.
El FMI, el Gobierno y el Senado
estadounidenses o la Reserva Federal
(Fed), por poner algunos ejemplos,
han estado alertando de
consecuencias de un ‘tsunami financiero’
sólo comparable al crack
de la bolsa de 1929. Las “serias consecuencias”
advertidas por el presidente
de la Fed, Ben Bernanke, (“serias
consecuencias” fue también
expresión para definir la invasión
de Iraq), o la amenaza de “Gran Depresión”
lanzada por el FMI llevaron
al público en general a posicionarse
a favor de un rescate financiero
multimillonario.

Así, se ha conseguido que quienes
crearon originalmente el problema,
los bancos y las instituciones
financieras, hayan sido premiados
a lo largo del año 2008 con más
de 62 billones de dólares de las arcas
públicas estadounidenses. Para
entender la dimensión del rescate,
según el Banco Mundial, en el año
2007 el PIB de EE UU era de 14 billones
de dólares, mientras que la
suma del PIB de todos los países
del mundo no llegaba a los 55 billones
de dólares.

Pero el aspecto más llamativo de
este trasvase de riqueza de manos
públicas a manos privadas es lo bien
que ha funcionado el mensaje del
miedo: no sólo no ha tenido que imponerse,
sino que ha sido el público
quien lo ha demandado.