ENERGÍA // TRAS LA DEBACLE ELECTORAL, EL GOBIERNO DE MERKEL PLANTEA UN GIRO ENERGÉTICO PARA EL PAÍS
Alemania se aleja de la energía nuclear

El accidente de Fukushima ha forzado al Gobierno de
Angela Merkel a plantear el fin de la energía nuclear,
que se hará efectivo a lo largo de la próxima década.

, Colonia (Alemania)
29/06/11 · 8:00
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ALTERNATIVAS. La industria de las renovables cubrirá el 37% de las necesidades eléctricas hasta 2022.

Nueve de los 17 reactores nucleares
que existen en Alemania seguirán
funcionando hasta 2022. Una de las
siete centrales que ya se han desconectado
permanecerá en la reserva
hasta 2013 para casos de emergencia.
Y hasta el 2018 ya no se volverá
a desconectar ninguna central nuclear
más. Pero tanto el partido socialista
como los verdes y la izquierda creen
que la salida de lo nuclear puede
adelantarse a ese plazo.

De nuevo, Alemania anuncia su
retirada de la peligrosa ruleta rusa
de la energía nuclear
y se convierte
en el primer país industrializado en
salir del paradigma nuclear, por segunda
(¿y definitiva?) vez. La primera
fue en 2001 con el Gobierno de socialistas
y verdes. Ahora, tras la debacle
electoral en la que el Gobierno
conservador ha perdido puntos a favor
del partido verde, las esperanzas
son mayores,
ya que en este momento
ningún partido se opone
a la salida
de este modelo. Sólo hay discrepancias
en el modo de hacerlo.

Ninguno de los dos partidos de la
coalición de Gobierno (CDU y CSU)
llevaba en su programa la salida de
la energía nuclear; muy por el contrario,
ambas formaciones decidieron
en 2010 acabar con el plan de salida
diseñado en 2001. Tras Fukushima,
el Gobierno tomó la decisión

repentina de parar varios reactores
para llevar a cabo revisiones en
profundidad de sus sistemas de seguridad.
Mientras tanto, se vio obligado
a importar energía generada
en centrales nucleares francesas y
checas.
Alejada de la opinión pública,
continúa la construcción de una
central nuclear en Brasil subvencionada
con dinero alemán y la empresa
alemana de energía RWE tiene
planeado construir una nueva central
en los Países Bajos a unos 200 kilómetros
de la frontera alemana cuya
construcción costará al país vecino
unos 5.000 millones de euros.

Trabajo radiactivo

Según un informe del periódico
Suddeutsche Zeitung, muchas de las
tareas en la centrales se están llevando
a cabo por personas trabajadoras
con contratos temporales. El Ministerio
de Medio Ambiente calculaba
en 2009 que unos 75.000 trabajadores
tienen en Alemania un carné de
radiaciones en el que se registran las
dosis que reciben. Según datos del
Estado alemán, en 2009 los 17 reactores
de la república alemana daban empleo a
unos 6.000 trabajadores. De forma
externa, trabajaron en esos mismos
reactores cuatro veces más: 24.000
personas. Alrededor del 90% del total
de las dosis de radiación la recibieron
los trabajadores temporales y
los mecánicos.

El hecho de que los trabajadores
externos realizan las tareas más peligrosas
lo confirma el dato de que,
en total y de media, los trabajadores
propios recibieron una dosis de
1,7 sievert [dosis absorbida] al año

(sv), mientras la media en los trabajadores
externos fue de 12,8 sv.

Desde el partido de la izquierda, Die
Linke, se ha propugnado un carné
europeo de radiación, ya que la mayoría
del colectivo trabajador externo
opera en varios países, cuenta
con diferentes carnés y puede sobrepasar
la exposición a la dosis
permitida al año.

Salir de la energía nuclear costará
unos 40 millones de euros. RWE ya
ha anunciado que va a denunciar al
Estado alemán por pérdidas millonarias
debidas al cambio repentino de
opinión del Gobierno. Además,
Alemania se quedará sin 20 de los 90
gigawatios con que cuenta su red
eléctrica actual. El consumo energético
habrá de bajar hasta un 10%
y
para ello se plantea invertir 1.500 millones
al año para conseguir edificios
energéticamente más eficientes.

Cuánto costará el cambio

De reducción de la producción no
se habla más que en círculos alejados
de la toma de decisiones. Una
de las mayores luchas dialécticas
está teniendo lugar en torno al coste
real de la energía nuclear en
comparación con el de las energías
alternativas. Para el jefe de la compañía
RWE, Jürgen Großmann, a
quien la Unión para la Conservación
de la Naturaleza y la Biodiversidad
le concedió recientemente
el galardón de “dinosaurio del
año”, la energía ecológica es sobre
todo muy cara. Por el contrario, los
defensores de esta energía defienden
que el coste asociado a la energía
nuclear es mucho mayor.

Para conseguir el consenso que
necesitaba, el Gobierno de conservadores
y liberales creó un consejo al
que denominó “Comisión Ética”.
Designados a dedo, entre los 17 componentes
no se encontraba ningún
representante de la izquierda.
Asimismo, la comisión da cabida a
las dos religiones cristianas, católica
y protestante, pero no invitaba a otras
confesiones. Dicho grupo, encargado
de aconsejar al Gobierno en la redacción
de la nueva norma, fue muy criticado
desde el principio. Dentro del
mismo se encontraba también el sociólogo
Ulrick Beck, autor del best
seller La sociedad del riego. El escaso
margen de maniobra de la comisión
quedó de manifiesto cuando propuso
crear una comisión independiente en
el Parlamento y un foro nacional para
la energía nuclear en el que pudieran
participar las ciudadanas y ciudadanos
y el Gobierno se ha negado
a la creación de ambos. “La energía
nuclear produce una nueva forma de
hipótesis, porque algunas cosas no
pueden ser probadas nunca en un laboratorio”,
aseguraba Beck en una
entrevista con el periódico Taz.

La basura nuclear

El Gobierno de Merkel ha comenzado
la búsqueda por toda Alemania
del lugar o lugares que recogerán los
desechos nucleares
. En Baja Sajonia,
en el depósito provisional Asse, la antigua
mina de sal ha presentado una
serie de filtraciones a raíz de las cuales
se ha decidido la clausura del centro
y el traslado a otro lugar más seguro.
El coste del transporte de cientos
de miles de barriles
será un gasto
millonario que tendrán que asumir
las arcas alemanas.

Beck, el sociólogo de la comisión
ética de la energía nuclear, recuerda
al respecto que las centrales nucleares
no tienen seguros privados y que
en el caso de accidentes, al igual que
ocurre con una posible insolvencia
de los bancos, es el Estado quien ha
de responder, ya que ninguna aseguradora
privada podría costear el
riesgo incalculable de una central.

La nueva tumba nuclear aún no se
conoce
y aunque hasta el momento
Baviera, la región mas rica de
Alemania, se negaba a albergar desechos
nucleares, ahora el Gobierno
de este Estado ha retrocedido y permitirá
la búsqueda en su territorio
de un lugar en el que almacenar las
toneladas de desechos radioactivos.

Aunque los verdes aseguran que,
tras la salida de Alemania de la energía
atómica, se potenciará el carbón
y eso empeorará el cambio climático
,
el Gobierno ha señalado que sería
muy caro, porque en ese caso debería
comprar nuevas cuotas de
emisión de CO2 en el mercado de
emisiones de Gases de Efecto
Invernadero creado después del
acuerdo de Kyoto. Además, el
Ejecutivo ha calculado que en 2020
el porcentaje de energías renovables
en Alemania deberá ascender
del 17% actual al 35%. Dónde se
construirán las placas solares y los
molinos de viento que harán posible
el cambio es una cuestión que no
responden ni conservadores ni verdes.

Como muestra, la empresa china
LDK se ha mostrado interesada

en la tecnología alemana. Su jefe financiero
Jack Lai señalaba recientemente
al semanario Der Spiegel
que “la imagen y la tecnología alemana
combinada con los precios de
los sueldos chinos podría dar lugar
a una marca líder a nivel mundial”.

Abastecimiento desde el sur

Uno de los proyectos más ambiciosos
en materia de renovables es el
proyecto Desertec, una idea futurista
de ingeniería que consistiría en la
creación de una gigantesca planta solar
en el desierto del Sáhara, que se
conectaría y distribuiría energía en
Europa. En el proyecto participan
bancos y empresas como Deutsche
Bank, Siemens
o energéticas como
E.on, RWE o Abengoa Solar.

Las críticas a este proyecto apuntan
a que se trata de una megainfraestructura
frente a otros modelos
de desarrollo menos centralizados,
así como de un abastecimiento
para las necesidades de países del
Norte. En todo caso se trata de un
proyecto difícil de llevar a cabo debido
a las reticencias de algunos gobiernos,
como el francés, y por la
inestabilidad política de esa área del
norte de África.

Lo que sí se contempla es que la
industria de las renovables cubra
con una fuerte inversión un 37%
de
las necesidades de electricidad de
Alemania hasta el cierre de las centrales
nucleares en 2022. Para llegar
al total habría que esperar hasta
2050, según Siggi Achner, experta
en eficiencia energética y colaboradora
de Greenpeace.

Pero mientras se concreta cómo
Alemania dejará de lado la energía
nuclear, el carbón y el gas continuarán
siendo fuentes de energía centrales
en los próximos años. En
Hamburgo, por ejemplo, se termina
la construcción de una nueva planta
de carbón que ha provocado numerosas
protestas y que comenzará a
funcionar en 2012, expulsando cada
año unas 8,5 toneladas de dióxido
de carbono a la atmósfera.

Alemania se prepara también para
cambiar el paisaje: se proyectan
miles de molinos de vientos en las
montañas, en la línea de la costa e
incluso dentro del mar para garantizar
el abastecimiento energético.

Artículos relacionados en este número:

El ‘no’ a lo nuclear abre la fiebre de la energía

LARGA LUCHA

Ni siquiera tras Chernóbil se
manifestaron en Alemania tantas
personas contra la energía nuclear.
La mayor movilización tuvo
lugar el pasado 26 de marzo, en
la que participaron un cuarto de
millón de ciudadanos en más de
20 ciudades. También en mayo,
en 20 ciudades, salieron a la
calle unas 160.000 personas por
el desmantelamiento de la energía
nuclear. Antes de Fukushima
hubo protestas por el plan de
prolongar indefinidamente la vida
de las centrales. En septiembre
de 2010, 100.000 personas se
manifestaron y en noviembre
50.000 participaron en una
acción que paró el Castor, tren
que transporta la basura nuclear.
Incluso hoy, tras la decisión de
cerrar las nucleares, una parte
del movimiento continúa movilizado
en contra de las nucleares.

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ALTERNATIVAS. La industria de las renovables cubrirá el 37% de las necesidades eléctricas hasta 2022.
ALTERNATIVAS. La industria de las renovables cubrirá el 37% de las necesidades eléctricas hasta 2022.
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