ENTREVISTA // ERIC HOLT, DIRECTOR DE FOOD FIRST
“Los agrocombustibles y la especulación son la causa”

Entrevistamos al director de la organización Food First, Eric Holt, que desgrana las causas y
los intereses que hay detrás del alarmante incremento de los precios de los alimentos.

17/04/08 · 0:00
JPG - 12.4 KB
ERIC HOLT. Director de la organización por la soberanía alimentaria Food First / Juan Carlos Rojas

DIAGONAL: ¿Por qué están subiendo
cada vez más los costes de
las materias primas?

ERIC HOLT: Las causas principales
son los agrocombustibles y la
especulación. Por un lado, los agrocombustibles
tienden a concentrar
el poder de mercado en pocas manos
(compañías graneras, empresas
de transgénicos y petroleras).
Además, se crea una competencia
entre los cultivos para combustible
y los cultivos para alimentación, en
áreas sembradas y en recursos. Por
otro lado, las grandes compañías
compran a futuro y luego retienen.
Controlan tanto los granos del futuro
como los de ahora y, como retienen,
sube el precio. Esta especulación
no es nueva, pero la actual
competencia entre comestibles y
combustibles la hace más fácil. Sobre
todo, porque el control sobre
los granos se está consolidando cada
vez más por la cultura de los biocombustibles.

D.: ¿Cómo afecta este alza de precios
a las economías de los países
empobrecidos?

E.H.: Afecta enormemente, pero no
sólo a los países empobrecidos,
también a las economías más débiles
de los países del Norte y a la gente
pobre en los países ricos. Por
ejemplo, les va a afectar a los 36 millones
de personas que padecen
hambre en EE UU, porque la mayor
parte de su economía familiar
se destina a la compra de alimentos.
Esta cifra puede llegar al 80%
del presupuesto familiar, igual que
ocurre para los pobres en los países
del Sur. La diferencia es que gran
parte de la población de los países
del Sur, que vive de la agricultura,
ahora sufre por partida doble: están
perdiendo sus terrenos por los
agrocombustibles (lo que impide el
autoabastecimiento) y, además, ha
subido el precio de los alimentos.

D.: ¿Qué relación hay entre esta subida
de los precios y el incremento
del PIB de algunos países pobres?

E.H.: Siempre ha subido el PIB. Hemos
visto un crecimiento espectacular,
de un 8% y hasta un 10% y siguen
siendo pobres. El incremento
del PIB no importa nada, porque no
implica redistribución. En México,
aunque suba el precio del maíz, los
campesinos no reciben ese precio
y, aunque lo recibieran, muchos ya
han emigrado y están en EE UU. Y
no es tan fácil que regresen, que reinicien
su agricultura, que consigan
créditos, maquinaria, etc., para participar
en ese boom.

D.: ¿Qué futuro tienen los biocombustibles
que no entran en competencia
con la alimentación, como el
producido a base de algas?

E.H.: Estos planteamientos de nada
nos sirven mientras el boom de los
agrocombustibles arrase con nuestros
sistemas alimenticios y energéticos.
Lo que está dando impulso a
los agrocombustibles es que los políticos
han fijado ya los objetivos.
EE UU quiere 144.000 millones de
litros para 2022 en agrocombustibles,
y están subsidiados. Las inversiones
subieron un 800% el año pasado.
En Berkely, British Petroleum
acaba de invertir medio millón de
dólares en investigación. Ahora ya
no hay interés ni dinero para ninguna
investigación que no sea a favor
de los biocombustibles. Hemos denominado
a este proceso la agrotransformación
porque parece que
es una transformación agraria ya
en el siglo XXI. Probablemente la
última que vivamos.

D.: ¿Qué relación se establece ahora
entre los alimentos y el petróleo?

E.H.: Todo nuestro sistema alimenticio
industrial depende del subsidio
del petróleo; nunca pagamos el
precio del petróleo real, por todas
las externalidades que no pagamos.
Antes, cuando subía el precio del
petróleo, subía el precio de la comida,
por el transporte, pero ahora,
cuando sube el precio de la comida
va a subir el precio del transporte,
todo lo contrario. Esto nos deja una
espiral inflacionaria en los agrocombustibles.

D.: ¿Qué resistencias se están dando?
¿Hay alguna batalla ganada?

E.H.: Hay dos tipos de batallas: en
el territorio y en el espacio político.
Por ejemplo, en EE UU las comunidades
han rechazado, a base de mucha
movilización, las plantas de etanol.
A nivel político, la moratoria en
la UE fue fundamental para frenar
la explosión de agrocombustibles.
Aunque no la haya parado del todo,
por lo menos la ha frenado un poco.
Pero no sólo hay que estar en
contra de los biocombustibles, sino
que hay que estar a favor de la soberanía
alimentaria y la agroecología.
Tenemos que retomar el control
sobre todo el sistema alimenticio.
No podemos pretender resolver
los problemas de inequidad y
de insostenibilidad a través del mercado;
nos olvidamos de las políticas
públicas y de las movilizaciones sociales.
Si dejamos que nos arrinconen
en la categoría de consumidor,
perdemos todo el poder político que
tenemos como seres sociales. Es un
concepto diseñado para deshabilitarnos
políticamente.

+A Agrandar texto
+A Disminuir texto
Licencia

comentarios

0

separador

Tienda El Salto