CÁNCER LABORAL // EL MINISTERIO SÓLO RECONOCIÓ SEIS CASOS EN 2004
5 millones de empleados, expuestos a cancerígenos

CC OO ha presentado un informe sobre la incidencia del cáncer laboral en el
Estado español. La exposición a sustancias o agentes cancerígenos, así como la
estimación de enfermos y de muertes, supera las estadísticas oficiales.

16/10/06 · 19:02
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MAL MAYOR. El cáncer es la segunda
causa de mortalidad en el Estado.

En Alemania o Finlandia los documentos
oficiales reconocen
que hasta un 12% de los casos de
cáncer son enfermedades profesionales.
En el Estado español,
el Ministerio de Trabajo sólo admitió
como ‘cáncer laboral’ seis
casos en 2004, un 0,08% de las
cerca de 160.000 incidencias que
se diagnostican cada año, y que
suponen la segunda causa de
mortalidad tras las enfermedades
cardiovasculares.

El informe El cáncer laboral
en España ha sido elaborado por
el Instituto Sindical de Trabajo,
Ambiente y Salud (ISTAS) de
Comisiones Obreras para hacer
visible esta situación. Como destaca
Joaquín Nieto, responsable
de medio ambiente y salud
laboral del sindicato, se trata
de la primera vez que se adapta
la base de datos internacional
CAREX, homologada por
la Agencia Internacional para
la Evaluación del Cáncer, a la
realidad española. “Todavía
tenemos que mejorar el sistema,
pero el resultado ya permite
formarse una idea aproximada”,
afirma Nieto.

Así, cinco millones de trabajadores
y trabajadoras (un cuarto
del total) están expuestos en
el trabajo a sustancias o agentes
cancerígenos, según datos
correspondientes al año 2004.
Los compuestos químicos como
los derivados del cromo, del níquel
o los bencenos resultan los
más letales pese a no encabezar
el número de exposiciones. Son
las radiaciones solares, que
afectan especialmente a los trabajadores
de la construcción, las
que implican mayor número de
contactos: casi un millón y medio.
Nieto precisa, sin embargo,
que el actual método de medición
no discrimina las exposiciones
altas a la radiación solar,
con lo cual el dato pierde importancia.
Los sectores que siguen
a la construcción en cuanto a
número de exposiciones son el
comercio al por mayor y al por
menor y los restaurantes y hoteles,
con 700.000 registros, los
servicios de personal y domésticos,
el transporte terrestre y los
servicios sanitarios.

A partir de una media obtenida
de diferentes estimaciones
internacionales, el número de
casos anuales llegaría a los
8.000, y a 5.000 la cantidad de
personas que mueren cada año
en el Estado español por haber
contraído el cáncer como consecuencia
de su actividad laboral,
claramente por encima de
lo reconocido por el Ministerio
de Trabajo.
El Estado español no supone
una excepción en esta minusvaloración,
frecuente en toda Europa:
en el Reino Unido apenas
se reconocieron 800 casos entre
1999 y 2000. No obstante, el grado
en que estas afecciones están
siendo ocultadas lleva al informe
a calificar de “escandalosa”
la situación española.
Heridas ocultas
Casos como el del amianto, componente
de consecuencias letales
para miles de trabajadores de
la construcción, son un buen
ejemplo. Pese a que su uso y comercialización
están prohibidos,
Nieto considera a los 50.000 trabajadores
todavía afectados por
este cancerígeno como “sin lugar
a dudas, el colectivo de víctimas
más numeroso y más desprotegido”
en el Estado español.

No obstante, dos millones de toneladas
siguen presentes en las
estructuras de muchos edificios,
lo cual exigirá que se cumplan
con rigor las normativas de
desamiantado para que la cifra
de afectados no aumente en los
próximos años.
Dentro del llamado ‘diálogo
social’ entre Gobierno, CC OO,
UGT y patronales, al cierre de
este número era inminente la firma
de un acuerdo sobre enfermedades
profesionales, cuya
clasificación no ha cambiado en
28 años. “Esto permitirá acercarnos
por lo menos a las cifras europeas”,
asegura Nieto. Pero no
es suficiente. “La legislación ya
reconoce que lo primero que
hay que hacer con las sustancias
cancerígenas en el trabajo es eliminarlas,
y sólo después recurrir
a la prevención”. La práctica
de la Exposición Cero sigue
relegada frente a la tendencia a
marcar unos límites máximos,
lo cual resalta con la contundencia
demostrada contra el tercer
cancerígeno con mayor número
de exposiciones: el tabaco.

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